Capitulo 3

—Me siento como un adolescente, muy entusiasmado con este viaje.

Yo le sonrío.

—¿Puedo preguntarte tú edad?

—Claro, tengo 35 años y hace 5 años soy el director de la escuela.

—Que bien, es una gran responsabilidad.

—Si sobre todo porque fue el año en que perdí a mi mujer.

—Lo siento no quería recordarte cosas tristes.

—La verdad es que me costo mucho superarlo, creo que mi hija Frida es la que me ha ayudado con eso. 

—Me lo puedo imaginar.

—Fueron unos meses muy difíciles mi esposa murió de cancer, fue muy repentino, cuando la llevamos al doctor ya no había nada que hacer, Julie era la mejor amiga de mi mujer por eso mi hija Frida la quiere tanto.

—Qué difícil situación lo siento mucho de verdad.

—Eliza yo sé que Julie está interesada en mi pero yo..

—Sientes que estarías traicionando a tú mujer.

—Algo así.

—Pues no se que decirte la verdad yo soy muy mala para dar consejos de amor.

—No lo creo ¿porqué dices eso?

—Bueno nunca me he enamorado así que es difícil aconsejar sobre algo que no has vivido.

—Vaya que interesante.

Pone su mano sobre la mía.

—Esperemos que no tardes mucho tiempo en enamorarte por primera vez.

Yo veo su mano y me siento incómoda, creo que no fue una buena idea aceptar que viniera, la dejo por un momento para ver si siento algo de lo que hablaba Dina, pero no, sólo empiezo a sentir calor y mi mano empieza a sudar, la retiro con disimulo y tomo mi bolsa para fingir que estoy buscando algo.

—¿Te gustaría quedarte a vivir en Blue Hill? 

—La verdad no lo sé, si me gusta mucho además no está muy lejos de la ciudad y así puedo visitar seguido a mi abuela.

—¿Cuéntame un poco de ella? 

—Bueno mi abuela es una mujer muy alegre, maravillosa y parece una jovencita, tiene más energía que yo.

—Vaya estoy muy ansioso por conocerla.

Seguimos platicando el resto del camino, la verdad que Aitor es un hombre divertido y me cae muy bien, pero no quiero ilusionarlo con algo que no creo que suceda, a menos que todo lo que dicen que se siente cuando te enamoras yo lo sienta en efecto retardado.

Llegamos a la casa de mi abuela y ella nos está esperando en la puerta.

—Eli nunca pensé que te iba a extrañar tanto.

Le doy un abrazo emocionada.

—Ay Nani yo también te extrañé mucho.

—¿Y este chico quién es? 

Aitor se acerca.

—Abuela el es Aitor el director de la escuela donde voy a trabajar.

—Un placer Nani.

—Mucho gusto Aitor, mi nombre es Lissa, Eli me dice Nani de cariño.

—Ah lo siento Lissa.

—No te preocupes, pasen que tengo preparada una deliciosa comida.

Entramos y huele delicioso, mi abuela es la mejor cocinera del mundo, nos sentamos a comer y ella empieza a interrogar a Aitor, el sólo sonríe y le contesta con paciencia todo lo que mi abuela le pregunta.

—Lissa me permite entrar al baño.

—Claro pasa, está al fondo a la derecha.

Aitor se pone de pie y en cuanto se aleja mi abuela se acerca.

—Este chico es agradable pero no creo que te de la sacudida que tú necesitas.

—Nani!!

—Es cierto hija, me cae bien pero no es lo que yo quiero para ti.

—Nani en primer lugar sólo es mi jefe no es para mi ni mucho menos, y en segundo lugar hay una maestra que está muy interesada en él yo no me metería en medio de una relación.

—Pues dirás lo que quieras pero se ve muy interesado en ti, esa pobre mujer no tiene ninguna oportunidad.

Yo pongo los ojos en blanco.

—Le voy a ofrecer un café y si lo pide con azúcar no te servirá para acomodarte las ideas.

—Nani eres imposible.

En eso regresa Aitor y se sienta.

—Aitor te ofrezco un café mientras Eli prepara sus cosas.

—Claro Lissa muchas gracias.

—¿Lo quieres con azúcar?

—Si por favor y con leche.

Mi abuela voltea a verme y me hace una seña apuntando su pulgar hacia abajo, me aguanto las ganas que tengo de reírme y me pongo de pie.

—Bueno Aitor ahorita regreso voy a empacar algunas cosas.

Entro a mi habitación y tomo las cosas que me faltaban, me llevo algunas fotografías y por fin termino, en cuanto salgo de la habitación Aitor se pone de pie y me ayuda a subir las maletas al coche, mi abuela se acerca.

—Muy caballeroso y educado pero pidió café con azúcar y leche.

—Nani!!

—Que hija si hasta German se lo toma sin azúcar, aunque le pone crema no se si eso sea lo mismo.

—Nani ¿cuándo irás a visitarme?

—Pronto hija te lo prometo.

—Esta bien, bueno nosotros nos vamos aún quiero llegar a comprar algunas cosas.

—Muy bien Eli cuídate mucho.

Abrazo a mi abuela y viene Aitor a despedirse, nos subimos al coche y yo me quedo muy triste, el toma mi mano.

—Puedes venir a verla cuando quieras.

—Si lo sé, es que nunca me había separado de ella y me está costando un poco.

—Me lo imagino es una señora magnífica y muy divertida.

—Si lo es, bueno podrías llevarme al centro comercial por favor, necesito comprar algunas cosas.

—Claro.

Llegamos al centro comercial y compro las ultimas cosas que necesito para mi nuevo hogar, la verdad que estoy muy feliz de llamarlo así, terminamos bastante tarde y nos vamos de regreso a Blue Hill.

Llegamos y Aitor me ayuda a bajar todas las cosas que compre y mis maletas, al entrar a la casa se sorprende.

—Vaya está casa es muy grande y está muy bien cuidada.

—Si, la verdad me encanta.

En eso sale fantasma y se acerca a mi para que lo levante.

—Hola precioso, debes de tener hambre.

Aitor sonríe.

—No sabía que tenías mascota.

—Bueno aquí lo encontré, no sé si tenga dueño pero yo le compré comida por si acaso.

—Bueno yo me retiro, gracias por este viaje fue muy especial para mi.

Se acerca y se queda viendo mis labios por un momento, cuando esta a punto de besarme fantasma ronronea y Aitor sonríe.

—Nos vemos después, que descanses.

—Igualmente Aitor, gracias por todo.

Se va y cierro la puerta, que estupidez iba a hacer, si no fuera por fantasma lo hubiera dejado besarme, no lo puedo creer lo primero que digo y por poco arruino la relación con mi nuevo jefe, le pongo comida a fantasma y empiezo a acomodar algunas cosas, ya cuando estoy por terminar me doy una ducha y me voy a la cama, no tardo mucho en quedarme dormida.

—Eliza.

—Tú de nuevo ¿quién eres?

—El dueño de esta casa.

—¿Quieres que me vaya?

—Al principio si quería correrte, pero me he dado cuenta que eres diferente.

—¿Ah si?

—Si, no te has dejado asustar por mi.

Por fin la luz empieza a disiparse y él viene acercándose a mi, estoy a punto de verlo.

Me despierto cuando empiezo a escuchar que tocan la puerta con insistencia, volteo a ver el reloj y me sorprendo porque son las 6 de la mañana.

Será que en los pueblos se visitan muy temprano y yo no estoy acostumbrada, bajo de prisa y abro la puerta, Julie entra furiosa.

—Me mentiste Eliza me dijiste que no te interesaba Aitor.

—Julie cálmate me puedes explicar ¿qué sucede?

—Te fuiste con él a Minnesota y le presentaste a tú abuela ¿cuándo será la boda? 

—¿Cuál boda?

—Pues la de ustedes, Aitor volvió muy entusiasmado.

—Mira Julie, en primer lugar yo no lo lleve, me dijo que si podía acompañarme y a mi me dio pena decirle que no y claro que conoció a mi abuela fui a recoger algunas cosas a mi casa.

Ella se suelta llorando y se sienta en el sofá.

—Lo siento Eliza pero él está tan interesado en ti, que siento que ya lo perdí.

—No me lo tomes a mal, pero si en 5 años no se ha fijado en ti no creo que lo haga ahora.

Ella voltea a verme con lágrimas en sus ojos.

—Tienes razón, nunca me ha demostrado que siente algo por mi.

—Ven vamos a tomar un café.

Se pone de pie y me acompaña a la cocina, se sienta mientras yo preparo el café.

—Por cierto que bonita esta la casa, nunca me la hubiera imaginado así.

—¿Y cómo te la imaginabas? Con telarañas y fantasmas.

Ella sonríe.

—Si algo así.

Le acerco su taza de café y me siento frente a ella.

—Julie te pido una disculpa por lo que paso con Aitor, pero créeme que lo menos que quiero es que me odies.

—No te odio, pero siempre he pensado que tengo alguna esperanza y algo cambia ¿tú tendrías una relación con Aitor?

—No lo sé puedo decirte que no pero tal vez más adelante cambie de opinión.

—La verdad es que es un buen hombre, si lo aceptarás te haría muy feliz, es todo un caballero.

—Lo sé me he dado cuenta de eso, pero por ahora no sabría que decirte.

—El doctor del pueblo me ha invitado a salir varias veces.

—¿Y cuéntame que tal está?

—Pues yo he estado tan ciega con Aitor que no le había puesto atención pero es bastante guapo, hoy me lo encontré en la cafetería y me cayo muy bien.

—¿Y cómo toma el café? 

Ella me ve confundida.

—Lo pidió negro y sin azúcar.

Yo sonrío.

—Pues mi abuela dice que esos son los buenos, los que toman el café negro.

Ella suelta una carcajada.

—Bueno tal vez lo compruebe mañana, me invito a la fiesta del pueblo.

—¿De verdad? Pues me alegro ya me contarás si es cierto.

—¿Y vendrás a la fiesta?

—No lo sé, tal vez.

—Anímate se ponen muy divertidas.

—Lo pensaré.

En eso escuchamos un ruido en el piso de arriba y ella se sorpende.

—No te asustes, es fantasma.

—¿Quién? 

En eso baja el gato y se acerca a mi para que lo acaricie.

—El es fantasma.

—Vaya que nombre le escogiste.

Yo sonrío.

—Combina con la casa.

—Bueno Eliza yo me voy, te pido una disculpa por el teatrito que te arme, y déjame decirte que ya todo el pueblo cree que te casarás con Aitor.

—Por Dios lo que me faltaba.

—Así es.

—Bueno tendré que aclarar las cosas con Aitor antes de que sea tarde, no quiero que me haga dudar en tener una relación.

—Cuando llegue Frida te hará dudar más.

—¿Porqué?

—Ya veras, bueno gracias por el café y me voy, nos vemos mañana.

Se va y vuelvo a mi habitación me acomodo de nuevo en la cama con la esperanza de ver al misterioso hombre de mis sueños, estoy dando vueltas en mi cama tratando de quedarme dormida pero no puedo, sin más remedio me levanto un poco molesta, me doy una ducha y bajo a darle comida a fantasma, en eso llega Dina muy risueña.

—Buenos días, que cara tienes Eliza ¿acaso no estuvo bien tú viaje?

—Buenos días Dina, si estuvo bien solo que Julie me despertó muy temprano.

—Vino a reclamarte.

—Algo así.

—¿Y que tal sentiste las mariposas en el estómago en algún momento del viaje?

—Si.

—¿De verdad?

—Si cuando llegamos a casa de mi abuela y probe su deliciosa comida, te juro que más que mariposas parecían abejas hambrientas.

Dina pone los ojos en blanco.

—Que graciosa.

Yo le saco la lengua.

—¿Quieres que terminemos de acomodar las cosas que te faltaron?

—Si también compre un televisor para la sala, me llegará en estos días.

—Me encanta ver películas románticas.

—No lo dudo, si eres el mismísimo romance en persona.

—¿A ti no te gustan?

—Si pero prefiero las de terror.

—Por algo vives aquí.

—Ay Dina por favor, de verdad tú crees eso de que esta casa está embrujada y todas esas tonterías que dicen.

—A veces escucho ruidos extraños pero ahora que encontraste a fantasma creo que tal vez era el quien los hacia.

Empezamos a acomodar las cosas que traje e incluso algunas fotografías y la verdad es que me gusta el resultado.

—Todo quedo muy bonito tienes muy buen gusto, a mi me gustaría tener así mi casa.

—Y que te lo impide, tú nomas dime cuando y yo te ayudo, conozco una tienda en Minnesota que tiene cosas muy buenas y a un precio muy accesible.

—Lo hablare con Jacinto y te aviso.

—Muy bien, ahora que te parece si preparamos algo para comer, estoy empezando a sentir mariposas en el estómago.

—Muy graciosa, pero así me voy a reír de ti cuando de verdad te llegue tú hora de enamorarte.

—Espera sentada que parece que mi corazón está blindado o de plano cúpido conmigo no tiene puntería.

Nos ponemos a preparar la comida y en eso llega Jacinto con Aitor.

—Hola Eliza, espero que no te moleste que viniera sin avisar.

Se acerca y me da un beso en la mejilla.

—No como crees Aitor, acompáñanos a comer.

Nos sentamos a comer y Dina no deja de hacerme señas.

—Eliza yo vengo a invitarte a la fiesta del pueblo mañana.

—Tienes que ir Eliza, te va a encantar.

Me dice Dina muy risueña.

—Esta bien, si acepto tú invitación.

—No te vas a arrepentir.

Seguimos disfrutando de la comida y ya bastante tarde Dina y Jacinto se despiden.

—Mañana vengo temprano para desayunar juntas, Jacinto se va a ir a vender un ganado.

—Esta bien Dina aquí te espero.

Se van y yo me pongo de pie para recoger la mesa, Aitor se acerca a mi.

—Aitor me gustaría hablar contigo.

—¿Qué sucede?

—Quiero que sepas que me la paso muy bien contigo.

—Pero..

—Discúlpame pero no me gustaría empezar una relación que pudiera poner en peligro mi trabajo.

—Eliza eso no tendría porque pasar, me gustas mucho y creo que esto no tendría nada que ver con el trabajo.

—Me gustaría que fuéramos amigos, te prometo que más adelante si se da la oportunidad de algo más lo intentaré pero por ahora no me siento preparada.

—Bueno esta bien como quiera no me diste un no rotundo, la próxima semana llega mi hija y estoy ansioso porque la conozcas.

—¿Entonces todo bien?

—Por supuesto.

—¿Amigos?

El me da la mano y se acerca para darme un beso en la mejilla.

—Amigos, mañana paso por ti a las 5.

—Perfecto muchas gracias.

Termino de recoger la cocina y me voy a mi habitación, me pongo la pijama y veo a fantasma dormido en su cobija al lado de mi cama, me acomodo y no tardo mucho en quedarme dormida.

—Hola Eliza.

—Pensé que hoy no te iba a ver.

—¿Porqué no? Está es mi casa.

—Lo sé me lo has dicho varias veces, por fin me dirás ¿quién eres?

Se acerca a mi y cuando por fin lo veo me quedo sorprendida es un hombre alto, delgado, tiene el cabello negro, está vestido con ropa vaquera un poco antigua y al acercarse más a mi me doy cuenta que es muy guapo, tiene los ojos azules, su nariz tiene una pequeña curva como si en algún momento se la hubiera quebrado.

—Sólo te quedaras viéndome o me vas a preguntar algo.

Logro reaccionar y cuando volteo a mi alrededor me doy cuenta que estamos en la casa, pero los muebles son diferentes y la casa esta pintada en color amarillo.

—¿Quién eres?

—Soy Duncan Wallace el dueño de esta casa.

—¿Estoy soñando verdad?

—Podría decirse que si, siempre te he escuchado que hablas mucho y justo hoy te veo bastante seria. 

—Me siento un poco desconcertada.

—Seguramente me crees un asesino como todo el pueblo.

—En realidad no lo he pensado.

—Por eso me caíste bien, no dejaría a nadie que no fuera de mi familia vivir en mi casa.

—Eso quiere decir que me dejaras vivir aquí sin ningún problema.

—Eso creo, bueno muchacha yo tengo que irme creo que hablamos más de lo que yo hubiera querido.

—¿Te volveré a ver?

—Por supuesto, parece que aún tengo algo que arreglar en este pueblo.

De pronto se pone de pie y empieza a caminar, poco a poco se pierde entre la luz brillante de la que siempre viene.

Por la mañana me levanto con una sensación extraña, será que me estoy volviendo loca e imagino cosas en mis sueños, me doy una ducha y bajo a desayunar Dina ya me está esperando.

—Buenos días Eliza ¿estás bien?

—Si, oye Dina hay alguna biblioteca aquí en el pueblo donde pueda investigar algunas cosas sobre el Sr. Wallace.

Ella voltea a verme sorprendida.

—Si pero hoy esta cerrada por la fiesta tal vez mañana.

—Esta bien, gracias.

Empezamos a desayunar y no dejo de darle vueltas a mi sueño, tengo la cara de ese hombre grabada en mi memoria.

—Eliza.

—¿Qué pasa Dina? Disculpa estoy un poco distraída.

—Tú teléfono esta sonando.

Me pongo de pie para contestar, es mi abuela.

—Hola Eli ¿cómo estás?

—Bien Nani ¿y tú?

—Bien hija pero quería avisarte que mis amigas y yo haremos un viaje.

—Vaya eso si que no me lo esperaba ¿y a dónde van?

—A Las Vegas hija.

—Nani prométeme que te vas a portar bien y no harás ninguna locura.

—Ay Eli pareces mi mamá, creo que de algún modo tú tienes mi alma vieja y yo me quede con la tuya joven, me hubieras dejado también el cuerpo hija así disfrutaría más.

Yo suelto una enorme carcajada.

—Por favor cuídate y diviértete mucho.

—Lo haré hija y tú también sal a divertirte que tienes muy bonito cuerpo como para que no le des buen uso.

—Ay Nani contigo no se puede, no olvides que te quiero y cualquier cosa que necesites me llamas.

—Por supuesto hija estaré en contacto en todo momento.

—Adiós.

Dina suspira emocionada.

—Bueno yo me voy a prepararme para la fiesta.

—Si Dina nos vemos más tarde.

Empiezo a prepararme para la fiesta cuando tocan la puerta, bajo apurada pensando que es Aitor aunque aún es temprano para que llegue, al abrir la puerta casi se me da un infarto de la impresión.

—¿Duncan?

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