2. “El hombre cruel”

[AKSEL]

Milán, Italia

Un día más hundido en este infierno donde Clara me sumergió, los paparazis rodean mi casa con la única finalidad de saber si lo que ella dijo es cierto o no. Los rumores de nuestra separación a causa de un supuesto aborto que cabe destacar yo le obligue a practicarse, según su versión de los hechos, hicieron que mi carrera caiga en caída libre, varios de los sponsors retiraron su apoyo cancelando los contratos publicitarios basándose en sus cláusulas de "ética y moral", y la agencia de modelos me tiene amenazado de que debo solucionar esta situación o también cancelaran mi contrato. Supongo que estas son las consecuencias de hacer que mi relación con la famosa actriz española fuera tan pública.

—Aksel tienes que alejarte de aquí por un tiempo. — me propone Nicolás después de haber terminado su llamada telefónica.

—Huir no es la solución, este no es un simple escándalo, esta mujer esta destruyendo todo lo que construí con tanto esfuerzo y todo porque no aceptó nuestra ruptura. — digo completamente frustrado mientras camino de un lado al otro del salón.

—Quedarte aquí tampoco es una opción, sabes perfectamente que tomaremos medidas legales acerca de esto y comprobaremos que el embarazo que ella perdió fue por otras cuestiones y no porque tú la hayas obligado a abortar, pero también sabes que todo eso lleva tiempo. Necesitas esconderte por unas semanas y reconstruir tu imagen. — propone.

—Ojalá fuese tan simple. — comento enojado.

—Toma tu maleta y vete, yo me encargare de todos los asuntos legales y de que el hospital presente el expediente necesario que te libere de la desquiciada de tu exnovia. — indica y en este instante no hay mucho que pueda discutirle, ¿o sí?

—Lo hare, pero obviamente no iré a casa de mi familia en Zúrich. — explico antes de ir a mi habitación.

—¡Aksel! — intercede Nicolás y lo miro. —¿Dónde iras? — me pregunta con mucha curiosidad.

—Capri. — respondo sin rodeos —No te preocupes, encontré un sitio perfecto donde nadie me molestará ni sabrá que estoy allí. — explico y asiente.

—Dame solo unos días para que la prensa sepa la verdad, pero deberás hacer algo para mejorar tu imagen de todas formas, los promotores y la confianza de la agencia no regresaran solo por eso. — me sugiere y sé que está en lo cierto.

—Pensare en algo. — sentencio y sin más me marcho a mi habitación para comenzar a preparar mi equipaje.

No sé exactamente cuánto tiempo vaya a estar lejos de aquí, tampoco sé si este plan de huir vaya a funcionar, tengo muchas cosas en que pensar y aun más problemas que resolver, ¿Cómo hago para que el mundo en el que me muevo vuelva a creer en mí? ¿Cómo consigo que mi imagen no solo de modelo, sino de hombre vuelva a ser la que era antes de que ella lo echara a perder todo?

Tengo miles de preguntas sin respuesta alguna, solo puedo armar mi maleta lo más pronto posible y huir como si fuese un ladrón de este piso para así evitar enfrentarme una vez más a la prensa. 

[HORAS MÁS TARDE]

Capri, golfo de Nápoles

Una isla con una belleza inigualable y una discreta casa pequeña color blanco muy a los pies paraíso que es esta playa, este es mi nuevo refugio. No estoy seguro si el alejarme sea la solución a todo, pero al menos si puedo estar seguro de que este es el lugar idóneo para pensar, sin decir también que es de los lugares mas recomendados por la agencia a la hora de pedirle a sus modelos que vayan a descansar y relajarse.

Intento sacudir los pensamientos negativos de mi mente y simplemente entro a mi hogar provisional después de abrir la puerta. Dejo mi maleta a un costado y observo los muebles en su interior, no me atrevería a decir que son los más modernos ni cómodos, pero están lo suficientemente bien para hacerme sentir como en casa en estos días o semanas que vaya a pasar aquí.

Cierro la puerta detrás de mí y recorro el interior y se podría decir que es mucho más pequeña que mi casa en Milán, una habitación, un baño y una cocina unida a la sala. Voy hacia la cocina, abro los muebles y están vacíos a excepción de los elementos básicos, abro el refrigerador y tampoco hay nada.

—Genial, te toca ir de compras. — me digo a mí mismo e intento convencerme de que es realmente necesario.

Respiro profundo e intento recordar el camino hacia el pequeño almacén que vi de camino aquí. Creo que sé cómo llegar, mi memoria visual suele ser buena en ocasiones como estas.

Me aseguro de tener la billetera en mi bolsillo y rápidamente salgo de la casa para ir al almacén, cierro la puerta con llave y al darme la vuelta, no doy crédito a lo que veo.

—¿Asia? — pregunto al verla bajando la escalera de la casa que esta justo enfrente de la que estoy yo.

Su mirada es de sorpresa absoluta al verme y yo ni siquiera sé cómo reaccionar, mi compañera de varias campañas publicitarias está aquí…

«Con lo grande que parece ser el mundo, ¿qué es lo que hace Asia Brauer aquí?»

—Aksel. — dice finalmente y termina de bajar la escalera para así acercarse. —Vaya casualidad. — comenta haciéndome sonreír.

—Lo mismo digo. — respondo observando la manera en la que le queda ese vestido corto de verano color blanco. —¿Qué haces en Capri? — cuestiono.

— Exilio voluntario, ¿y tú? —pregunta y le miro con dudas.

—¿Acaso no viste las noticias? O ¿no escuchaste nada en la agencia? — cuestiono y niega.

—Últimamente lo evito, hablan pestes de mí. — dice y ríe nerviosa.

—Bienvenida al club. — bromeo y es que quizás el haber trabajado tantas veces con ella hace que le vea como una amiga, aunque en realidad nunca nos hemos tratado estando a solas.

—¿Problemas? — pregunta.

—Ni te cuento. — rebato —Es una historia muy larga. — 

Ella encoje sus hombros —si quieres podemos sentarnos a hablar después de que vaya a hacer algunas compras, no tengo nada de comida. —explica y rio.

—¿Vas al almacén del pueblo?  —pregunto y asiente —si quieres ven conmigo, yo voy al mismo sitio. — 

—Si no te molesta... —responde y niego.

—Para nada, creo que necesito hablar con alguien. — me atrevo a decir y se sonríe.

—Entonces vamos, yo también necesito hablar. —comenta sin darme más pistas y simplemente comenzamos a caminar hacia donde está el auto que alquile.

Quizás esta sea una buena terapia en estos días, hablar con alguien que entiende los problemas por los que pasamos quienes de alguna u otra manera somos figuras públicas. 

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