¡Ese bebe es Mío!
¡Ese bebe es Mío!
Por: Daniella
Capítulo 1

Miel y Leo habían citado a Eve a un café, hace tiempo no pasaban tiempo juntos, por lo que ella acepto encantada a tomarse un café con ellos y poder hablar. Desde que llego tenía una especie de presentimiento, a lo lejos logro verlos a ambos, y se sintió un poco extraña al verlo uno junto al otro. No porque Eve estuviera enamorada de él, sino porque ambos eran amigos, porque Eve era amiga de ellos, ambos no se llevaban realmente bien, por lo que le pareció muy raro aquello.

Miel le vio y le alzo la mano, llamando su atención, ella se acercó a la mesa y noto que habían ordenado.

—Ya ordenamos tu café — Dice Miel señalando la silla al frente

Eve asintió y se sentó, todo seguía teniendo un aire muy raro, usualmente se peleaban para estar junto a ella, pero ahora parecía que disfrutaban la compañía del otro.

—¿Cómo va todo, Eve? ¿El trabajo? —Pregunta Miel mirándola.

—Oh, todo bien, saben que me gustan los niños, solo tengo un par que son problemáticos, pero todo bien —Responde Eve, pero quería saber de qué se trataba todo eso—¿Y bien? ¿Qué es eso tan importante que quieren decirme? —pregunta Eve dándole un sorbo a su café

—Te vas a sorprender, estoy segura —Dice Miel — Sobre todo porque nunca te conté nada y ahora te daremos esta noticia.

Eve estaba confundida, no entendía que noticia podían darle sus mejores amigos.

—¡Estamos saliendo! — Dijo Miel, haciendo que Eve se atragantara.

—Uh—Por primera vez habla Leo —¿Estas bien? —Le pregunta pasándole una servilleta

—¿Qué? —Pregunta sin poder creerlo, mientras asiente a la pregunta de Leo — ¿Cómo que saliendo?

—¡Si! — Como has estado muy ocupada, decidimos salir una vez, y desde entonces no paramos — Dice Miel entre risas.

—Oh, vaya — Eve asiente, sin saber muy bien que hacer — Eso es increíble.

—No queremos que te sientas excluida —Dice Leo, rápidamente — Seguiremos siendo los tres —Dice

—Solo que ahora nos acostamos —Dice Miel entre risas.

Eve abrió los ojos ante tal declaración, pero intento no parecer sorprendida, los tres ya eran adultos, por lo que podían acostarse con quien quisieran, pero incluso a esta edad le pareció muy fuerte que Miel diga esas cosas.

—Ah… No sé qué decir, me agarraron desprevenida — Responde Eve.

Eve y Leo habían sido amigos por tanto tiempo, que jamás se le ocurrió que podían ser algo más, por eso decidió enterrar sus sentimientos, y no contárselos a nadie. De haber sabido que podían ser mas que amigos, no hubiera hecho algo tan tonto, pero ahora ya es tarde.

Luego de aquello, los tres se despidieron. Bueno, mejor dicho, Leo se despidió ya que Eve y Miel comparten apartamento.

Cuando llegaron a casa, Eve logro excusarse diciendo que estaba cansada y se encerró en su habitación, lo cual era mentira, solo se escondió para poder llorar.

Puso un poco de música a volumen bajo, se puso su pijama más cómoda y se adentro en las sábanas, al mismo tiempo que las lágrimas fluían, la música se encargaría de esconder los sollozos.

Eve realmente no podía sentirse culpable por lo sucedido, ninguno de los dos estaba consciente que ella guardaba esos sentimientos, por lo que realmente no podía reclamar, solo podía llorar en silencio, y desearles felicidad, después de todo, Leo ya había tenido novias, aunque Miel cambia el panorama por completo.

Eve quedo dormida, al día siguiente tuvo que ir a trabajar, por lo que sin muchas ganas se puso de pie y se preparo para enlistarse. El día en la preparatoria había sido completamente normal, a excepción de aquel estudiante problemático, a principios del año escolar se portaba muy bien, pero últimamente su comportamiento había sido nefasto, por lo que era importante tener una charla con su tutor legal.

Luego de haber enviado el correo solicitando uno reunión, se dispuso a prepararse para irse. Eve noto como el director parecía muy nervioso.

—¿Sabes que le pasa al director? —Le pregunta al profesor de gimnasia.

Él en respuesta solo suspiro y negó con la cabeza, con desaprobación.

—Vienen los coordinadores académicos, ya sabes que para mantener su puesto les lame el culo —Responde regresando su vista a la computadora.

—Ah—Dijo Eve asintiendo, cada vez que vienen se pone de esa manera, intenta dar una imagen de buen director, pero le falta mucho para eso.

—Vale, ya me voy —Dijo Eve asintiendo y despidiéndose de los demás profesores.

Eve salió del salón de profesores y cerró la puerta detrás de ella, avanzo solo unos pasos, cuando se topo con el profesor de física.

A diferencia de los demás profesores, ellos eran los mas jóvenes, ambos no pasaban de los 30, los demás, estaban entre los 40 o 60 años, por lo que era natural que ambos intentaran llevarse bien al tener edades similares.

—Hola Eve— Le saluda el profesor.

—Ah, hola profe —Le salud Eve de manera cordial.

—Ya te eh dicho que no me llames así, solo llámame Caleb, tenemos la misma edad —Dijo riéndose.

Eve asintió, un poco incomoda por la situación. Honestamente, ella no se sentía comoda estando cerca de él, ya que había notado sus intentos de acercarse a ella de manera un poco más personal. A diferencia de Caleb, que llevaba siendo profesor 3 años, Eve solo tenia 1 año siendo profesora, por lo que no quería tener ningún escandalo estando allí, mucho menos uno amoroso y con un profesor. De preferencia, le gustaría más que su pareja no se dedicara a lo mismo que ella, pero en este caso Caleb estaba totalmente alejado de su tipo, por lo que nunca fue considerado.

—Está bien — Dijo Eve, pero Caleb parecía esperar que dijera su nombre — … Caleb — Dice para que se vaya de una vez.

Caleb sonrió y asintió en respuestas.

—¿Ya te vas? —Le pregunta Caleb — Si gustas puedo acercarte a tu casa.

—No, gracias — Se negó rápidamente, lo que menos quería era que Caleb supiera donde vive, tampoco quería estar en un espacio tan reducido junto a él—No te preocupes, debo hacer otras cosas antes de ir a casa —Le dice rápidamente.

—Bien —Asiente Caleb— Nos vemos luego, Eve— Dice despidiéndose y entrando al salón de profesores.

—Adiós— Responde Eve retomando su camino. Suspiro de alivio al a verse desasido de él.

La verdad no tenia nada más que hacer, iba a ir directo a su casa, pero no quería darle algún tipo de pase a Caleb, los hombres suelen ser así, eres amable un par de veces, y ya creen que les coqueteas o les estas dando pase libre, definitivamente Eve no quería que Caleb mal entendiera la cosas.

Por suerte, Eve había traído su bicicleta, la ciudad es muy segura para montar bicicleta y además, vive a 20 minutos de la preparatoria, por lo que no debía de usar su carro y se ahorraba la gasolina.

Una vez que llego a casa, pudo sentir el olor de la comida recién hecha, Miel había preparado la cena, una de las ventajas de vivir con ella, era esa, Miel cocinaba de maravilla, y su trabajo desde casa le facilitaba todo. Por lo que Eve recién llegada podía disfrutar de una cena deliciosa.

—¡Ya llegué! —Grito Eve dejando sus cosas sobre la mesa del living room, y dirigiéndose a la cocina.

—Hola — Le saludo Miel— ¿Cómo te fue? — Le pregunta Miel.

—Todo bien, ya sabes, huyendo de Caleb — Dice Eve rondado los ojos y tomando asiento.

—¿Por qué no le das una oportunidad? —Pregunta Miel, pero Eve negó rápidamente con la cabeza, haciendo que Miel riera.

—Jama me meteré con otro profesor, sobre todo si trabajamos en el mismo lugar, además, no es mi tipo —Dice casi murmurando lo último.

—¿Quién es tu tipo? —Pregunta Miel de forma irónica.

Eve negó con la cabeza, negándose a responder y apartando la mirada.

Miel no insistió, sabia que Eve no hablaría sobre eso, y solo se dedicó, a cortar la cebolla.

Desde que Miel tiene memoria, Eve jamás le había dicho que le gustaba un chico, y se conociendo desde secundaria, podían tener como 10 años conociéndose. Ni una sola vez ella se mostro interesada en un hombre o, aunque sea en alguien, no lo mal interpreten, Eve había tenido muchos pretendientes, incluso más que Miel, pero al parecer ninguno era lo suficiente para llenar sus expectativas. Por lo que Miel creyó que Eve no estaba ni un poco interesada en el amor.

Un pensamiento un tanto fugaz y atrevido cruzo la mente de Miel, tal vez Eve no estaba interesada porque nunca había visto “amor verdadero”, después de todo sus padres estaban separados, y Miel no había tenido relaciones serias, mucho menos Leo, por lo que Eve no tenía ningún tipo de influencia.

Solo por esta vez, intentaría decir algo para despertar la curiosidad de Eve, pero no en el amor, si no, en algo un poco más … carnal.

—Sabes… —Empezó a decir Miel, y Eve la miro — Realmente debo comentarte esto —Dice con una voz un tanto melosa.

—¿El que? ¿Qué pasa? —Pregunta Eve con curiosidad.

—Oh, es solo que… estoy realmente encantada con Leo, ya sabes, su técnica —Dice Miel, casi murmurando, como si estuviera contando un secreto.

—¿Su… técnica? —Pregunta Eve confundida.

¿De qué técnica podría estar hablando Miel? Tal vez se refería a un nuevo juego, y Leo era bueno jugando, aunque eso no era nuevo, cada vez que se reunían para jugar algo, Leo siempre terminaba ganando.

—Si, ya sabes — Dice Miel, volteando a verla, necesitaba ser más directa, Eve no entendí a que se refería.

—¿Compraron un juego nuevo? —Pregunta Eve creyendo que a eso se refería Miel.

Miel rodo los ojos y quiso reír por un segundo, pero se aguanto las ganas.

—Me refiero al sexo — Dice de forma mucho más directa.

Eve se enderezo en la silla, y dejo salir un “Oh” entendiendo a que se refiere, y antes que fuera capaz de decir algo más, Miel se adelantó y siguió hablando.

—Es realmente bueno, ya nos hemos acostado un par de veces y…

Durante los siguiente 5 minutos, Miel estuvo hablando cobre como Leo la hacia sentir en la cama, y se aseguraba de que Eve no le interrumpiera, Miel podía darse cuenta de lo avergonzada que estaba Eve, debido al color rojo que había en su rostro, pero eso no al detuvo.

—¡Ah! ¡Para ya! —casi grito Eve, llena de vergüenza y poniéndose de pie.

Eve salió rápidamente de la cocina y fue directo a su habitación, donde se encerro.

Miel alzo una ceja ante su reacción, o su plan había funcionado, o hizo todo lo contrario y la asusto.

Por otro lado, Eve, estaba sentada en su cama, totalmente avergonzada por las palabras de Miel, ¿Cómo podía decir cosas como esas tan a la ligera? ¿No tenia ni un poco de vergüenza? Solo imaginar a Leo usando su lengua…

—¡Ay no! —Grito para sí misma, negando con la cabeza, e intentando sacarse esa imagen de la cabeza.

Lo que menos quería era imaginar a Leo y a Miel juntos. Mucho menos en aquella situación.

—Debo bañarme — Dice Miel, buscando su toalla, cuando la agarro, noto que había tirado algo de su escritorio, por lo que rápidamente se agacho a recogerlo.

Era una tarjeta, para ser más específicos, una tarjeta de un club. Eve recordó que fue Miel quien le había dado aquella tarjeta, en uno de sus tantos intentos por conseguirle algún hombre.

Ahora, con las palabras anteriores de Miel, Eve no podía evitar sentir curiosidad.

¿De que servía seguir siendo virgen a los 25? No había tenido ninguna experiencia romántica en toda su vida, y no tenía ningún tipo de compromiso, así que, ¿Por qué no intentarlo?

—¡La cena esta lista! —grita Miel desde la cocina, haciendo que Eve se asuste.

Eve deja la toalla, y decide que se dará una ducha después de comer, va rápidamente a la cocina, y Miel pone un plato frente a ella.

—Hoy saldré con Leo — le dice Miel comiendo de su plato.

Eve asiento dándole un sorbo a su sopa.

—¿Puedo agarrar algo de tu closet? —Le pregunta Eve.

Miel tiene una especie de presentimiento, pero decide no preguntar.

—Claro, toma lo que quieras —Le responde con una sonrisa.

Eve asiente y cada quien se concentra en su plato.

No mucho tiempo después Miel abandona el apartamento, e Eve ya no estaba muy segura.

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