4. Debes quedarte aquí Aaron.

Alisha sabía que debía sentirse feliz por poder salir a aullar a la luna aquella noche con su abuelo, pero no era así.

La loba tenía claro que su abuelo no vería un nuevo amanecer después de aquella noche. Su legado solo podía ser transmitido una vez que el actual guardián se decidiera a abandonar este mundo.

Por eso observaba a Kiran con los ojos llorosos mientras se despedía de Aaron, el americano no era consciente de lo que estaba por suceder y ella tampoco podía revelar lo que ocurriría, por eso sentía cierta molestia al notar que todavía seguía muy molesto con su abuelo por el contrato que les había hecho firmar, en el cual había estampado su rúbrica a regañadientes.

Ella no estaba molesta por eso, podía entender que era un simple humano y, como tal, le era imposible asumir lo que significaba su unión. Él tal vez no entendía que ella era su luna, que eran soul mates; sin embargo, ella no tenía prisa. Tenía una vida entera para mostrarle el porqué debían estar juntos.

— Debes quedarte aquí Aaron, lo que sucederá esta noche puede ser algo peligroso para un extranjero, así que oigas lo que oigas, no puedes salir de esta casa ¿Me has entendido?

Kiran sabía que tras entregarle los poderes a su nieta, todos los lobos de aquellas montañas, acudirían a su llamado, todos vendrían a reconocer a la nueva elegida del gran lobo y algunos no eran nada benevolentes con quienes no eran como ellos.

Aarón no entendía nada. No obstante, por la mirada solemne y la mirada traite tanto de la nieta como del tío de esta, se dio cuenta de que la mejor manera de demostrarle respeto a ese hombre, que por mucho tiempo había llamado abuelo, era haciendo aquello que le pedía.

—Será como tú digas, abuelo Kiran— respondió Aarón, tratando de sonar calmado y que su voz no reflejara la molestia que le ocasionaba sentir que lo hacían a un lado.

El viejo Kiran tenía todo el derecho de querer pasar un tiempo a solas con su verdadera nieta.

— Kiran, el sol ya se está poniendo —dijo Anand, el único de los gemelos que quedaba en la casa, ya que él otro no había vuelto todavía — Debéis marcharos.

Alisha no quería empezar, no quería que llegara la noche, pero el cielo era cada vez más oscuro y la luz desaparecía más rápido que de costumbre, como si tuviera prisa por lo que iba a ocurrir.

Aarón no pudo evitar tener el impulso de querer abrazar a la joven y consolarla, y estaba por sucumbir a este. Cuando su tío, el tal Anand se adelantó a tomarla entre sus brazos.

La rabia que sintió cuando vio que ese otro hombre tomaba a la joven entre sus brazos hizo que Aarón apretará sus manos en forma de puños.

«Tranquilízate, Aarón. No tienes ningún tipo de motivo para sentirte de esa manera. Ella no es nada tuyo, ni siquiera te gusta la chica.»

Se recriminó volteando su mirada y alejándose tanto de su abuelo como de la joven y el otro hombre.

—No te preocupes Alisha— susurro Anand a la joven una vez está se refugió en sus brazos —la muerte para nosotros no es más que el comienzo de un nuevo viaje y para Kiran. Es el poder ver de nuevo a su Luna.

Kiran se acercó a ambos lanzando una mirada triste hacia donde se había dirigido Aarón. Pero no podía poner en peligro a él o su nieta si los demás lobos lo atacaban. Alisha no dudaría en arriesgar su vida y protegerlo.

Porque no había nada más importante para un lobo como su luna y él lo sabía bien, estuvo más de la mitad de su vida sin encontrarla y cuando lo hizo tuvo que enfrentarse a la idea de marchar de su lugar de origen solo por ella y no se había arrepentido ni un solo día.

La única razón por la que había seguido viviendo después de la muerte de su difunta esposa, era esperar a que Alisha tuviera la suficiente edad para que pudiera asumir su legado, pero ahora ansiaba el momento en que pudiera reencontrarse con ella en la otra vida.

— Vámonos — dijo Kiran y Alisha asintió en un leve movimiento de cabeza saliendo con ella de la casa.

Caminaron juntos sin decir nada, Alisha estaba demasiado triste, por un lado, y nerviosa por el otro, como para hablar. Kiran solo quería llevar a cabo la ceremonia y por fin descansar, doscientos años habían sido suficientes para él.

Antes de que él ni siquiera pudiera decirle que ya podían cambiar, que ya estaban bastante lejos de la casa, Alisha cambió, sin importarle que la ropa que llevaba puesta quedara rota en el suelo.

Kiran no tuvo otra opción que cambiar también y seguirla, a él poco le importaba la ropa, jamás volvería a usarla, los dos estuvieron corriendo a gran velocidad hasta llegar a tierra sagrada.

Kiran adoraba la sensación de ser un lobo, llevaba demasiado tiempo sin serlo, por elección propia, cuando un lobo dejaba de transformarse envejecía, era algo que los pocos lobos que habían terminado junto a una pareja humana, optaban por hacer, para envejecer y morir junto a su amor.

Era por eso que él casi ni recordaba la felicidad y vitalidad que se sentía al dejar salir a su bestia, una bestia que buscaba juguetear con la loba de su nieta y parecía feliz de poder correr libremente una vez más por aquellas montañas.

La loba de Alisha al lado del gran espíritu del lobo a su lado era el de una cachorra, por lo que no dudo en jugar con él.

El volver a ver y saber que lo iba a despedir era un privilegio que bajo ningún motivo se perdería, por lo que no dudo en soltar un gran aullido que viajo miles de millas, lejos de donde se encontraban.

El lobo de Kiran no tardó en hacer lo mismo uniéndose a la alegría de su nieta alzando su hocico hacia el cielo, aullando a la luna haciendo que todo el bosque despertara contento con volver a verlo, todos los animales nocturnos se unieron a la carrera que en ese momento emprendían.

Un enjambre de luciérnagas aparecieron alumbrando su camino como si se tratara de estrellas resplandeciendo y apagándose por todos lados.

Alisha soltó un aullido más feliz justo en el momento que un par de tecolotes se posaron en el gran Olmo que indicaba el principio del camino que los llevaba hasta donde se llevaría a cabo la ceremonia.

La carrera de ambos lobos se detuvo de golpe, solo para que ambos se frotaran entre ellos a manera de despedida, una vez que ambos entrarán a esa parte del bosque no habría vuelta atrás.

Lo que pasaría en ese lugar sería algo que quedaría entre ellos dos, hasta la siguiente generación, dónde Alisha tendría el privilegio de pasar sus conocimientos al próximo guardián y sucesor de los secretos de sus antepasados.

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