“―Yo, Eir Ottum, te rechazo a ti Vidar Granberg por asesinar a mi madre a sangre fría y cometer traición. ―La frialdad en la mirada de su amada hizo aullar a su lobo con tristeza. ―Desde hoy nuestra conexión y lazos quedarán para siempre rotos. ―Estiró su mano, ¿Cómo es posible? ¿Ella, su luna lo está rechazando justo antes de su ceremonia? ¿Acaso no le permitirá explicarse?
―Acepto tu rechazo. ―Con dolor en su ser aceptó el rechazo y tomó su mano para que el pacto se sellara aun cuando su alma se rompió en miles de pedazos y su corazón se destruyó por completo.”El sudor se deslizó por el dorso de su cuerpo desnudo, ¿Por qué sueña con eso ahora? ¿Por qué lo recuerda después de dos años? Pasó la mano por su rostro, desde aquella vez se juró no pensarla más, decidió abandonar cualquier recuerdo en el que ella existía.Pero tal vez haberla amado con todas sus fuerzas desde que eran unos niños se lo complica siempre, por mucho que desee olvidarse de esa mujer no lo logra y eso lo enfurece. Ella no dudó en abandonarlo, ¿Por qué no puede hacer él lo mismo?Furioso por aquel sueño y los tantos recuerdos dolorosos se paró de la cama y fue directo al baño, ahora necesita darse una ducha fría para despejar su mente. Él siempre amanecía de un pésimo humor, pero tras ese sueño su desagrado es superior.Al estar listo, se miró al espejo y sonrió. Hombre alto, corpulento, guapo, cabello blanco largo, ojos celestes y una sonrisa cautivadora; CEO de una de las mejores cadenas hoteleras del mundo y el pecado que cualquier mujer desearía cometer.Satisfecho con su apariencia, se ajustó el saco de vestir y tras tomar su maletín salió de su mansión y montó a su deportivo del año, tiene una empresa que dirigir, a un montón de insectos que aterrorizar con su sola mirada y a un enemigo al que mantener a raya.―Ahora estoy ocupado. ―Gruñó al responder el móvil.―Vidar, necesito verte para…―Yo no quiero verte, padre. ―Lo cortó de malhumor. ―Ni a ti ni a nadie.―¡Somos familia! ―Gruñó furioso.―La familia no obliga a sus hijos a buscar esposa. ―Le recriminó. ―Sabes tan bien como yo que ninguna mujer ha logrado tener una conexión conmigo. La Diosa luna me abandonó, así que ahora déjame en paz. ―Sin más le cortó la llamada a su padre.Él, el heredero de una de las manadas más poderosas que existe; Sol y Luna es para él lo más importante, pues en el mundo humano son pocos los alfas que se han hecho un lugar y su padre fue uno de esos, pero para conseguir el puesto como alfa ahora debe buscar pareja, lo que le parece absurdo porque la suya lo rechazó injustamente justo antes de la ceremonia.Por ahora su único propósito es destruir a Dark Ottum, alfa y rey de la manada rival, el mismo que alguna vez fue su aliado y amigo más cercano, además de su suegro. No es un secreto para nadie que ambas manadas quedaron como enemigos a muerte desde aquel fatídico día y ahora no solo luchan como lobos rivales, sino que también como empresarios.Vidar fue recibido por su asistente, el mismo llevaba dos años trabajando para él, desde que decidió llevar la empresa familiar en Europa su asistente ha sido el mismo. El chico intentó no atrasarse, pero al contrario que su jefe, él es menudo y bastante bajito de estatura.―Señor, hoy tiene una junta a las diez, tiene un almuerzo con su amigo y una cena con la pelinegra. ―Vidar se detuvo antes de entrar al ascensor, intentó recordar a la chica, pero al no hacerlo avanzó.―Cancela esa cena, una mujer que no sea capaz de quedarse en mi mente no es digna de repetir conmigo. ―El chico rápidamente apuntó en su tablet. ―Hay mujeres tan poco impactantes. ―Suspiró decepcionado, jamás repite con las mujeres porque las olvida tan rápidamente que no vale la pena darle más de su tiempo y su fantástico sexo.―Listo, señor. ―Dijo el chico presionando el botón para el piso presidencial, ni eso había hecho su jefe. ―Los documentos que me solicitó están sobre su escritorio. ―Siguió informándole. ―Recursos Humanos le ha enviado una carta, están solicitando más personal. ―Vidar lo miró y el chico se sintió más pequeño. ―Somos la central, señor… nos hace falta personal en todos los departamentos, tampoco puede olvidar que me ha ascendido y ahora debo cambiar de departamento y debe contratar a una asistente nueva. ―Vidar gruñó. ―Es mi último día con usted y debo poner al corriente a la nueva. ―Le sonrió. ―Por eso seleccioné a varios candidatos para que usted las entreviste personalmente. ―Vidar resopló, ¿Por qué lo ascendió?―Bien, daré la autorización para que Recueros Humanos contrate más personal. ―Al bajar en su piso, todos los trabajadores corrieron a sus puestos antes de que el gran Vidar Granberg los pisoteara como hormigas a cada uno. ―Que nadie me moleste. ―Ordenó a la secretaria de piso. ―Jonathan. ―Miró a su asistente. ―Quiero que asistas a la junta por mí, no quiero verle la cara a ese montón de inútiles. ―Siguió su camino. ―Yo entrevistaré a los candidatos, cancela también el almuerzo.―Como ordene, señor. ―El chico asintió rápidamente. ―Con permiso. ―Se quedó mirando a la puerta que le fue cerrada en la cara. ―¿Qué tanto habrá sufrido como para que sea tan odioso y malhumorado? ―Se preguntó a sí mismo, pero no lo hizo tan bajo como pensó.―Bueno, yo apuesto que es por una mujer. ―Dijo uno de los oficinistas ganándose las miradas severas de las chicas. ―¿Qué? Cuando un hombre se vuelve frío, odioso y un total demonio siempre es por una mujer.―¿No te has puesto a pensar que quizás perdió a su familia? ―Una de las chicas defendió su género. ―Llegó aquí hace dos años y jamás he visto que alguna de su familia ha venido aquí.―¿Sí sabes que esto es una cadena de hoteles internacionales? ―Otra chica rodó los ojos. ―Y los familiares de él están bien vivitos, de lo contrario ya fuera noticia. ―Todos estuvieron de acuerdo con eso.―Vale, no hice la pregunta para que sacaran conclusiones. ―Jonathan resopló.―Vamos, Jony. ―Una de las chicas sonrió. ―¿Cuál es tu conclusión? ¿Por qué tu querido jefe es tan cruel? ―Jonathan respiró hondo.―Creo que es como lo dice Lukas. ―Miró a su compañero. ―Realmente no les interesa a las mujeres, eso no es normal. ¡Sale con puras bellezas y aun así no las recuerda para el día siguiente!―¿Tú también? ―Protestó una de las chicas. ―Estoy segura de que no fue ninguna mujer y… ―Todos quedaron en silencio al ver a la muchedumbre bajando del ascensor.El piso quedó totalmente en silencio, más carne fresca para sufrir en esa agonía que es trabajar para el heredero Granberg.***
―¡Eir, ya es tarde! ―Le gritó a su amiga mientras toca el claxon. ―Pediste que viniera a tiempo y ni aun así estás lista. ―Eir corrió para subirse al coche.
―Lo siento, el casero me estaba esperando y debía esperar a que se fuera. ―Arregló su cabello. ―Soy un desastre, se supone que debía llegar temprano. ―Se quejó mirándose al espejo, no lleva ni una gota de maquillaje.―Con más razón debiste pasarle por encima a ese idiot4. ―La reprendió Jessi, su mejor amiga. ―Necesitas el trabajo, esto de ser pobres es una odisea. ―Bromeó haciéndola reír.Eir en medio de su risa sintió tristeza, su mejor amiga no sabe que ella es la princesa de una de las manadas más poderosas y que su padre es uno de los hombres más influyentes en el mundo de los negocios, pero ese secreto solo lo debía saber ella. El que su padre la odie sin motivos y el que la haya echado de casa sin importarle dejarla desamparada le da mucho pesar y contar su historia sería lastimar más su corazón.―Nos vemos en la noche. ―Besó la mejilla de su amiga. ―Gracias por traerme. ―Bajó del auto.―Ya, ahora yo llegaré tarde al restaurante. ―La miró mal. ―¡Mucha suerte, esposa! ―Se despidió de ella y aceleró el maltrecho auto para tratar de llegar temprano a su trabajo.Eir negó al verla conducir como una loca, pero al recordar que ya estaba tarde, corrió al interior del imponente edificio, ha llegado veinte minutos tarde y todo por el desagradable hombre que es su casero, no quiere dejarla en paz.Una vez logró que le dieran el gafete de visitante, subió al ascensor y al llegar a presidencia salió del ascensor mirando como las chicas subían con los ojos cristalizados y unas hasta llorando. Con el corazón en la garganta se acercó a la enorme puerta de cristal que daba a la oficina de quien debía entrevistar.―No tengo todo el día. ―Vidar no alzó la cara. ―Has llegado tarde y todavía dudas en entrar. ―Negó. ―Impuntualidad y duda, son dos de las cosas que más odi0. ―Al alzar la mirada chocó con esa verde y perpleja.Eir quedó petrificada al ver al hombre que rechazó años atrás, su corazón inició a latir con fuerza y su estómago se contrajo tan fuerte que las ganas de vomitar fueron infernales. ¿Por qué no le preguntó a su amiga de quién era la empresa? ¿Cómo es que pudo reencontrarse de esa manera con él? ―Yo… ―Vete. ―Dijo sin dejarla hablar. ―No tienes lo que se necesita para este trabajo, así que sal de mi despacho y también de mi edificio. ―Esa mirada fría y furiosa colisionó todo en Eir. ―¿No has escuchado? ―La miró con más dureza. ―Bien, llamaré a seguridad. ―Se colocó el teléfono en la oreja. Eir que aún no había reaccionado, lo miró, lo miró y lo miró hasta que lo vio cortar y entonces dándose una bofetada mental, retrocedió, cerró la puerta y se marchó sin decir una palabra. ¿Por qué su corazón se siente tan extraño? ¿Por qué actuó de esa manera al verlo? ―Pobre. ―La secretaria de piso negó. ―No tardó ni el minuto, el jefe es letal. ―Negó con pena mirándola subir al ascensor. ―Por lo
Eir abrió los ojos más cansada que otra cosa, una semana había estado trabajando para Vidar y se sentía como haberle vendido el alma al mismísimo diablo. Ese hombre es un demonio a toda regla y una semana se siente como si hubiera pasado un año. Las ganas de quedarse en cama para descansar un poco más de lo que Vidar le permite le estaba ganando, pero recordar que gracias a ese trabajo ella no quedará en la calla y de dejarlo no podría pagar toda la deuda que tiene, dio un largo suspiro y tras encontrar esa energía que no tiene se puso en pie. ―Vamos, Eir… gracias a ese trabajo seguirás teniendo donde vivir. ―Se dio ánimos mientras camina con dirección al baño. ―Tendrás para comer, aunque el fastidioso de tu jefe no te dé tiempo ni siquiera para eso. ―Se miró al espejo y es un desastre. ―¿Qué te tiene tan mal? ―Le preguntó al reflejo. ―¿El que sea tan cruel contigo o por estar a su lado después de tanto tiempo y tras lo que pasó? ―No se respondió, pero la respuesta estaba clara, es
Eir se arrepintió de beber mucho en cuanto se puso en pie para ir al baño, absolutamente todo a su alrededor le dio vueltas, ella está tan ebria que mira doble. Corriendo a como pudo, llegó al baño donde devolvió todo lo que se había comido, ella estaba realmente borracha y no sabía como controlarlo. ―Dios. ―Susurró aferrada a las paredes del cubículo en el que está metida. ―Esto está mal. ―Susurró sonriendo por el efecto del alcohol. ―Eres una tonta, Eir… debiste decir que no y que se j0da tu jefe. ―Sin borrar la sonrisa salió del baño para lavarse la boca, al terminar, sujetándose de cualquier cosa, más de la pared, logró salir de los aseos. ―¿Estás bien? ―Eir miró al hombre y al reconocerlo sonrió un poco más. ―Sí… superbién. ―Dijo dejando evidente su borrachera. ―Oh, vaya, creo que no estás tan bien como dices. ―Dijo al sostenerla. ―Una hermosa chica como tú debería estar siempre acompañada, ¿No lo crees? ―El colega de Vidar aprovechó que todo estaba solo y la metió al baño. ―
El día encontró a Eir desnuda, con la sabana blanca tapándole su cuerpo, con el cabello enmarañado y realmente húmeda. Los movimientos se hicieron más seguidos por el irritante pitillo que no sabe de dónde viene exactamente. Eir estiró su mano para apagar la alarma de su móvil, pero no estaba donde ella siempre lo dejaba. Quejándose y aun con los ojos cerrados se dejó guiar por el tono y una vez tanteó el piso abrió los ojos confundida al verlo más allá. ―Aaahhh. ―Se quejó al ponerse en pie, su feminidad duele muchísimo al igual que su bajo vientre y cabeza. ―¿Qué sucedió? ―Se preguntó al ver su vestido en el piso y encontrar su cuerpo desnudo. ―No puede ser. ―Dejó de respirar al ver la mancha de sangre en la cama, ¿Acaso le había llegado el periodo? Rápidamente, corrió y tomó las sábanas que había tirado al piso cuando se puso en pie, al revisarla y no ver más sangre, volvió a mirar la mancha sobre la cama y después con mucho miedo miró sus piernas, pero no había rastro de sangre,
Los días estaban siendo fantásticos para Vidar, ver el sufrimiento de quien lo rechazó es justicia divina para él, pues la está haciendo sufrir con sus manos y él es un Dios. Su buen humor lo ha llevado a acostarse con las mejores de las mujeres y es Eir quien se encarga de concertar cada cita, recibe cada llamada de las amantes y quien debe salir sin importar que tenga demasiado trabajo para comprarles de los mejores obsequios a las mujeres. Vidar miró a su mejor amigo, él como el desinteresado que es y el cotilla, no deja de visitar la empresa para poder ver a Eir, después de todo eran buenos amigos cuando ella decidió romperle el alma y marcharse sin mirar atrás. ―Te dije que tenías que pasar por mí después de las trece horas. ―Apolo poco caso le hizo, de no llegar a tiempo seguramente debía esperar para salir. ―Tú disfruta que he venido a visitarte, no seas un patán. ―Vidar gruñó, su amigo está siendo un dolor de cabeza. ―Es cierto, pobre Eir, ¿Cómo es que eres tan malo con el
Entre la mente y el corazón de Vidar empezó una batalla, él había estado ignorando esa pregunta, pues siempre desconfió de ella y aunque se convenció a sí mismo que la aceptó porque deseaba vengarse y burlarse de ella, todavía no termina de comprender por qué la dejó volver a su vida. Él sabía que ella no era la misma chica ingenua de antes, ella no es quien conoció desde niño porque la chica que conoció desde pequeño jamás le habría roto el corazón sin escuchar palabra, así que no puede responder a su cuestionamiento, pero tampoco puede confesarle que todavía la ama. Tras ese último pensamiento que se creó sin permiso, sonrió como el más cruel y despiadado de los seres viviente y mirándola a los ojos con una frialdad que congeló hasta el enloquecido corazón de Eir, soltó eso que sabía la destruiría un poco más. ―Porque me gusta ver el teatro de guiñol y tú para mí, solo eres una marioneta. ―Ella no significa nada para él y así seguirá siempre hasta que él se canse de verla sufrir.
Desde la noche que la salvó y cuidó, Vidar ha cambiado para mal, él no deja de hacerle la vida imposible a su asistente, se asegura de que el trabajo sea el triple de pesado e imposible para ella. Tal vez era porque quería demostrarse algo o quizás era por la presión que sus padres le estaban haciendo para que él buscara una pareja. Eso lo tenía de mal humor, lo que menos quiere él es estar con una mujer con la que no tiene ni un tipo de conexión. Fastidiado y sin nada mejor que hacer, tomó una torre de expedientes y salió de su oficina, un poco mas de trabajo para Eir lo hará feliz, pues es imposible que ella termine todo lo que le pidió en ese día y él se asegurará de que no salga en la madrugada como la última vez, sabe perfectamente que ella se irá temprano y eso será motivo para regañarla y hacerla llorar como siempre. Eir miró la torre de carpetas caer con fuerza sobre su escritorio y deseó llorar, ¿cómo es posible que él no tenga un ápice de misericordia con ella? Vidar esta
Esas palabras tensaron a Vidar, reconoce la voz del seguridad de la entrada, ¿Por qué él lo estaba llamando un sábado a esa hora y tan preocupado? ―¿Qué sucede? ―Se alejó un poco de las personas. ―Una de las empleadas se desmayó, es su asistente, señor. ―Vidar dejó de respirar al instante. ―La chica se quedó a trabajar toda la noche y para cuando llegué a las cinco y media ella estaba tendida en el piso, va en dirección al hospital ahora mismo. ―Vidar cerró la llamada y dejando todo se apresuró a marcharse, él debe llegar al hospital cuanto antes. ―¿Qué crees que haces? ―Vidar se vio retenido por su padre. ―Debes elegir a la futura luna hoy mismo, no puedes irte. ―Vidar se soltó de él. ―Hay algo más importante que debo hacer, padre. ―Lo miró con seriedad. ―Esto deberá esperar. ―Sin mirar atrás y dejando a todos descolocados se marchó sin pizca de remordimiento por dejar a las chicas ahí. Ahora lo único en lo que puede pensar él es en Eir. ¿Por qué la hizo trabajar tanto? Él no de