EXTRA. Te voy a conquistarLoan estaba decidido a sorprender a Danna con algo especial. Había planeado cuidadosamente cada detalle para crear un momento inolvidable para los dos. Con los niños quedándose con sus tíos por unos días, era el momento perfecto para llevar a cabo su plan.Con una sonrisa juguetona en su rostro, Loan condujo a Danna hasta el aeropuerto sin revelar su destino. Ella estaba emocionada por la sorpresa y se dejaba llevar por la intriga.—¿De verdad no me vas a decir a dónde me llevas? —preguntó finalmente cuando el avión privado despegó.—Nop, es sorpresa.—¿Y cómo planeas exactamente que yo no me dé cuenta de cuál es nuestro destino? ¿Eh?Loan sonrió, tirando de su mano para sentarla sobre su regazo y le acomodó un mechón rebelde de cabello detrás de su oreja.—Pues planeo mantenerte muy ocupada, pelirroja —respondió mientras acariciaba sus muslos, subiéndole el vestido con un toque sensual—. ¡Muy ocupada!Y tanto fue así que terminó rendida en brazos de Loan y
El frío envolvía la pista, pero los entrenamientos del equipo continuaban sin cesar. Noemi sonrió al verlo hablar con los chicos antes de mandarlos a hacer otra ronda. Había sido un excelente competidor, pero era un coach muchísimo mejor.Noemi se acercó a la baranda de la pista con un termo humeante en las manos, y el rostro de Levi se iluminó de alegría al verla.—¡Hola cariño! Pensé que no trabajabas hoy —le dijo envolviéndola en un abrazo y dándole un beso—. Por eso me escapé para dejarte dormir.—Y no trabajo, por eso vine a traerte chocolate caliente para calentarte... lo que te dejes calentar —dijo sonriendo toda coqueta.Levi aceptó el chocolate caliente con gratitud y dio un sorbo. El cálido sabor se extendió por su cuerpo, brindándole una sensación reconfortante.—Gracias amor —solo tenemos un par de vueltas de entrenamiento y luego pasaremos el día juntos. ¿De acuerdo? —dijo Levi, haciéndole un guiño travieso.Quince minutos después los chicos habían pasado de nuevo frente
Chiara estaba profundamente dormida cuando el sonido estridente del teléfono rompió el silencio de la noche. Cualquier otra en su lugar habría remoloneado, levantándose con los ojos entrecerrados y la voz somnolienta para contestar, ¡pero no ella!Sus hijas estaban con sus tíos y Jhon había salido con el equipo en una misión, y nadie llamaba a las tres de la madrugada para dar una buena noticia.—¿Hola? —dijo sentándose rápidamente en la cama."Chiara, soy Billy..."—¿Qué le pasó a Jhon? —lo increpó ella apresurada."Las cosas se descontrolaron un poco en la misión. Necesito que vayas al hospital de Zúrich donde trabaja Martínez. Es urgente", dijo Billy con tono serio.—¡Y yo te pregunté qué demonios le pasó a Jhon, Billy, contéstame!El corazón de Chiara se aceleró instantáneamente al escuchar el tono angustiado de Billy."John resultó herido hace un par de horas. No quiso atenderse hasta llegar aquí. Tienes que venir de inmediato", respondió Billy.Chiara sintió un nudo en la gargan
OCHO AÑOS DESPUÉS. La mesa estaba llena de comida, pero si eran honestos, resultaba difícil enfocarse en la cena con todos los niños jugando y corriendo de un lado para otro. Los hermanos Keller se habían reunido de nuevo en Lucerna para celebrar la Navidad junto a sus padres. La casa estaba decorada con luces parpadeantes y un aroma agradable a especias y pino llenaba el aire. Era un momento especial para la familia, y aunque se veían muy a menudo, cada uno de los hermanos esperaba con entusiasmo el reencuentro en la época navideña. —¡Somos muchos, ya hay que reconocerlo! —exclamó Loan. —¿Recuerdan cuando éramos solo siete? —preguntó Luana con nostalgia al recordar a sus hijos pequeñitos. —¡Y ahora somos más de veintisiete! —rio Nikola. El tiempo lo había devuelto a su silla de ruedas, pero estaba más contento que nunca rodeado de tantos nietos. —Nos alegra haberte hecho feliz, papá —le dijo Noémi mientras abrazaba a su padre. —¡Hey, Hey! ¡Aquí el primero en hacerlo feliz fui yo
ENERO SEATTLE —¡¿Cómo fuiste capaz de hacer esto?! —El rugido furioso de Zack Keller detuvo a su novia en la misma puerta de la casa apenas la vio llegar. Giselle vio una hoja en su mano y ni siquiera sabía de qué estaba hablando, pero jamás lo había visto tan alterado como en ese momento. —No sé de qué hablas... —¡Claro que lo sabes! ¡Abortaste a mi hijo! ¡Lo perdiste, a propósito! —la acusó él con rabia—. ¡¿Al menos tenías la maldit@ intención de decirme algo?! La mujer frente a él se puso pálida. —¿Cómo... cómo sabes...? Zack lanzó aquel papel en su dirección y la miró con decepción. —¿Olvidas que estás en el seguro médico de mi empresa? —escupió él acercándose a ella—. Apenas salió tu apellido en los registros de pago me avisaron. ¡Imagínate mi alegría cuando supe que el seguro había pagado por una prueba de embarazo y luego por una ecografía! Giselle se alejó de él con la cara roja por la vergüenza, pero Zack no era de los que daban tregua. A sus treinta y dos años, mult
NOVIEMBRE.VANCOUVER—¡Andrea! ¡A mi oficina! ¡Ahora!El grito de su jefe, un gerente medio en la compañía SportUnike, la hizo saltar en su asiento, angustiada, porque sabía que estaba de muy mal humor ese día.—¿Esta es una maldit@ broma? —gruñó lanzándole una carpeta de documentos a la cara—. ¡Te dije claramente que necesitaba los reportes de presupuesto de la división de deportes acuáticos ¡del mes pasado!Andrea abrió mucho los ojos.—Pero... señor Trembley... estoy segura de que usted me dijo que quería los de este mes...—¡No me discutas, inútil! —le espetó el jefe. A sus cincuenta años Peter Trembley era tan desagradable como su inflada panza, pero Andrea tenía que soportarlo porque a duras penas había logrado conseguir trabajo como su asistente y de eso dependían ella y su hija para vivir—. ¿No te das cuenta de lo que está pasando? ¡SportUnike ha desaparecido! ¡Un suizo hijo de puta la compró y ahora solo seremos una sucursal de su compañía! ¿Sabes lo que eso significa?Andrea
Pero si Zack creía que algo en aquella empresa iba mal, su instinto se disparó cuando bajó al estacionamiento y vio a la mujer apoyada en una de las paredes. Intentaba cambiarse los zapatos de tacón por unos tenis bajos, pero las manos le temblaban.Estuvo tentado a ir a hablarle, pero algo en él todavía se resistía a dejarse llevar por los problemas ajenos. Tenía una nueva empresa que dirigir, si quería que Andrea se sintiera mejor solo tenía que arreglar su empresa, no la vida personal de la mujer.Finalmente la vio ajustarse el abrigo y salir al frío de la calle.La miró desde lejos y vio que no tomaba un taxi ni un autobús, así que probablemente viviría cerca. No tenía idea de lo equivocado que estaba, porque Andrea no vivía ni remotamente cerca, simplemente no podía darse el lujo de pagar ningún tipo de transporte.Durante cuarenta minutos la muchacha caminó en medio del frío de un invierno canadiense, y para cuando por fin llegó a su edificio ya casi estaba oscureciendo.—Buenas
El rostro de Trembley enrojeció visiblemente y la dureza de sus ojos se mantuvo.—¿Esperando a Andrea? —gruñó—. ¿Te estás haciendo el gracioso o acabas de llegar y no sabes que las relaciones interpersonales están prohibidas en esta empresa?—Pues soy de lento aprendizaje pero tiendo a la imitación —replicó Zack con sorna—. Quizás me confundí cuando vi que usted se le está trepando como una iguana con falta de sol.El viejo apretó los dientes y soltó a Andrea con brusquedad antes de caminar hasta él.—No te atravieses en mi camino, niño, solo eres un recién aparecido y puedo...—¿Qué? ¿Despedirme? —lo interrumpió Zack con voz gélida—. Bueno... puede intentarlo, pero verá que mi trabajo aquí no depende de usted. Pertenezco al equipo del sueño de esta compañía y solo él puede despedirme. Estoy seguro de que no vería con buenos ojos que el gerente de turno intentara despedirme sin causa justificada.Trembley apretó los puños y lo miró con una expresión malvada y desafiante.—Pues quizás