Un matrimonio que tenía todo para salir bien, este es el de Dália Penedo que hizo todo lo posible para ganarse el corazón de Carlos Salazar y tener su "felices para siempre". Sin embargo, con el tiempo, las cosas cambian... y también los sentimientos. Aunque Dália ama a su esposo, su curiosidad la hace embarcarse en el peligroso mundo virtual, donde conoce a Señor V. , un hombre que conquistará el corazón de la joven. Ahora Dália está dividida: ama a su esposo, pero está locamente enamorada de V. Esta es una historia real, donde las decisiones que toma pueden cambiar su futuro para bien... o para mal.
Leer másBRASIL, 31 DE MARZO DE 2015.Estoy obsesionada con mi teléfono, solo quedan unas pocas líneas para terminar lo que estoy leyendo y, por increíble que parezca, vi muchos puntos de mi matrimonio en él. Yo estuve ahí envuelto en la trama que me desconectó del resto:—¡Dalia! - Llama mi esposo llamando mi atención. Miro hacia la puerta de madera donde aparece con su hermosa sonrisa — Ven a ver.Dejo mi teléfono celular y camino hacia la puerta que da al exterior, donde mi esposo está parado en la acera mirando la fachada. Me detengo a su lado y también empiezo a admirar las letras grandes:“Las delicias de Carlos”— ¡Es perfecto! - alabar admirando la fachada de nuestro restaurante.Sí, mucho ha cambiado en mi vida... en nuestras vidas. Despu&eac
Señor V...Como siempre la noche contigo fue maravillosa e inolvidable. Tu tacto, tu olor, tu beso y la forma en que me haces el amor quedarán grabados para siempre en mi mente. Además de tus palabras...Fuiste muy importante en mi vida, traté de luchar contra el deseo que sentí por ti todos estos años y perdí la batalla varias veces. Eres parte de mí, mi vida no tenía mucho sentido hasta que apareciste y te agradezco por ser mi amigo, confidente, mi amante...Es innegable que somos perfectos el uno para el otro, que tenemos sintonía y química... en la cama.Nuestra relación se reduce a la cama, el sexo y siempre ha sido así...Hace unos años hubiera dado cualquier cosa por vivir esta relación más allá de la puerta del dormitorio, pero hoy entiendo que esto no es posible y sé que tú también lo entenderás
Mis ojos buscan en el rostro de V cualquier atisbo de mentira, su mandíbula está relajada y su mirada serena... Se vuelve hacia la mesa donde dejó caer el sobre y lo retira. Luego se vuelve hacia mí, alzándose hacia mí: —Ábrelo para que puedas confirmar lo que te estoy diciendo. Tomo el sobre mientras respiro hondo. A mis manos temblorosas les cuesta romper el papel... o alguna fuerza mayor no quiso que me enterara de la verdad. Presiono con más fuerza y finalmente cede, permitiéndome ver el informe mientras lo despliego con calma. Ahí está: según la prueba realizada con la sangre de Carlos, Juan era su hijo. Respiro aliviado, hasta que el sentimiento de arrepentimiento me golpea. Podría haber evitado cenar con Carlos si hubiera abierto ese maldito sobre. —¿Entonces? ¿Tengo razón o no? - Pregunta V. — Está. - susurro mientras dejo que mi cuerpo se deslice en una de las sillas. Miro la V y luego hago la pregunta que me viene a la mente.
Giro el sobre en mis manos… Ese deseo de saber quién era el padre de Juan lo tenía enterrado desde hace muchos años, aún ahora con todo lo que está pasando. Sin embargo, eso es lo que dicen: la verdad siempre sale a la luz . Mis dedos se deslizan por los bordes, un simple gesto y todo se revelaría. Fueron solo mis dedos juntándose y rasgando el borde y eso fue todo. Simple... fácil... Sin embargo, no sentí que yo fuera quien debía abrir el sobre. No me sentía con derecho a hacer eso. Tomo una respiración profunda y luego la dejo en mi mesa de café. Me levanto y camino hacia el pasillo, donde tomo mi bolso, lo abro y saco mi teléfono celular. Me desplazo por mi lista de llamadas hasta que llego a un número específico, el número de la persona que creo que tiene derecho a saber. Después de algunos timbres, la línea es contestada:
—Dália Penedo, ¿verdad? - Pregunta Pandora quitándose las gafas de sol.— Salazar. - Completamente todavía sin creer que fuera ella. —Dalia Penedo Salazar.— ¿Como esta? – pregunta amablemente, al mismo tiempo, toca su cara con la mía por ambos lados.— ¿Estoy bien y tu? - digo aceptando el afectuoso abrazo que me ofrece a continuación.—Bien, bien... - comenta Pandora, aún de pie en la puerta. — Él esta?—No, tuvo un accidente con uno de los vendedores de licores para la inauguración de la casa mañana. - Contesto.— Derecha. - Luego mira dentro de la casa y luego a mí. — Preciosa casa.—Oh lo siento. - Pregunto dando un paso al costado — Entre, por favor.Su talón toca la piedra de mármol, pero ni siquiera hace ruido, como si pudiera
Me acerco al lujoso Porsche 918 Spyder negro de Señor V que está apoyado contra la puerta del pasajero. Se hace a un lado y luego abre la puerta para que entre. Señor V me mira de pies a cabeza sin disimular y luego suelta:—Vaya, te ves maravillosa. Si lo hubiera sabido, me habría vestido mejor.— Dijo el hombre de traje y corbata que me sostenía la puerta. - comento antes de tocar mi cara con la suya.Me subo al vehículo y espero a que Señor V haga lo mismo, evitando mirar hacia mi edificio. Le sonrío, quien aun manejando no puede evitar mirar mis piernas.— Debo admitir que me iba a quejar de la falta de transparencia en tu vestido, pero supiste compensar muy bien con el largo. - comenta V deslizando su mano por mi muslo hasta aventurarse en mi vestido.— Es una cena con amigos. - Recuerdo tomar su mano que ya se atreví
La añoranza me invade cuando escucho la voz de Carlos. Ha pasado tanto tiempo desde que escuché tu voz llamando mi nombre. La sensación debe estar en mi cara, porque V me miraba con cierta incomodidad. Incluso volvió a concentrarse en su comida cuando notó que lo miraba fijamente. Me muerdo los labios y luego digo: — Hola Carlos. ¿Cuánto tiempo? ¿Recordaste que existo? — Dália, te llamo para decirte que el próximo fin de semana estaré en Barcelona y me gustaría pasar el fin de semana con ellos... Si es posible. llego el viernes... — ¿Por mí mismo? - pregunto con leve irritación. —Dália, si es demasiado incómodo verme, le pediré a tu madre que vaya a buscarlos y me los traiga. claro si me lo permites... —Quiero saber si estarás aquí solo o con ella. - cuestiono, irritada. — Por mi mismo. - Solo responde. — Bien, autorizo. - digo escuchando la respiración aliviada de Carlos. — Gracias. - Gracias Carlos - Ad
Camino por el área de la piscina incluida en los 1400 m² recientemente adquiridos por Señor V, quien en ese momento estaba de pie admirando la fachada que tenía el estilo de los palacios británicos. Me mira sonriendo y luego se acerca diciendo:—Pensé que no vendrías.—¿Por qué no habría de venir? - cuestiono, ajustando seriamente mis lentes de sol.— Traté de comunicarme con usted en su teléfono celular, pero fue directamente al correo de voz. - explica V metiendo las manos en el bolsillo de sus pantalones ajustados de sastre color beige.Hoy estaba bastante desnudo, con zapatos marrones sin calcetines y una camisa blanca lisa arremangada hasta los codos y con el pelo todavía húmedo. Las últimas indicaban que o acababa de llegar o ya vivía en la casa. De todos modos, yo era todo lo contrario a é