SUGAR MOMES

Es increíble la afluencia de personas el día de hoy, prácticamente entran uno tras otro. Razón tenía Mr. Joel al decir que el trabajo se incrementaría el doble debido a las actividades especiales del club. —Buen día señor, bienvenido. —Muchacho ¡qué bueno verte!— recuerdo haberlo visto un par de veces la semana pasada. —Igualmente señor, disfrute su estadía— subo al auto y lo llevo directo al estacionamiento. —Oiga parce apúrele— me grita el Colombiano, me acerco corriendo y veo que tiene unas pajillas en la mano —ya saben el que saque la más corta es quien atenderá a la Viudita, a la una, a las dos, a las tres— todos sacamos una pajilla y comenzamos a compararlas —¡Qué suertudo Paulo! —Colombiano ¿Por qué a esa dama le dicen “La Viudita”? suena como un poco despectivo— pregunto tratando de satisfacer mi curiosidad. —En realidad la llaman Viuda Negra. Según los socios, estuvo casada por muchos años con un hombre que le llevaba el doble

—¡Cuánto te extraño!— susurro mirando la forografía. Arthur Percival Stratford III, era el nombre del hombre que me salvó hace tantos años, fue mi ángel guardián, mi ayuda, mi mentor, mi mejor amigo y el primer hombre en mi vida.Sentía hacia él una inmensa gratitud y con el tiempo desarrollé un profundo cariño hacia él, supongo que era algo parecido al amor, estuvimos juntos durante diecisiete años, los más felices de mi vida. Siempre he pensado que, si él no me hubiese rescatado esa noche, tal vez habría tenido el mismo destino que mi madre.Hoy, hace exactamente un año que falleció, nunca sospechamos que estaba enfermo, cierto día se sintió mal y tuvo un desvanecimiento, fuimos al médico urgentemente y descubrimos que tenía cáncer en etapa de metástasis, al mes siguiente murió

—¿Paulo Nascimento?— pregunta un hombre vestido de traje apenas salgo del edificio.—Sí, soy yo— abre la puerta trasera de un espectacular vehículo del año para que me suba a él, el hombre coloca el auto en marcha y nos encaminamos hacia la residencia de la señora Stratford. Poco a poco el paisaje va cambiando, frente a mi aparecen grandes y elegantes edificaciones con jardines hermosamente cuidados.—Bienvenido señor Nascimento— dice el chofer al abrirme la puerta del auto, la enorme casa se ve ostentosa.—Muy buenas noches señor Nascimento, sea usted bienvenido, sígame por favor— me saluda una mujer algo mayor.—Buenas noches— las palabras salen de mi boca de manera ahogada, me siento como un pez fuera del agua. Tomo asiento en un gran sofá mientras espero que mi bella señora aparezca. Siento un enorme nudo en

—Señora Margaret, acaba de llamar Robert desde la entrada principal, el joven Paulo solicita verla— oír esa noticia hacer que mi corazón de acelere.—Dile que le permita la entrada— ella asiente y rápidamente se retira, dejo el libro que estaba leyendo sobre el escritorio para salir a toda prisa de mi estudio y entrar al baño más cercano ¿qué me pasa con ese chico? Me pregunto mientras me miro al espejo.—¡Por Dios Margaret! le llevas le llevas más de quince años. Bien podría ser tu hermano menor o tu sobrino— me regaño mientras estudio mi rostro, como quisiera ser mucho, muchísimo más joven. Salgo del baño y me dirijo a la sala a esperarlo, respiro profundamente y suelto el aire poco a poco para tratar de calmar mis nervios.—Hola Paulo, es un placer verte de nuevo— sin ningún tipo de preámb

—Buenas noches— saludo al guardia de seguridad de la entrada al quitarme el casco.—Buenas noches señor Nascimento, siga adelante— las enormes puertas se abren frente a mí, recorro los poco más de dos kilómetros hasta llegar a la enorme y majestuosa casa.—Buenas noches tenga usted, señor Nascimento— me saluda el ama de llaves justo al llegar frente a la puerta —Pase adelante, la señora Stratford lo espera en la sala— voy hasta donde me indican y allí está mi bella dama, con un hermoso vestido negro y su hermoso cabello rubio suelto.—Hola Paulo— me dice desplegando una hermosa sonrisa.—Hola mi hermosa dama, estás más hermosa que nunca— me acerco hasta ella y tomándola del brazo la atraigo a mí, huelo su exquisita esencia para luego darle un apasionado beso, la pego más a mi cuerpo y s