Ya es de madrugada y sigo estudiando para mi examen, mi nombre es Samantha tengo veintiún años, estudio Administración, en la universidad, soy hija única, mi madre murió cuando yo tenía 6 años desde entonces vivo y trabajo con mi nana.
¿Quieren saber en qué trabajo? Pues mi nana es ama de llaves y yo pues .... se podría decir que soy su ayudante.
No me quejo... Me gusta vivir y trabajar en este lugar, es una mansión y lo bueno de que el jefe casi nunca esté, es que puedo hacer uso de la piscina, gimnasio y demás cosas de la mansión. Es un bono extra que disfruto.
Sin mencionar que mi jefe es un playboy, Rick Morris un engreído, prepotente, es empresario joven y millonario, su cuerpo trabajado en el gimnasio, sus ojos color miel, su pelo negro y sus tatuajes le dan un aire a macho alfa que me encanta. Si supiera todos los sueños y las veces que me he masturbado pensando en él, que puedo decir es mi amor platónico, sé que alguien como él nunca se fijaría en mí. ¡Hey! ¡No soy fea! Pero somos de distintas clases, yo nunca podré ser una estirada sin sentimientos.
(...)
—Despierta Samantha, otra vez te quedaste dormida — escucho la voz de mi nana entre sueños — levántate tienes que avanzar con las tareas de la casa antes de irte a estudiar.
—Si nana, lo siento — hablo entre dormida estirándome sobre las sábanas — me quede hasta tarde estudiando, voy a alistarme.
Me doy un baño rápido, me pongo unos shorts ajustados, una camisa a cuadros, zapatillas, quiero estar cómoda, me maquillo un poco y estoy lista para empezar el día, es una tranquilidad que no me hagan usar uniforme, no tengo nada contra ellos, pero prefiero usar mi propia ropa.
Subo a la habitación principal, el jefe ya no debe estar, suele irse temprano, será mejor que empiece por ahí.
Abro la puerta y escucho la ducha, ¿Aún no se ha ido?, la curiosidad me gana, quiero ver a este Dios griego, aunque sea un segundo. Me asomó lentamente y observó, ¡DIOS MÍO! Como lo imaginaba tiene un trasero formado y sus músculos son un sueño, paso grueso y siento que me mojo con solo verlo, no puedo evitarlo y me quedo más de la cuenta.
Se pasa el jabón por todo su cuerpo, lo observo mordiendo mi labio, en este momento quisiera ser ese jabón, pasar por su cuerpo.
Cierra la llave del agua y me alejo, salgo rápido pero silenciosamente de la habitación. Difícilmente podré dormir hoy, su recuerdo me atormentará por las noches, sonrío ante los maravillosos sueños que tendré.
Termino de arreglar las habitaciones y me dirijo a nadar, ya me aseguré que no está en la casa.
Me coloco mi bikini y doy un chapuzón, nadar siempre me relaja, y después de lo que he visto en la ducha voy a necesitar de muchas horas nadando para relajarme y apagar el calor que se encendió en mi interior. Salgo de la alberca y me acuesto dispuesta a tomar un poco de sol, cierro los ojos y una voz masculina me hace brincar.
—No sabía que le había dado permiso de nadar en mi alberca — abro los ojos asustada —espero que ya haya cumplido con sus obligaciones.
Hay está él, parado al frente de mí con su rostro serio, está guapísimo como siempre, con su traje de etiqueta, no puedo evitar perderme unos segundos en sus labios.
—Señor Morris.... yo… Lo siento, terminé con todas mis tareas y solo quise.... —me pongo de pie inmediatamente y agacho la mirada, su recuerdo de él en la ducha llega mi mente, siento su mirada recorrer mi cuerpo —, disculpe no volverá a pasar —me doy cuenta de que estoy en bikini delante de él, sé que no es correcto, pero no puedo evitar querer coquetear un poco, así que me agacho para recoger mi toalla, haciendo resaltar mis curvas y cuerpo bronceado, volteo a verlo y su mirada está fija en mí.
—Como tiene bastante tiempo libre, le encargo que organice la fiesta que daré este fin de semana, mañana me pasará la lista de lo que piensa servir, para aprobarlo.
—Muy bien señor ¿Me puedo retirar? —lo miró fijamente mientras me pierdo en su mirada, es tan guapo.
—Si Vaya a vestirse —se hace a un lado para dejarme pasar, siento su mirada seguirme, no puedo evitar voltear y mirarlo antes de entrar. Nuestras miradas se cruzan y voltea rápidamente, me contentare con eso por ahora.
(...)
Es un nuevo día, estoy un poco nerviosa por lo de ayer, tuve suerte que no se molestara mucho y terminara despidiéndome, no puedo perder este trabajo, lo necesito para pagar mis estudios. Voy a verlo a su despacho, está revisando unos documentos.
Toco la puerta y me deja pasar.
—Disculpe le traigo la lista de lo que se servirá en la reunión, para que lo revise —me hace una seña con la mano para que pase, le entrego el papel y me quedo parada frente al escritorio.
—La lista de invitados está allá... tráelo —me señala un estante, yo solo asiento en silencio.
Me acerco y no puedo evitar quedarme observando la foto de un niño, está con dos personas muy elegantes, deben ser sus padres, he hecho la limpieza de este lugar muchas veces, pero nunca me había detenido a observar la foto.
Siento que se acerca por detrás y me susurra al oído
—Son mis padres —este acercamiento hace que mi piel se estremezca y él lo nota.
—Su madre es muy bella...— volteo quedando frente a él — Disculpe ya tengo la lista, con su permiso me retiro — salgo lo más rápido que puedo de ahí sintiendo que me falta el aire y las mejillas están encendidas.
El solo hecho de tenerlo cerca me pone nerviosa, el sentir su aliento por mi oído hizo que mi corazón comience a latir con tanta fuerza que pensé que saldría de mi pecho.
Llega la noche y estoy dando vueltas en mi cama, no puedo dormir, sigo recordandolo en la ducha, comienzo a acariciarme yo sola imaginando que son sus manos, después de darme placer yo misma, voy a la cocina por un vaso con agua, veo y no hay nadie, solo tengo un pequeño pijama puesto, que consiste en un short y una camiseta de tiras estoy absorta en mis pensamientos.
—Ah... Rick Morris como me gustaría que me hagas tuya —siento a alguien acercarse detrás de mí y colocar sus manos en mis caderas, se acerca a mi oído
—¿Decías algo? —no puedo creer es él, rayos hable en voz alta —¿Quieres que te haga mía?
—Disculpe no... Sabía... Que estaba... —lo digo tartamudeando un poco y con timidez agachando la mirada.
—Te hice una pregunta — levanta mi rostro para que lo vea a los ojos.
—Sí... Eso quiero —ya no quiero ocultar mi deseo.
—Y ¿Te gusta espiar a la gente mientras se baña? —aprieta mis caderas y las pega a su cuerpo, siento su aliento en mi cuello cuando me habla, hace que mi piel se estremezca.
—Lo.... Siento, fue casualidad… yo… no quería...
—¿Te gusto lo que viste? —sus manos comienzan a subir por mi vientre lentamente.
—¿Quiere saber si... me gusto…? — estoy confundida, nerviosa y con el corazón latiendome en los oídos.
—A mí me encantó lo que vi en la alberca —hace a un lado mi cabello y comienza a besar mi cuello — por eso te pregunto si te gusto verme desnudo mientras me bañaba.
—Yo... Ahhh... —mi cuerpo reacciona a sus caricias.
—Contesta — su voz es firme y sus palabras salen en una orden.
—Sí, me gustó lo que vi — contesto tímida.
Su mano sube hasta tocar uno de mis senos que estaban desnudos por debajo de la camiseta, lo masajea y aprieta haciéndome soltar un pequeño gemido.
—¿Te gusta? ¿Quieres más? —esta vez usa las dos manos para hacer lo mismo, los masajea, aprieta a su antojo y eso me excita.
—S.… Si —Tengo las bragas completamente húmedas
Sus manos sueltan mis senos y bajan por todo mi cuerpo, acariciando y apretando hasta meterse dentro de mis bragas, pasa sus dedos por mi clítoris, comienza a hacer movimientos circulares que hacen que eche para atrás mi trasero, presionando su creciente erección.
Sus caricias son expertas, el miedo de estar en la cocina y que alguien pueda ingresar aumenta la adrenalina, me voltea colocándome frente a él, se agacha, levanta mi camiseta, comienza a morder y besar mis senos, mientras sus dedos siguen jugando con mi clítoris, logra que me den pequeñas contracciones.
Me toma de la mano para dirigirme a su despacho, al ingresar se detiene para quitarse la ropa, yo solo lo miro soy incapaz de hacer cualquier movimiento, solo lo contemplo temo que sea solo un sueño.—¿Quieres que te haga mía? —solo muevo la cabeza en señal de aprobación.—Entonces hoy serás mía, vas a complacerme—me toma de la cintura y me levanta haciendo que enrede mis piernas a sus caderas, camina conmigo hasta colocarme en el sofá—seré tu dueño, tu amo —lo dice en tono posesivo y de mando eso me encanta.Deseaba tanto este momento, estar entre sus brazos, mi vagina palpita solo con la idea de que me haga suya, mi corazón palpita acelerado. Me arranca el pijama que traía puest
Samantha se dirige emocionada a la habitación de Rick, la puerta está entreabierta, empuja suavemente e ingresa, lo busca con la mirada y está en el balcón, tiene un cigarrillo en la mano derecha y en la otra una foto que Samantha no logra distinguir bien quien es.Se acerca en silencio—Ya estoy aquí amo —lo dice con voz suave, Rick voltea a verla y tiene una pequeña lágrima en su rostro —¿Se encuentra bien? — le dice con voz de preocupación.Rick voltea rápidamente y seca la lágrima.—¿Quién te dio permiso de ingresar? —voltea a verla molesto.—Lo siento, vi la puerta entreabierta y pens&eacut
Samantha lo piensa por un instante.“Si voy a la fiesta con su amigo le demostraré que no me interesa ni me afecta que esté con esa rubia oxigenada”, se convence a sí misma.—Está bien señor Frank entraré de nuevo con usted —caminan con dirección a la casa.—Solo Frank por favor, eso de señor me haces sentir viejo y apenas tengo 30 —le dice con una sonrisa de oreja a orejaSamantha no puede negar que es una persona bastante agradable.Entran y se choca con la mirada de Rick, es como si en ella le preguntara que está haciendo, camina lo más natural posible del brazo de Frank, se dirigen a la pista de baile, tiene bue
Rick se acerca con una expresión que no habían visto antes en él, por instinto Samantha retrocede un paso, ahora se dirige a ella.—Samantha no sabía que acostumbras traer hombres a tu habitación —abre los ojos asombrados no puede creer que le esté hablando de esa manera —por lo visto no puedes estar tranquila...Antes que termine de hablar la palma de la mano de Samantha se estrella en el rostro de Rick, está furiosa, él no tiene ningún derecho a hablarle así, mucho menos después de haberle dejado claro que no siente nada por ella.—Tranquilo Rick no pasa nada solo la acompañé — Frank trata de calmar la situación.Rick no retira su mirada de Sa
“¿Qué hago? ¿Le reclamo? Con qué derecho, quedó claro que no quiere nada serio conmigo, seguro ayer se acostó con esa tal Daniela y ha dejado su ropa interior”, su pensamiento la apuñala.Va directo a su habitación, se cambia de ropa, agarra sus cosas y sale a estudiar, necesita salir de esa casa, siente que le falta el aire.Por suerte su nana viajó a su pueblo a visitar a un familiar enfermo, Samantha no hubiera querido que la vea en este estado.Sale de la casa caminando rápidamente cuando una voz la detiene.—Samantha, ¿Cómo estás? —voltea y Frank está parado con una tierna sonrisa.
Samantha y Andrea llegan al lugar de moda, una fila enorme les da la bienvenida, Andrea jala de su mano y se dirigen a la puerta de ingreso, le sonríe a uno de los de seguridad, este la saluda y las deja pasar, escuchan a las chicas de la fila reclamar, Andrea se voltea y les levanta el dedo medio, ríen e ingresan.El lugar es enorme, el olor a alcohol, cigarrillo y marihuana inundan sus fosas nasales, la música electrónica suena en todo el ambiente. Caminan hacia la barra, piden dos tequilas para entrar en ambiente, lo toman de golpe y sueltan un grito de alegría, un rubio se acerca donde Andrea a sacarla a bailar, esta mira a Samantha, le sonríe en señal de aprobación.—Estaré bien — le dice y Andrea se va.Se acerca un chico pelinegro a sa
El día paso rápidamente entre besos y caricias, han pedido el almuerzo, no se han separado ni un instante, es hora de que hablen, Samantha ha estado postergando todo el día.—¿Sigues acostándote con Daniela? — suelta la pregunta como si no fuera importante.Se cachetea mentalmente, como puede soltar la pregunta así, toma un trago grueso de whisky, siente el amargo de su sabor pasar por su garganta y quemarla por dentro.Rick voltea a mirarla asombrado por la pregunta, pero automáticamente se le dibuja una sonrisa en el rostro.—¿Estás celosa?—Para nada, simple curiosidad — se encoge de hombros — solo quiero saber si tambi
SamanthaEl despertador suena, me estiro entre las sábanas, hoy no tengo ganas de salir de mi habitación, doy vueltas hasta que caigo de la cama —Auch... —eso me pasa por floja, me coloco de pie, ingreso a la ducha para despertar, me alisto para ir a la universidad hoy tengo clases en la mañana, antes tengo que dejar todo dicho en la casa.Salgo ya vestida, con mi mochila en los hombros, llevo puesto un pantalón de mezclilla rasgado, un top blanco con zapatos deportivos del mismo color, suelto mi cabello y me dirijo a la cocina, me quedo estática, parece que me golpee la cabeza muy fuerte y estoy viendo visiones, parpadeo un par de veces, mi corazón recibe una punzada, es real, ella está acá, la veo regresando el desayuno y dirigiendo qué es lo que se