LA SUBASTA

—¿Qué problema? —lo miro sin comprender.

—Que no sé cómo podré aguantar cuando los demás hombres se queden viéndote.

Sonrío dándole un manotazo suave en el vientre.

—Vamos antes de que se haga tarde.

Salimos y el chofer nos abre la puerta de la limusina, estamos sentados y Rick se acerca para besarme, lo detengo colocando un dedo sobre sus labios.

—Lo siento amor, arruinaras mi labial y quiero llegar presentable.

Gruñe y se vuelve a acomodar en su sitio.

—Está bien, pero ni creas que voy a aguantar las ganas de besarte por m

Capítulos gratis disponibles en la App >

Capítulos relacionados

Último capítulo