Capitulo Siete: Recapacitar después de cagarla
Sophia salió a toda velocidad del baño, como si el mismo demonio la estuviera persiguiendo, tocando casi sus zapatos de tacón. Caminó de prisa atravesando todos los cuerpos sudados que estaban bailando en la pista de baile, gozando de lo lindo mientras ella estaba temblando de cuerpo completo. Se apresuró todo lo que sus tacones le permitieron, dando grandes zancadas para poder llegar a la barra, donde había dejado a su amiga Aria.
¿En qué estaba pensando? Se preguntó mientras caminaba deprisa.
¿En qué demonios había pensado cuando le había bajado el pantalón a Leo Sandoval? ¿acaso Estaba loca? ¿había perdido el juicio al terminar con Hermes? ¿acaso pensaba que esto no iba a tener consecuencias?
¡Mierda, mierda, mierda! Se dijo una y otra vez, murmurando mientras caminaba por todo el bar.
¿por qué demonios había tenido que ir a un bar tan grande, tan espacioso y aún
Capitulo Ocho: NerviosSophia McAdamsCAPÍTULO OCHO— ¿A dónde vamos? — le preguntó mientras se colocaba el cinturón de seguridad.Nunca se había montado en un Mercedes Benz.¡Cuánto lujo y glamor!—¿No querrás que te posea en el baño del club o si? — él no la miró pero ella sintió su presencia como si lo hiciera.Leo Sandoval es la encarnación de lo prohibido, de la tentación, del lobo feroz del que ella debe mantenerse alejada como si fuera la peste.Pero no pudo.Quizá por culpa de los chupitos de tequila, a lo mejor porque tenía ganas de una noche loca.O quizá por que desde esa mañana no había podido dejar de pensar en él.—¿Te estás arrepintiendo?—No me arrepiento de mis decisiones — le respondió, aunque una voz atrevida le pellizcó y gritó que sí. —¿A dónde vamos? — vuelve y pregunta.No le gustaban los misterio
Capítulo Nueve: ¡Joder!—¿Qu.. Qué....? ¿Qué? —Sophia estaba muda, sobre la encimera, observando a un sonriente e intimidante Leo. —¡Estás demente!Estaba furiosa. Deseaba pegarle, golpearlo. Todo fue un truco para vengarse? Uno en el que ella había caído como mosca en la leche, como una polilla en la luz.Joder.Se la había tragado.—Dijiste que tu mandabas. —dijo el sin quitar la estúpida sonrisa de su rostro perfecto. —Te demostré lo contrario.Era un maldito.—¿Y porque aún tienes una erección del tamaño de un bate de Baseball? —no sabía de donde diablos había salido ese atrevimiento, pero lo cierto era, que a esas alturas, desnuda de la cintura hacia arriba, con la tanga tirada en el suelo, y su sexo abierto esperando algo que nunca llegó, el atrevimiento era lo mejor que podía sacar —¿eres tan egocéntrico que prefieres evitar que tenga un orgasmo y no venirte conmigo?¿Acaso e
Leo observó la pelirroja de arriba hacia abajo, confundido se detuvo en el umbral del pasillo que conducía a su habitación y el estudio, donde pasaba horas trabajando y elaborando proyectos de compra, para futuras inversiones de la empresa en la que laboraba, y en la que aspiraba a ser más que un simple empleado.Aunque de simple no tenia nada, se corrigió orgulloso.Él se había ganado el puesto de mejor negociante y un gran activo para Mega Inversiones, por eso Marcos tenía tanta confianza en él, y por eso le daba los mejores contratos, así como los viajes al extranjero.Esa confianza no debía romperla.Cinco segundos. Solo cinco segundos y ya la pelirroja estaba vestida, con los tacones puestos y la mirada aprensiva.Cierto era que las mujeres eran más veloces para muchas cosas.Aunque el cabello rojo de ésta, dictaba mucho de estar arreglado.Parecía que acababa de correr un maratón.O
Sophia McAdams—¿Estás bien? — fue lo primero que escuchó cuando abrió la puerta al día siguiente.—No me secuestró, violó, ni me ató a su cama —le respondió moviéndose de la entrada para dejar que Aria entrase a su apartamento.Su amiga iba ataviada en un vestido de rayas verticales de color rojo y blanco, el cual dejaba ver sus bronceada y muy torneadas piernas, así como unos pies con Pedicure recién hecho.—¡uy! Que cara —dijo al cerrar la puerta — ¿no fue tan bueno como pensaste? Juraba que ese bombón podía dar mucho más.Aria la persiguió hasta la habitación, donde Sophia terminaba de alistarse para ir a su segundo día de trabajo, con una migraña que le estaba haciendo dudar de todo en su vida. ¿Por qué razón bebió tequila?Ah, sí. Recordó molesta.¡Por la tonta de Aria!—Toma — Aria sacó de su bolso Channel un frasco con pastillas — pensé que ibas a necesitar esto, y por la cara que
Capítulo DoceSeguro que todos los ojos estaban encima de ella, casi iba arrancándose cada hebra de su cabello rojo, uno a uno, como medio de tortura y ansieda, apretando los labios y fijiendo mirar al infinito, con la cabez bien en alto.Por más que caminaba intentando aparentar una seguridad que no poseía, sentía que cada una de las personas que se topaba en el camino la observaba, la miraba con esos ojos de acusación, una mirada llena de prejuicios.Zorra, puta, fácil.Cada una de esas palabras la llevaban en la mirada que le lanzaban a cada paso que daba por el corredor de la meurte, por el apsillo de los fusilados, entrando por el ascensor -alias el martirio de los pecadores y putos- el cual tomo estando lleno de gente que no tneia idea de que ella había tenido sexo la noche anterior.¡Carajo!¿como había caído tan bajo? ¿cogerse a un compañero de trabajo el mismo día que lo había conocido?¿acaso estab
Leo Sandoval—Lo primero que te dije Sandoval. ¡Lo único que te pedí! — Marcos lo miraba lleno de rabia.Era cierto, él tenía razón.—¿Qué quieres que te diga? ¿Que lo siento? ¿Que me arrepiento?—¡Quiero que me escuches Joder! ¡Quiero que cuando te hable me prestes atención! — bociferó airado. —No eres un maldito Muchacho Sandoval. ¡Eres un jodido hombre de treinta años!Marcos nunca le había dado una reprimenda así, mucho me os le había hablado sobre mujeres. Pará Leo, su jefe era lo más reservado y metódico posible. Siempre iba un paso adelante, por eos lo admiraba y confiaba en cada decisión que Marcos tomara.Él sabía que su jefe, que ese hombre que tenía enfrente, con los ojos verdes llenos de ira y enojo, no se andaba equivocando.Pero se había equivocado con él.—Mi vida personal no debe de...—¡y una mierda! — rigió golpeando su escritorio —¡carajo! Pareces un maldito crió con el cerebro en las
CAPÍTULO CATORCEDespués de incómodas horas de trabajo, mirando sobre su hombro buscando con sus ojos, que Leo apareciera en cualquier momento, para burlarse de ella, o para invitarla a su apartamento otra vez. No entendía sus sentimientos encontrados. El hombre era el más odioso y petulante que había conocido en su vida, y aun así, era el único que no había salido de su cabeza.La decepción fue la única que llegó ese día a la vida de Sophia, esas nueve horas de trabajo fueron eternas para ella y su cordura.¿Decepción? ¿Pérdida de neuronas por un polvo era posible?Seguro que, después de todo, uno subía al cielo y bajaba en picada.Seguro que allí, justo cuando él le metió los dedos hasta el fondo y la hizo llegar al orgasmo, estaba segura que al pegar la cabeza a la puerta, sus neuronas habían colisionado y explotado de forma estrepitosa.Provocando que ahora, estuviera en ese estado de confusión y deseo de ser posei
LEO SANDOVALEl ascensor estaba tomándose todo el tiempo del mundo en terminar de llegar al lobby. Había quedado con Rey para tomarse unos tragos, cosa que él necesitaba con desesperación y angustia. ¿Cómo era posible que esa pelirroja no saliera de su cabeza en todo el día?Sabía que lo había hecho mal al entregarle el sostén esa mañana, pero no había podido evitarlo. Quería hacerlo en privado, a discreción, pero ella se había encargado de que Marcos lo supiera, y posiblemente media compañía.Por primera vez a sus treinta años, no tenía control en lo que otra persona hiciera en su vida, con su mente, y con la parte cubierta por sus pantalones hechos a medida.Saco el móvil del bolsillo de su traje y marco el numero de Rey.—Hey — saludó a su amigo y confidente.—Voy saliendo — Rey había estado fuera de la oficina todo el día, por lo que se había visto obligado a concentrarse lo más que pudo, para olvidar su encuentro