Iván Armet
Entrelazamos nuestras manos y caminamos por Central Park, tenía que llegar a la oficina para hacer mi último papeleo, pero no la dejaría sola, no correría el riesgo de que se alejara nuevamente, aunque en estos momentos me estuviera prometiendo que se quedara, ella habla por móvil, seguro es con Paolo o Erick, ellos sabían que estaría aquí, probablemente ellos la habían traído, no tengo pruebas, pero tampoco dudas, solo ellos sabían dónde estaba, cuando corta me observa y me regala una de sus sonrisas, me derrito al instante y la tomo de la cintura acercándola a mí, sus preciosos labios quedan a mi merced y los saqueo a gusto.
Nos separamos después de algunos segundos, ella ríe por lo bajo y me comenta que se nota que la extrañaba, solo asiento embobado por su melodiosa voz, no sabe cuanta falta me ha hecho, pero esta vez será diferente, nos acercamos a la estación rápido y sin pausas, le digo que tengo que llenar algunos informes y ella asiente diciendo que no tiene nada mejor que hacer, es entonces cuando comenzamos a subir las escaleras que nos llevan a la entrada principal, allí le pido al portero que me dé una credencial de visita, él no se demora en dármela, me molesta que no le quite los ojos de encima a mi castaña.
– Hay mucha gente aquí ¿o no? – Pregunta algo nerviosa y yo la observo riendo – no se trata de que sea tímida, pero es que es la primera vez que vengo aquí …
– Tranquila amor – la calmo dejando un casto beso en sus labios - a esta hora solo está mi unidad y la jefa, pero ella nunca sale – la tomo de la cintura y ella se abraza a mí, suspiro y aaah sus suaves manos me hacen cerrar los ojos – Jack y Diana están aquí – ella me sonríe y se pone de puntillas para dejar un beso en mi barbilla – cada vez estás más enana – bromeo y ella me golpea en el estómago – golpe bajo – digo agachándome porque si pega duro – como tú – ella suelta una risa.
Cuando llegamos a la puerta, ella se detiene, respira hondo y asiente hacia mí, es entonces cuando yo abro la puerta, entro primero sin soltar su mano, varios de los presentes me observan, pero luego vuelve a lo que estaban haciendo, es Jack quien ve a Cielo y de inmediato se acerca a nosotros.
– Enana – grita llamando la atención, ellos se saludan efusivamente - ¿Cómo estás? ¿Cuándo llegaste? ¿Por qué no habías aparecido? – Le reprocha enseguida.
– Jack – lo reprendo y le hago una seña para que baje el volumen de su voz - ¿la jefa se fue? – Él niega con la cabeza y se vuelve hacia mi castaña enseguida.
– Estoy bien, hace unas horas, porque estaba en Turquía en pueblo chico ¿y tú? – Ella siempre es tan educada.
– ¿Volviste por esto? – Me indica con su dedo y ella feliz asiente con la cabeza – que mal gusto – hace un gesto como ofendido, mientras yo lo observo serio.
Es entonces cuando soltamos una risa y todos nos quedan mirando, Cielo se pone roja como un tomate y se aferra a mi mano, Diana también nos saluda y me avisa que la jefa me quiere ver, entonces me voy a mi oficina bajo la atenta mirada de todos, con mi castaña de la mano, le digo que se siente donde quiera y que me espere pero no alcanzo a salir de allí, porque mi jefa llega antes, ella nos saluda y me observa con molestia.
– Cielo Esposito – dice mi castaña a modo de saludo.
– Fernanda Ibarra – responde la detective – no sabía que tenía visita Armet.
– Si gustan los dejo solos – agrega Cielo saliendo de la oficina – permiso le pide a la detective y ella se va hasta el escritorio de Jack.
– ¿Tienes los informes de la operación? – Pregunta enseguida, volviendo a su postura de jefe.
– Sí, estamos en eso – explicó – aún me faltan los videos, pero los chicos no se demorarán, en una hora más o menos ya estará todo – le digo calmadamente.
– Eso es bueno, muy eficiente – hace una pausa – ella es sobrina de su cuñada, ¿me equivoco? – Asiento con la cabeza mientras me dejo caer en mi asiento, mientras la detective hace lo mismo – entonces, ¿solo alcance de nombres?
– Así es – fijo mi mirada en Cielo, quien conversa con los demás y ríe con ellos – viene llegando de un viaje.
– Las niñas ricas son muy privilegiadas, no hacen nada, pero se lo pasan viajando – que jodida opinión, evito responder – espero su informe entonces – duda antes de decir algo, pero se gira nuevamente hacia mí – ¿celebrarán esta noche? – Su pregunta me sorprende.
– Si, solo los chicos – le respondo, yo me iré con mi castaña – tengo compromisos hoy – ella asiente y se va.
Que mujer más rara, me quedo pensando pero pronto me pongo de pie y voy hasta donde esta Cielo, ella me observa de inmediato, pareciera que me siento cuando me acerco a ella, poco a poco me integro a la conversación, los chicos ya la han invitado a la celebración de esta noche, ella se negó como toda una dama, me coloqué a su lado y no dije mucho, me di cuenta de que ellos pensaban que ella era una amiga o algo así de nosotros con Jack y Diana, los elogios no se hicieron esperar, varios de los chicos la miraban de reojo y de pies a cabeza.
Me acerqué a su oído y le susurré lo que había descubierto, ella me respondió que ya sabía, no me di cuenta cuando Trent llegó a nuestro lado, pero me extendió el informe completo y quedó mirando a mi Cielo, ella lo saludó y se presentó, fue entonces cuando Trent entendió.
– ¿Ahora si me podrá contar la historia larga, jefe? – Yo solo asentí a su pregunta, Cielo me observó extrañada, pero le hice una mueca, ella sabía que después le contaría.
Muchos no entendieron, pero eso a nosotros nos daba igual, mi móvil sonó y era Sol, quien me pedía que le pasara a Cielo, ella no tenía su móvil en las manos, inmediatamente se la pasé y varios de los chicos comenzaron a irse, les comenté a Jack y a Diana que no iría a la celebración, ellos entendieron al instante, pronto fui a la oficina de mi jefa quien ya se retiraba también y le entregué el informe, ella lo tomó y lo puso en su bolso, nos despedimos y se fue.
Cuando volví a mi oficina Cielo aún hablaba por mi móvil, pero ahora con Sol y Liz, el tema era su abuelo, don Alfredo, tenía entendido que estaba viajando por Europa junto a Loreta, pero por lo que escuchaba, llegaría a instalarse unas semanas a NY, ellas alegaban que en casa de quien se quedaría, Cielo era tajante en decir que con ella no, que tenía un poco de peso sobre ella en estos momentos.
Por mi parte, comencé a prestar más atención a su cintura y ese hermoso trasero que tanto me gustaba, la abracé por atrás y comencé a dejar besos en su cuello, haciendo un lado su cabello, metí mis manos por debajo de su blusa, mientras restregaba mi erección en su trasero sobre sus jeans, mis manos pellizcaban sus pezones que no tardaron en reaccionar a mis caricias, Cielo aún hablaba por el móvil.
– Abre un poco las piernas, amor – le susurré, mientras la acomodaba contra el escritorio, ella no dudó en hacerme caso, por lo que colar mi mano por su pantalón se hizo fácil.
Poco a poco desabroché su jeans, con la yema de mis dedos rocé su intimidad, mi placer fue sentirla ya húmeda, relamí mis labios y le quité la ropa que llevaba puesta, dejándola desnuda desde la cintura para abajo, me levanté y la giré para quedar frente a frente, busqué un beso en sus labios y lo fui intensificando, mientras mis manos desabotonaban su blusa y quitaban su brasier, cuando estuvo totalmente desnuda frente a mí, sus ojos se cruzaron con los míos y en ellos había ese brillo que me enamoraba de ella.
Dejé su boca y bajé poco a poco, dejando un camino de besos y pequeños mordiscos hasta sus pechos, los consentí a mi antojo, aún no podía dejar salir gemidos, ya que aún no podía cortar la llamada, reí cuando trato de ahogar unos - ¿quieres que me detenga? – Susurre cerca de su oído y ella negó con la cabeza, lo sabía, es más pervertida que yo.
Volví hasta sus preciosos pechos y seguí en mi faena, los consentí hasta saciarme de ellos, pero había algo más que me llamaba a seguir bajando, cuando pasé por su abdomen ella cortó la llamada de golpe, el móvil volvió a vibrar pero ninguno de los dos estaba apto para contestar, llegué hasta su centro y entonces subí una de sus piernas a mi hombro, mientras ella se afirmaba del escritorio, con ayuda de mi mano introducía mi lengua en sus suaves pliegues, ellos parecían hechos a mi medida, mientras que la pequeña oficina se llenaba de sus gemidos, penetré su centro con mi lengua y solo eso bastó para comenzar nuestro juego, lamí y saboreé sus jugos, mientras ella jalaba de mi cabello pidiendo más, pidiendo que no pare, pronto la escuché soltar el primer orgasmo y suavemente desalojé su exquisito centro.
Me coloqué de pie sin soltarla, ella arqueó la espalda cuando la levanté dejándola sentada sobre el escritorio, mi erecto miembro la pedía a gritos, comencé a masajear su centro con la cabeza de mi glande, lo introduje de a poco, sintiendo como ella se iba abriendo para recibirme, ella fue quien buscó mi boca y nos besamos, mis embestidas no tardaron en llegar, una de sus manos llenó a mi cintura incentivándome a acelerar el ritmo.
Su estrecha entrada me tenía al borde del orgasmo, y mis movimientos no ayudaban a mantenerme. Cuando arqueó la espalda supe que ella estaba cerca, por lo que saqué mi miembro y lo volví a meter de golpe, logrando un gran gemido de parte de Cielo, quien cerró los ojos disfrutando de todo este placer que nos habíamos negado por algunos meses.
– Amor necesito que me mires – le rogué, y ella abrió sus ojos y me mantuvo la mirada.
Aceleré las embestidas y pronto los dos llegamos al orgasmo, era lo que necesitaba, la abrace a mí y ella escondió su rostro en mi pecho, salí de ella y la ayudé a ponerse de pie, estábamos todos sudados, por lo que se me ocurrió que nos bañáramos allí, estábamos solos por lo que el baño privado estaría desocupado, a ella le pareció genial, entonces nos vestimos y nos movimos hasta el baño privado, allí regulé la temperatura del agua mientras ella se desvestía y observaba su cuerpo en el espejo.
– ¿Pasa algo? – Pregunté curioso – nunca habías hecho eso antes.
– No, nada, solo que el cuerpo no me dolía desde hace tiempo – los dos soltamos la risa – oye, no te rías, ni los entrenamientos me dejaban tan molida – termino por decir.
– ¿Qué entrenamientos? – Pregunto curioso.
– Cuando estuve en Italia entrené con Eros, él me enseñó algo de defensa personal – lentamente se acercó a mí, la tomé en mis brazos y nos fuimos metiendo bajo la regadera – se me hizo bastante útil.
– ¿Tengo que preocuparme por esa relación? – Pregunte algo dudoso, mientras que ella reía.
– ¿Celoso? – Pregunto y yo asentí – no, solo si no confías en mí, Eros era amigo de mis padres y creo que hasta amaba a mi madre, con ella se comprometió a enseñarme – asentí, ahora estaba entendiendo algunas cosas – fuera de eso me trata como a una hija.
– Lo sé – le confesé – tuve una conversación con él, en donde me reprendió por llamarte tanto, me aclaro que estabas bien y que volverías.
– Algo escuché – dijo ella y me besó - ¿todo más claro? – Me pregunto y yo asentí - ¿tu jefe quiere tus huecitos? – Pregunto.
– No lo sé, es complicada, de repente es gentil y de repente totalmente lo contrario – respondí.
Después de tener todo claro, nos bañamos entre charlas y una que otra caricia, mis manos recorrían su silueta, su suave piel, me invitaba a saciarme de ella y así lo hice, dejé besos en sus hombros, bajé hasta sus pechos, la cagué y afirmé su espalda contra la pared, entré en ella de una sola estocada, sus dulces gemidos cerca de mi oído me ponían al 100, no quería dejarla, suspiré cuando sentí su apretada entrada y clavé mis ojos en los suyos.
– Te amo, ¿lo sabes? – Pregunté y ella asintió - ¿cásate conmigo?
Cielo Esposito
Su pregunta me tomó por sorpresa, justo en ese momento nos azotó un orgasmo y pasamos del tema, seguimos con nuestro baño, sus caricias sobre mi cuerpo me ponían, extrañaba esto, sin mucho preámbulo lo abracé.
Su cuerpo pegado al mío me hacía sentir segura y protegida, si había vuelto por él, pero también debía afrontar a la familia Hilton, no faltaba nada para que el testamento fuera leído, ya no podía alargar más el tema, pero ahora solo quería disfrutar de mi monumento.
Iván no dudó en cargarme nuevamente, acomodó mi cuerpo en su cintura y entró en mí sin mucho preámbulo, mis húmedos pliegues lo recibían gustosos, esbocé un ligero gemido mientras me aferraba a sus hombros, con desespero busco mis labios y yo los suyos, me encantaba sentirlo, sus lentas embestidas me llevaban a la gloria, reí sobre sus labios al darme cuenta de lo que habíamos llegado, ni siquiera fuimos capaces de llegar a casa, él no se apartó de mí.
– Quiero más – susurré en su oído, mientras sentía como sus embestidas se aceleraban.
Me sujeté de la regadera y le di total acceso a mi cuerpo, él rápidamente llegó hasta mis pechos donde los saboreó y consintió con su lengua, mis pezones respondían a sus estímulos a la par de sus embestidas, no tardamos en llegar a un nuevo orgasmo, no había duda, mi cuerpo también lo necesitaba.
Con cuidado me bajo de sus brazos, aun sin soltarme, termino de enjuagar mi cabello con sus manos y luego uso la toalla para cubrir mi cuerpo, no puedo mentir, mientras él se ocupaba de mí, mis ojos comenzaron a pesar, no había dormido bien en varias semanas, siempre anhelando su cuerpo junto al mío, Iván acaricia cada parte de mi cuerpo secando todo a su paso, me sostiene entre sus enormes brazos y me ayuda con mi ropa, sin decir nada él hace lo mismo con la suya.
– Mi blusa está mojada – me quejo y él voltea a verme – creo que tendré que ponerme la chaqueta solamente – una sonrisa triunfadora sale de él.
– Así será más fácil – dice levantando las cejas, yo golpeo su brazo, mientras que él con facilidad me atrae a su cuerpo – te extrañe demasiado.
– Lo sé, yo también – suspiro entre sus brazos, no quiero volver a abandonar ese lugar – tengo que volver a hablarles a tía Sol y tía Liz – veo como asiente.
– Ponte esto – dice pasándome su polera – tengo una camisa en la oficina – entonces caminamos hasta su oficina nuevamente, allí él se termina de vestir y soy yo quien tomo mi móvil y marco a tía Sol.
Ella me contesta enseguida, vuelve a hablar con mi abuelo, yo le digo que se quede con ella, ya que yo tengo el departamento casi lleno, ella no tiene problema, de hecho ya había quedado en eso con tía Liz, pregunta por mi estadía en NY, yo le digo que es indefinida, ríe por mi respuesta, enseguida pregunta si aún estoy con Iván mi respuesta es afirmativa y ella solo me desea suerte, hablamos de juntarnos al otro día y luego corto la llamada, es increíble como todos sabían que volvería a estar con él.
Suspiro y pronto me veo abrazada desde atrás por mi monumento, me susurro lo linda que me veo y lo bien que le hace que estamos juntos, yo me giro entre sus brazos y me aferro a su cuerpo, le devuelvo el cumplido y le digo que lo amo.
Pregunta si tengo hambre, me rio porque en estos momentos podría comerme un elefante solo, pero empecemos por comida china, salimos de la oficina y nos montamos en el carro, charlamos sobre lo que ha hecho cada uno durante este tiempo, sé que quiere preguntarme si he estado con alguien, su lado celoso lo molesta de vez en cuando y la verdad no me molesta del todo.
Se estaciona afuera de un restaurante pequeño, cuando entramos el chef lo saluda, nos sentamos en la barra y ellos conversan, me presenta como su novia mientras el chico lo observa y después de un momento suelta una risa, sé que es raro, Gael me había comentado que Iván nunca andaba presentando a las mujeres con las que alguna vez tuvo algo, pero pareciera que a mí me luce, recibimos nuestro pedido, pero contrario a lo que pensaba no comeremos allí, caminamos de vuelta al carro charlando nuevamente de cosas sin mucha importancia, pregunto a donde vamos e Iván ignora mi pregunta, pronto nos estacionamos en la quinta avenida.
– ¿Dónde me llevas pervertido? – Pregunto una vez fuera del carro, él se acerca a mí y besa mi mejilla, con una sonrisa socarrona en el rostro.
– Ahora soy un pervertido – dice pícaramente – pero hace un momento la señorita quería más de este pervertido – ruedo los ojos y me dejo guiar por mi monumento.
– Ahora ¿soy tu novia? – Pregunto algo entretenida por su expresión – digo nunca me lo pediste, pero me presentas así.
– No a todos, pero quienes quiero que sepan, lo sabrán – acepta algo distraído, mientras subimos unas escaleras, al poco rato nos quedamos parados y me doy cuenta de que estamos en las escalerillas de la catedral de San Patricio – no es un restaurante lujoso, pero quieres cenar conmigo aquí – divertida acepte de inmediato.
Nos instalamos ahí sin problemas, sentados en las escaleras destapamos los potes con sushi, las acomodamos tal que pareciera una bandeja y comenzamos a charlar de lo que vendría.
Aclaramos ciertas cosas como que no tengo problema con que todo el mundo se entere de nuestra relación, ya no somos niños y es lo más sano que podríamos hacer, a Iván esto le fascinó, a él le encantaba que no tuviéramos que tomar medidas en nuestra relación, pero aun así media sus preguntas.
Reí cuando me dejó claro que él era celoso, no rayando en lo absurdo, pero si lo normal, le gustaba que lo consintieran, parecía un niño pequeño explicando las reglas para jugar, pero aun así escuché atenta sus palabras, ya habíamos terminado de comer cuando volvió a preguntar.
– Entonces ¿quieres casarte conmigo? – Pregunto curioso, mi silencio solo lo hizo dudar – no es que te esté presionando, pero creo que me deberías entender, te fuiste, si acepto que el primero que dio un paso al lado fui yo, pero tú te fuiste, sin decir nada, sin mirar atrás, apareciste solo una vez, me juraste amor, pero volviste a irte …- lo callé con un beso, no resistí a verlo tan nervioso, si al final igual le diría que sí.
– Sí, si quiero casarme contigo – le afirmé y en su rostro se dibujó esa bella sonrisa que me mata – te amo, como el primer día, no lo dudes – volví a besarlo y ya pronto nos levantamos de allí, metimos toda la basura en una bolsa y la llevamos con nosotros - ¿Dónde te gustaría que fuera? – Pregunta curiosa.
– Depende de ¿una boda pequeña o grande? – Lo pensé por un momento mientras caminábamos de la mano hasta el carro.
– Creo que algo pequeño – le aseguro – solo las personas necesarias.
– La familia y nuestros amigos – puntualizó mientras yo asentí – ¿y la celebración?
– Nos casamos en una de las oficinas privadas del registro y lo celebramos en un salón de eventos – eso era lo que yo quería.
– Tu abuelo estará aquí en NY la próxima semana – añadió – podríamos hablar con él, solo nos faltarían algunas de tus tías y primos – comenzamos a sacar cuentas sobre el número de personas y rápido la idea pasó a ser un plan.
Dentro del carro enumeramos las personas que serían en la boda, mi familia sumaba 16 personas entre tías, sus parejas e hijos, más las hermanas Vítale y don Alonso, Eros y mis amigos, Erick, Paolo, Mara, Antony y Zac, dándome un total de 25, por su lado, fuera de su hermano que se contaba entre mi familia estaba su tío Abdel, y sus amigos Jack y Diana.
Seríamos 30 personas en total, pensando en eso llegamos hasta su departamento, allí pusimos la calefacción y tomamos un café después de acomodarnos en el sofá.
Optábamos por algo semi formal y una casa victoriana para la celebración, me acomodé sobre su pecho, dejando mi peso en él, mientras sus manos acariciaban descuidadamente mis muslos, habíamos puesto una serie en la televisión, a la que le poníamos muy poca atención.
– ¿Pérdida de mano? ¿Fiesta de compromiso? Y ¿cena de ensayo? – Pregunto, mientras bromeaba – así alargamos el compromiso por unos meses.
– A ver si estamos hablando de esto en serio – dije girándome para quedar frente a él – no, prefiero que todo sea como lo habíamos conversado, una boda privada en el registro, 28 invitados y una casa victoriana para la celebración – rebobiné para que me entendiera – todo con hermetismo.
– Tramito mi permiso y lo hacemos, tenemos una semana para planear, hacerlo saber e invitar a las personas – hablo con tanta seguridad que tuve que poner atención en ese punto ya me estaba viendo comprometida.
– ¿Lo haremos? – Pregunté aclarando mi garganta – lo haremos en serio.
– ¿Tú quieres? – Mi emoción estaba subiendo, claro que lo haría con Iván, haría todo lo que quisiéramos, mientras ese todo nos hiciera feliz.
– Me encantaría – respondí, subiéndome sobre su regazo.
– Eso es un ¿sí? – Volvió a preguntar poniendo sus manos en mi cintura.
– Sí, eso es un sí, un sí muy definitivo – una enorme sonrisa salió de él.
Comenzó a besarme y se giró sobre el sofá, dejándome por debajo del cuerpo.
Con sus enormes brazos atrapó mi cuerpo y comenzó a acariciarlo. Mientras sus labios no se separaban de los míos, era clara su emoción, y no podía mentir, a mí también me emocionaba todo esto, estaba segura de que seríamos felices, somos personas fuertes, nos amamos y no había vuelta que darle.
Nos casaríamos.
Iván ArmetComo todas las mañanas, ya desde hace algunas semanas, desde el día en que mi castaña llegó, habíamos dormido juntos todas las noches, vivíamos prácticamente en mi apartamento, ya que el de ella, a pesar de ser espacioso, estaba siendo ocupado por Paolo, Anthoni y Zac, no le dábamos importancia, lo que teníamos allí era de los dos y no estábamos planeando tener mucho. Por el momento, su familia estaba encantada guion disgustada, ella se había establecido, era definitivo, se quedaría en la ciudad, pero viviría conmigo desde ya, no negaríamos nuestra relación y tampoco cuidaríamos mucho de lo que hiciéramos, ellos apelaban a que seríamos blancos fáciles, pero una conversación mía con ellos y de Cielo con Eros había calmado un tanto las cosas.
Cielo EspositoMi día estaba siendo increíble, después de una taza de café me fui hasta la oficina de mis abogados Erick es un exagerado, pero por esta vez le hice caso y me voy caminando para llegar a una buena hora, a lo lejos logro ver a Zac, quien me espera con una sonrisa en su rostro, enseguida entrelazo su brazo con el mío y caminamos lo que nos falta para llegar al edificio, charlamos de lo que ha sido estos días, también habla de la cena de hoy por la noche, pregunto por Anthony y me dice que ha enviado algunos sencillos, pero que nadie le ha dado respuesta, bueno a seguir intentando no más.En cuanto llegamos a la recepción Paolo nos aborda con una gran sonrisa, nos saluda y pregunta si estoy preparada, yo solo asiento, me entrega algunas carpetas, me arregla el cabello y enseguida se nos abren las puertas de un salón, allí hay va
Iván ArmetSinceramente estaba anonadado, se veía espectacular entrando del brazo de su abuelo, aquella oficina fue el lugar que elegimos para celebrar nuestro matrimonio, nunca quisimos algo grande, por lo que decidimos un día en la tarde y luego una bonita recepción, mis ojos se perdieron en los suyos, su vestido blanco y corto era perfecto para la ocasión, yo vestí un perfecto traje, a pesar de todas las emociones en mi ser, siento paz al verla acercarse a mí.Recibo su mano de parte de Don Alfredo, nos sonreímos mutuamente, besó su dorso y le susurró un te amo, sus ojos cristalizados denotan la emoción que sentimos los dos, entonces nos giramos hacia el juez, quien ya había llamado nuestra atención y comenzó la ceremonia, nuestros seres queridos estaban presentes y atentos a nuestras reacciones, luego de aceptar y f
Cielo Esposito de ArmetLa comodidad que sentía no se comparaba, despertar entre los brazos de mi esposo era exquisito, en este punto no podía pedirle nada más a la vida, solo quería disfrutar de lo que, hasta ahora, me había brindado, con cuidado salí de la habitación, tomando mi móvil.Comencé a observar el lugar más detalladamente, y la verdad es que me encantaba, había todo lo que yo había querido en una casa, una cocina abierta, un living comedor a juego, solo hacían falta unos cuantos muebles, detrás de las escaleras había una habitación de puertas correderas perfectas para un estudio para mí.Sé perfectamente en que edificio estamos, de hecho, mis amigos viven en un departamento de mi propiedad aquí mismo, la Central Park Tower, después de curiose
Iván ArmetDespués de una exquisita noche de bodas junto a mi mujer, salí alegremente del edificio donde se encontraba nuestro hogar, llamé a mi amigo para encontrarnos de camino hasta la estación, allí las felicitaciones no se hicieron esperar, pero tampoco las malas caras, mi jefa enseguida me llamó a su oficina.Toqué a su puerta y ya vi mal el camino, solo me bastó sentarme y comenzó remarcándome que la investigación tenía un retraso de 3 semanas, que aún había informes pendientes, incluso me increpó al llevar tan lenta aquella investigación, que según ella a ella solo le hubiese bastado un mes.– Pero para las distracciones si tiene tiempo, ¿verdad Armet? – Sus palabras me estaban molestando – le recuerdo que está cumpliendo un cas
Cielo Esposito de ArmetNadie había dicho que después del matrimonio todo se volviera más fácil, menos con toda la atención mediática que los medios amarillistas nos habían dado, dos semanas había pasado desde que dimos el sí y junto a Iván aún disfrutábamos de nuestra relación, aunque no muy abiertamente, ya que a todo lugar al que íbamos nos fotografiaban, incluso a nana Viví le habían ofrecido dinero por describir como vivíamos o en donde, aunque ese asunto no les costó mucho descubrir.A regañadientes tuve que aceptar un equipo de seguridad que Eros había implementado para mí, no había día en que no trataran de saber algo más de nuestra relación, ya sea contactando a nuestros amigos o familiares, también trataban de seguirnos los pas
Iván ArmetEra jueves y esa mañana salí más temprano de lo normal de casa, me despedí de mi pequeña castaña, quien casi no me sintió salir, sus días anteriores habían sido abrumadores entre la prensa, la familia Hilton y las empresas, sus tiempos estaban copados, pero aun así se daba el tiempo de estar junto a mí y ayudarme en mi transición, ya que nunca estuve acostumbrado a que la prensa me siguiera los pasos, por lo que quería sorprenderla.No era un día especial, ni una fecha para celebrar, pero no habíamos tenido una luna de miel, por lo que quería llevarla a un viaje solo de dos, y sorprenderla, llevaba un tiempo queriendo ir a algún lado del mundo y recorrerlo junto a ella, más ahora que la podía presumir totalmente.Temprano hablé con Gael
Cielo Esposito de ArmetUn leve tintineo me hace abrir los ojos, me encuentro acurrucada en el pecho de mi monumento, estiro mi mano para tomar mi móvil, un recordatorio sobre el cumpleaños de Mara, más tarde le enviaré un mensaje, lo atraso unas horas y me doy cuenta de que el cielo está claro, el vuelo dura 8 horas y comenzamos a las 10 de la noche horario NY y mi reloj marca las 5 am, eso quiere decir que en Londres son las 10 am.Sé que nos dirigimos a Londres, porque anoche entre tanto jadeo le pregunté a mi maridito a donde me llevaba y en la posición en la que estábamos no darme una respuesta sería su muerte, sonrió por mis locuras, pero siendo como se apega más a mí y deja un beso en mi frente, deja salir una de sus sonrisas que me encantan, y la frunce más sabiendo que me encantan, mientras yo me le lanzo encim