Volví, me encontré con él, y como algo imposible, todo el fuego que generaba en mí apareció más fuerte e intenso, Iván es como combustible que me hace arder con fuerza.Cielo es mía, no necesito nada más para vivir, es el aire que deseo respirar, la impulso para continuar adelante, estoy rendido a ella, y estoy dispuesto a luchar contra el mundo entero para que esté conmigo para siempre.
Leer másIván ArmetLos meses pasan volando, en estos momentos junto a mi castaña y nuestros amigos vamos en un vuelo a Argentina para celebrar las festividades de fin de año, este año había sido caótico, muchas cosas habían sucedido, y también nuevas personas habían entrado en nuestras vidas y otras habían salido.Cielo ya estaba en su octavo mes de embarazo, su pansa no era tan enorme como se pensó por un momento, mi hija es una campeona y no hace sufrir a su madre, esperábamos que Romina naciera después de año nuevo, su fecha de parto era el 12 de enero, y rogaba porque fuera así. Ya que la quería tener entre mis brazos.Llevábamos 8 horas de vuelo, y Cielo dormía en mi pecho, mientras yo trabajaba en la laptop, eché a andar mi empresa hace 3 meses, y gracias a Dios,
Cielo Esposito de ArmetCon el paso de los días, casi todo volvió a la normalidad, Iván pidió su baja y se la concedieron en tiempo récord, Diana y Jack, también lo hicieron, pero el proceso de ellos demoró un poco más, sus planes eran claros, ellos tenían la intención de armar una empresa de seguridad privada, con sus conocimientos en el campo y conocidos en grandes rubros, no dudaba de que le iría bien.Por mi parte ayudé a Anette con el trámite de la sepultura de su madre, ella, a pesar de tener al abogado Evans a su lado apoyándola, en ese momento me necesitaba, y yo tampoco quería seguir riñendo con su familia por cosas que no fueron problema de ninguna de las dos, luego de unos días de luto comenzó a buscar universidad, retomaría su carrera de ecoturismo y en sus palabras, luego
Iván ArmetNo había nada más exquisito que perderme en el cuerpo de mi mujer, esa dócil mirada que me daba mientras recorría su cuerpo me fascinaba, la atraje hacia mí mientras bajaba por su cuello, con mi lengua delineé la línea imaginaria que había para mí entre sus dos pechos, benditos y míos, relamí mis labios mientras suspira sobre uno de ellos, con mi lengua delineé lentamente la aureola antes de engullir el pezón, hice lo mismo con el otro.Me gustaba ver como su cuerpo respondía a mi lengua, era algo que quería ver a diario, seguí mi camino, quedando de rodillas enfrente de ella, mordisqueando su vientre, coronando con un beso ese lugar en donde crecía nuestro bebé, mis manos acariciaron sus muslos, hasta llegar a la altura de su centro.Separe sus pier
Cielo Esposito de ArmetSentí muchas ganas de orinar, abrí mis ojos y lo primero que vi fue a mi monumento, ahí semi desnudo, abrazándome, que dicha me hizo sentir este momento, pero poco lo disfruté, salí corriendo hacia el baño, alcance a llegar.Ya más relajada, lavé mis manos y salí de allí, todo estaba en sombras, me di cuenta de que habíamos dormido casi todo el día, ya estaba oscureciendo, sin prender la luz busqué un pantalón de buzo para poder bajar a la cocina, mi estómago pedía a gritos algo para comer, al pensar en un pastel se me hizo agua la boca, reí para mis adentros cuando pensé que esto era un antojo.Caminé hasta el inicio de la escalera, me detuve al escuchar algunos murmullos que cesaron al mismo tiempo en que la puerta fue abierta,
Iván ArmetEscuché 3 disparos seguidos, volteé la vista y vi a Abdel, quien sostenía el arma, para luego volver mi vista hacia Ibarra, quien se había desvanecido, una sonrisa ladina salió de aquel hombre, quien con porte y suficiencia caminó hacia mí, enseguida me ayudó a ponerme de pie.– La última vez que te vi, estabas mejor – dijo bromeando, mientras yo lo miraba con mis ojos entrecerrados – pensé que el feliz para siempre duraría más, pero entiendo a mi bella sobrina, se quiso deshacer de ti, antes de que empezaras a podrirte – espeto haciéndome reír.– Que bella entrada – gritó una voz detrás de nosotros, al voltearnos vimos como Eros caminaba hasta nosotros con algunos de sus hombres y bastante armas – Abdel Armet – dijo
Cielo Esposito de ArmetNerviosa, aun de camino a la dichosa reunión, con mi móvil en la mano y tratando de distraer mi mente que no dejaba de pensar en mi monumento, respiraba hondo buscando algo de paz, pero aun así nada de eso llegaba a mí, lo único que necesitaba en estos momentos era saber que Iván estaba bien, que esta noche por fin podríamos dormir juntos, disfrutar de la noticia de mi embarazo.Solté un suspiro y Paolo tomó mi mano, le di una mirada de tranquilidad para luego volver a observar por la ventana, Zac nos avisa que el vuelo de los chicos llega en un par de horas, por lo que dijo Mara, para Lilu fue un tanto difícil alejarse de su abuelo, la entiendo por lo que trataremos en hacerla sentir en casa.Mientras Zac explicaba algunas cosas, volví a tomar mi móvil, marqué automática
Iván ArmetDespués de un par de horas de estar allí tratando de salir en varias ocasiones, de romper un vidrio, de tener un fuerte encontrón con dos hombres que seguramente pertenecían a la seguridad de la bruja, me dejé caer en la cama, derrotado por la situación, debía pensar en algo, esta situación me estaba sacando de mis cabales.Mi hermosa castaña debe estar hecha un lío, está embarazada, dios que pude hacer para merecer tanto, a mi mente viene sus ojos y sus caricias, suspiro pesadamente y me acuesto boca arriba, observando el techo de la habitación, es muy altoPoco a poco voy cerrando mis ojos, tengo hambre, pero no quiero comer nada, es lo que menos debo hacer si quiero mantenerme con fuerzas dentro de esta jaula de comodidad, dormite por un tiempo, creo que fue casi una hora, cuando volv&iac
Cielo Esposito de ArmetEscuchaba lo que aquella mujer decía y no lo podía creer, me alejé un poco para tomar aire, necesitaba pensar, pedí a Akmu que acomodara a la mujer y a sus hijos en una de las habitaciones, junto a las nuestras, entonces me encerré en la mía para aclarar mi mente.Siempre sospeché de la loca de su colega, Ibarra, pero entonces quien es una mujer mayor, mi mente iba de un lugar a otro buscando respuestas, por lo menos sabía que lo estaban cuidando, pronto sentí a los pequeños siberianos, ellos jugaban con una pelota que le habíamos comprado, así no metían tanto ruido, tenerlo allí encerrados en la habitación era contra la ley, no solo del establecimiento, aunque fuera mío, sino que ante la ley esos animales estaban prohibidos, pero eso lo solucionaría una vez llegáramos