En las olimpiadas de los problemáticos, Jane Cox tiene todas las de Oro, y si ser perseguida por la policía diera dinero, sería asquerosamente rica. Pero lidiar con Eaton, Nick y- ¡Oh, sí! ¡Nick! Señor Perfecto, excesivamente bueno en todo lo que hace; encantador, guapo y un completo obstinado con complejo de rey. La pesadilla personal de la salvaje Jane, porque lo peor que pudo hacer Nick fue explotar el yogurcito de Jane. Porque toda accción, produce una reacción.
Leer másLa oscuridad de la noche le servía de abrigo, sonrió con una media sonrisa maliciosa cuando con las manos dentro de su sudadera, comenzó a caminar calle arriba hacia la casa de los Cox.Se trepó con agilidad sobre el medio muro, caminó por él con los brazos extendidos tratando de imitar a un equilibrista de esos que hay en los circos. Aunque a él nunca le han gustado los circos, o cualquier tipo de feria. Simplemente no le gustan, le pasan cosas raras cuando va a algo por ese estilo.Como quedarse frente a un mono que vomitó ese día y terminar empapado de pies a cabeza en esa asquerosidad.Era un hecho, le pasaban cosas hasta ridículas por andar cerca de algún circo o feria.
Dylan ocultó su rostro, levantó la sábana de la cama hasta que sólo se vio sus ojos.—No quiero—dijo desde allí.Le sonreí—Sólo porque Zoe te ganó el caso no puedes ocultarte ahí y culpar a tus padres por no haber usado condón.Salí de la habitación y él no tardó en seguirme, ya iba a darle con el tema.—Becca, no entiendes—se sentó en el sofá al frente mío, abrí un esmalte de uñas y rodé los ojos—Ese caso era mío, mío. Ella siempre tiene que molestar ¿Uno no puede devolver un hermano?Sopl
Al frente mío había una bicicleta de dos puestos, uno detrás del otro.¿Quién demonios inventó eso?Piero sonrió—Vamos, ¿Sabes andar en bici?Lo miré mal y le quité el casco que me ofrecía, me lo coloqué y abroché.—Hablas con la ganadora del tour del mes pasado—le di mi mejor sonrisa engreída.Rió y besó de forma rápida y casta mis labios. Le sonreí.Se colocó su casco y señaló la bicicleta del demonio esa. Subió adelante y esperó a que subiera detrás de él.
Odiaba esto, odiaba tener que correr de un lado a otro en tacones.Corre, corre, vas tarde. Me di ánimos mientras trataba de ajustar mis gafas de sol, leer y tomar mi café.Suspiré cuando entré al edificio, caminé más calmada hacia la recepcionista.—Buenos días—Saludé, no sabía si lo había dicho bien o no.Ella levantó la mirada, me escaneo y sonrió por cortesía.Señaló el ascensor—Segundo piso.—Ah, gracias—fruncí el ceño y fui hasta el ascensor.
Sofi pasó corriendo por mi lado cuando escuchó que la puerta del departamento se abría.—¡Si es Nick, ya nos mató!—cerró la puerta y me miró.Rodé los ojos—Nicky ya está acostumbrado.Miró hacia el techo y yo hice lo mismo, Becca salió del baño con el envase de shampoo de Nicholas en la mano.—¿A que les huele esto?—movió el envase—Olor a áloe vera ¿Qué es eso?Fruncí el ceño, solo un poco, no quería que me fueran a salir arrugas en la frente ¡Anti estético! Pesadilla total.
El botón de mi traje no cerraba, me daban unas ganas asombrosas de dejarlo abierto y listo.«Jasper, es trabajo, deja lo rebelde» Me regañó mi subconsciente.Volví a tratar de abrochar el traje y lo logré, sonreí satisfecho conmigo mismo.—Señor Tremblay, la rueda de prensa está a punto de comenzar y el señor Gómez espera por usted—Pilar me miró impaciente.Sonreí—Voy, ya estoy listo.Ella asintió y espero por mi fuera de la habitación, guardé mi teléfono en el bolsillo del traje y salí de la habitación. Pilar me guió hasta
Caminé de un lado a otro mordiendo mis nudillos. Mejor lo dejo se hacer, duele.—¿Todo bien?—Bruce entró al departamento con las manos en los bolsillos de su traje.Lo miré—¿Tú me ves bien? Estoy a punto de abrir esa ventana y lanzarme por ella… ¿Será que duele mucho la caída?Lo último lo solté casi en un murmullo para mi misma. De inmediato Bruce se acercó a la ventana y la cerró, se cruzó de brazos delante de ella.—No me sorprendería que te lanzaras, estas loca—le resto importancia encogiendose de hombros.Bufé—Cuidado y si no
Algunas veces, estamos en el momento y sitio equivocado, otras veces... estás en el correcto. En el mejor momento... justo como les pasó a ellos.El gran museo de arte de la ciudad de Nueva York se hizo presente ante los ojos de un joven de veinte años con caballo cobrizo y ojos verdes ambarinos. A su lado, su padre le explicaba lo importante que era siempre una buena presentación, se sentía realmente orgulloso de su hijo que más bien parecía estar en las nubes.«Problemas con Lily» Pensó de inmediato el hombre mayor.Aunque esa chica no le fuera de su agrado, parecía que hasta esos histéricos dramas que montaba le daban oportunidad a su hijo de explotar y arrasar con todo lo que le molestaba de una sola
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