—¿Estás nerviosa? — me pregunta acariciando mi cabello que cae por mis hombros. El calor se expande en mi interior. Su voz me provoca eso.
—Sí, jefe — le respondo. Solo que mi voz no suena como yo. Hay algo completamente ajeno a mí en ella, me sale más chillona, más infantil, debe ser por la emoción.
Se acerca aún más a mí, y olvido respirar por unos segundos. Siento como si la habitación estuviera en llamas, carcomiéndome también por dentro, incendiándome.
Da dos palmadas y las luces se vuelven tenues, ese truco no lo sabía y me toma de sorpresa, sus ojos claros se han oscurecido, modela sus facciones cuadradas y perfectas, hacen que no deje de mirarlo.
Hoy es el gran día, me siento emocionada, me veo en el espejo con mi vestido crema, debería casarme de blanco, pero estoy embarazada. Hay algo que me dice que no se vería muy bien. Está bien… lo acepto... sigo pendiente de lo que los demás piensen. Es una tontería, pero no puedo evitarlo o, al menos no por completo.—Te ves hermosa — Meli me sonríe cuando ingresa, ella tiene una sonrisa igual de radiante que su vestido de dama de honor, después de muchas pruebas y de mucho batallar quedamos que el color sería el granate.—Gracias, también te ves muy bien — la hago girar cuando llega a mi lado y ambas reímos emocionadas.—¿Lo crees? Aún no veo a Sam ¿Crees que le guste? —
Estoy por gritar y coloca su mano en mi boca para así evitar que advierta a quien esté detrás de la puerta. Esta es mi oportunidad, debo hacer algo para que sospeche que algo no está bien.—Ni se te ocurra hacer bulla — me amenaza mientras aprieta la pistola en mi vientre — dile que ahora le abres, si gritas o pides ayuda, disparo a tu vientre. No me va a importar lo que pase conmigo, pero me aseguraré que pierdas a este hijo y no puedas concebir nunca más.Escucharle decir eso, me pone la piel de gallina, ahora no temo por mí, sino por la seguridad de mi bebe que duerme inocente en mi vientre y por él estoy decidida a hacer lo que sea. Nunca me perdonaría si por mi culpa le llega a pasar algo.Empieza a aflojar el agarre de su mano de mi boca lentamente sin dejar de presionar el arma en mi vientre.—Dame un minuto Sam &
Miro a Mark sonriente, con nuestra hija en sus brazos, ahora la pequeña tiene dos años y es una nena preciosa, tiene mis ojos y el cabello de su padre. Soy tan feliz, se acerca a ellos Michael, el hijo que tuvo con Bianca. Aunque no sea biológico lo amamos, ahora ya es oficial, lo hemos adoptado, tiene nuestros apellidos y es el hermano mayor de nuestra querida Sandra.Mark baja a Sandra y hace volar por los aires a Michael. Meli y Sam salen de la piscina agarrados de la mano. Después de varios meses, se dieron una oportunidad y Sam está realmente enamorado, los dos lo están y eso me alegra mucho.Ya dejó de ser un mujeriego y solo tiene ojos para ella, espero muy pronto se casen o nos den la noticia que seré tía, por lo pronto mis dos pequeños son los únicos que llenan la casa con ris
“¿Qué estoy haciendo? ¿Cómo llegué a esto? No puedo seguir, pero… ah...” Un gemido de placer, me vuelve a distraer. Mi mente se rehúsa a volver a la cordura, no quiero disfrutarlo, no debería estarlo disfrutando, pero no puedo negarlo, las sensaciones que esto me produce… tiene un toque de prohibido, de sucio, eso hace que me excite, sé que está mal, no puedo evitarlo, si he de ir al infierno por este pecado, iré con gusto, y disfrutaré cada paso del camino que recorra hasta llegar a él. —Ahhhh —no puedo contener mis gemidos —para, no está bien — soy una hipócrita porque le pido que se detenga con mis labios, pero mi cuerpo quiere que continúe y no se detenga. La lengua de Mark se mueve entre mis labios vaginales como todo un experto, chupa mi c
Diez años atrás Un auto de color rojo se detiene en la calle, el día es soleado, como cualquier otro en la ciudad, baja una pelirroja con una enorme sonrisa dibujada en su rostro y del asiento del copiloto baja un niño de cabellera negra y ojos azules. facciones heredadas de su padre. —Esta será nuestra nueva casa Mark —Claudia mira emocionada la propiedad, sobre todo porque significa un nuevo comienzo para ella y su pequeño hijo Mark de diez años. Se vieron obligados a mudarse después de la muerte de su esposo, las deudas empezaron a asfixiarlos hasta que los dejaron casi en bancarrota, encontraron una salida… un nuevo comienzo en una nueva ciudad, decididos a comenzar de nuevo. Claudia es enfermera y encontró un trabajo en el hospital más prestigioso de la ciudad, lo que le permitiría s
Mark siente su mano temblar cuando la coloca en la perilla, pero los gemidos son cada vez más ahogados y quiere verla, quiere saber qué es lo que hace que produzca esos sonidos. Abre la puerta apenas unos centímetros, los suficientes para ver a Lizzy en todo su esplendor, iluminada solamente con la tenue luz de los postes que ingresan por su ventana, es un espectáculo maravilloso para él, las líneas de su cuerpo bien definidas y ese busto redondo, firme, tiene los pezones erectos, su miembro comienza a palpitar debajo de su pantalón de pijama, sin pensar lo toma entre su mano y comienza a moverlo, mientras no deja de ver a Lizzy. Ella sigue acostada con sus dedos entrando y saliendo de su interior, frotando su clítoris comienza a sentir espasmos que hacen que se retuerza en la cama ya está por llegar, Mark ve como un líquido brota de su vagina, se muere de ganas de ir y besar esa vagina palpitante, sabore
Una vez más son interrumpidos, esta vez por Sam que ingresa a la casa llamando a Mark. Rompen el beso, ambos están agitados, se miran a los ojos, luego Mark pega su frente a la de ella, respira profundo y se aleja, arregla su cabello, ambos están en silencio y empieza a bajar las escaleras para ir al encuentro de su amigo. Lizzy ingresa a su habitación, tiene sentimientos encontrados, su corazón palpita fuerte y rápido. “No, que me pasa, no puede volver a ocurrir, esto está mal” Se acuesta en su cama, pensando en todo lo que acaba de pasar, convenciéndose a sí misma, que todo se debe a la calentura de anoche o que ya lleva tiempo sin un hombre. Despu
Internamente Lizzy quiere sonreír, pero se mantiene seria, Mark en cambio mantiene su sonrisa, ella está por hablar, pero se queda callada cuando ve a Claudia llegar. Mark se despide subiendo a su habitación. (…..) El día siguiente llega con un sol radiante que ilumina todo, Lizzy está feliz cantando bajo el chorro de agua que cae por su piel en la ducha, no entiende la razón o el motivo por el cual lo hace, pero lo disfruta, ya tenía mucho tiempo que no se sentía así, solo sabe que se despertó con el pie derecho, ya está lista para ir al trabajo. Se coloca su traje de oficina que consta de una falda entallada a mitad del muslo color negra, una blusa blanca y un saco a la medida negro con sus tacos, un poco de maquillaje natural y su cabello cuidadosamente arreglado, tiene su bolso en una ma