71. El día más triste de mi vida II
Felipe me tiene entre sus brazos, abrazada y sin dejar de llorar, me sigo repitiendo en la cabeza una y otra vez que perdono a mamá por todo y que me perdone, si alguna vez le fallé.
—Eres la mujer más valiente y fuerte que conozco, amor —Me susurra, mientras me contiene entre sus brazos.
—Lo único que quiero, es que, si se va, se vaya livianita, sin culpas —Logro musitar. Felipe me suelta del abrazo, besa mi frente y se vuelve a sentar frente a mí y me toma las manos.
—Yo también le quiero pedir perdón, por no haberla comprendido, sino hasta ahora —dice con la voz quebrada—. Y también quiero pedirle perdón por no haber sido lo que esperaba para Emilia, pero que sepa que la amo con mi alma y no la dejaré sola, que la cuidaré y protegeré hasta mis últimos días —dice y a pesar de la pena, le sonrío.
Al día siguiente…
Por la mañana temprano, llaman para reportar sobre el estado de mamá y esta vez contesté la llamada yo. Pidieron expresamente que me fuera a despedir de mamá, por lo que con