Marcus llegó a Liviana rápidamente, arrodillándose ante ella.
—Marcus, me duele… — Liviana sujetaba su vientre desesperadamente — Creo… creo que llegó la hora…
—Es muy pronto aún. — dijo Marcus con ella entre sus brazos —
—Puedo sentirlo… ya viene ¡Marcus! — gritó cuando una fuerte contracción la atacó —
—Rápido, llévala a dentro, no hay tiempo para llevarla a la residencia. — dijo Anthony —
—Pero llamen a un médico, ¡rápido!
Marcus levantó a Liviana para llevarla a la cabaña, pero en cuanto lo hizo un líquido brotó de entre las piernas de ella empapando su vestido.
—¡Duele! — gritó Liviana retorciéndose entre los brazos de Marcus — Marcus por favor…
—Yo iré por el médico, vuelvo enseguida, Anthony encárgate de esta. — dijo Christian lanzando a Emma al suelo sin importarle su estado —
Marcus recostó a Liviana
Marcus miraba el reloj de torre que adornada la sala, había perdido la cuenta de cuantas veces lo había mirado los últimos tres días.El tiempo no pasaba, pero las agujas del reloj se movían.La residencia estaba sumida en un lúgubre silencio, nadie se atrevía a hablar, la servidumbre solo llevaba bandejas de aquí para allá, pero no decían palabra alguna respetando el dolor de la familia.Las pisadas de los zapatos se escucharon, avisando que alguien se acercaba.—Al fin se durmieron. — dijo Jayne llegando a la sala junto a Lady Lilian, esta última había llegado junto a su esposo esa misma mañana, preocupada por Liviana y sus nietos ——Deberías de verlos, Marcus. Son tus hijos. — dijo su madre —Marcus asintió dándole la razón a su madre, en los últimos tres días solo había hablado lo necesario.—Excelencia, el médico ha llegado. — dijo
Diciembre, 1820Liviana miraba la nieve caer a través de su ventana, era noche buena y podía decir que uno de los días más fríos, aun cuando su habitación estaba a una temperatura que la mantenía caliente. Por un momento pensó en esas personas que no tenían la misma posibilidad que ella para mantener su casa caliente durante el frio invierno, y sintió pena por ellos.— ¡Por Dios Liviana! ¿Aún no te has cambiado para la cena de hoy con los duques de Agnes? — Indicó la señora Parker, su nana, corriendo por toda la habitación buscando el hermoso vestido que Liviana usaría esa noche—. Pero es mi culpa, aun eres muy joven para que lo hagas sola.—Nana, pronto cumpliré diecisiete años, y por fin seré presentada en sociedad— respondió ella con cierta diversión.
Meses después...La temporada había iniciado, y con ello había llegado el cumpleaños de Liviana, quien no se sentía muy emocionada, y más desde la pasada noche buena, donde descubrió que jamás sería aceptada por un hombre, y menos por el que amaba: Marcus Livingston. Además de recordar que el mismo día que nació, su madre murió y que por tal hecho su padre la odiaba. Lo único que recordaba de ese día; desde que tiene memoria, son las deliciosas tartas de manzana que su nana le hacía, ella es la única que recuerda su cumpleaños, ya que su padre prohibió que esa fecha fuera recordada en la residencia.—Feliz cumpleaños mi niña — felicitó su nana brindándole un pedazo de la tarta de manzana que le había hecho para ese día.—Gracias nana, siempre eres la única que
Liviana estaba lista para asistir al baile que darían los marqueses de Williston. Solo esperaba a su padre, siempre trataba de terminar temprano porque no quería que él la odiara más por retrasarse.—Vamos —dijo su padre pasando por su lado—. No quiero escándalos por tu parte, así que compórtate como la dama que debes ser —recalcó una vez dentro del carruaje que los llevaría a la residencia Williston.—Claro —fue lo único que respondió Liviana.Al llegar a la residencia Williston, Liviana se sentía completamente nerviosa, solo se movía por donde su padre lo hacía, siguiéndolo como un corderito, a su alrededor solo habían damas de la más alta sociedad, bellas y esbeltas, todo lo contrario a ella, se sentía fuera de lugar, todo aquel que la miraba no le prestaba el más mínimo int
-Este vestido te quedará muy hermoso mi niña. -la Sra. Parker tenía en sus manos un hermoso vestido color rojo pasión --¿No está muy escotado? - Liviana dudaba en si ponérselo o no-Esa noche los Duques de Agnes darían el baile de la temporada, el evento más esperado por la alta sociedad londinense. Liviana se sentía nerviosa y a la vez triste, porque sabía que vería a Marcus pero con la Srta. Ashton. Solo le quedaba resignarse a ver al amor de su vida ser feliz con otra mujer, eso le bastaba a ella para también serlo, de eso se trata el amor ¿no? De ver feliz a quien amas, y Liviana no tenía dudas de que ella amaba a Marcus.-Claro que no mi niña, te verás hermosa, hazme caso. - su nana insistía --Está bien. - al final cedió y su nana sonrió victoriosa -Cuando ya estuvo vestida y peinada se mir&oacut
Así no se imaginaba las cosas, cuando la duquesa le dijo que tenía que besar a su hijo nunca paso por su cabeza lo que vendría después. Ahora se sentía culpable y tonta por caer en la trampa de la Duquesa, no quería que Marcus la odiara más por haberlo llevado a un matrimonio que no deseaba. Faltaban solo horas para ser oficialmente la esposa de Marcus, pero no se sentía feliz, porque sabía que Marcus no lo era, y porque en el fondo sabía que él no la amaba a ella.—Al fin hiciste algo bueno, pero no pensé que sería con Marcus, sí que eres ambiciosa, escoger un duque como esposo, pero debo de felicitarte. — dijo su padre riendo ——No puedo casarme con Marcus. — soltó de repente haciendo que la risa de su padre cesara. ——¿Qué dijiste? — el tono de voz del Conde cambio radicalmente——Que no puedo…—Sí te vas a casar, no soporto tenerte más aquí, y más ahora que sé que para esta noche dejaras de dormir en mi casa. —lágrimas salían de los ojos
Nerviosismo y miedo eran las palabras perfectas que describían el estado en que se encontraba Liviana. La noche más importante de su vida había llegado, no sabía cómo actuar cuando Marcus entrara a la habitación para consumar el matrimonio.¿Feliz?Claro que lo estaba, amaba a Marcus y por ende estaba feliz de que su primera vez fuera con él. Su nana le había explicado más o menos como sería el acto.Miró su ajuar y sonrió, la duquesa, su ahora suegra se había esmerado con todos los preparativos de su boda, incluido su vestido el cual era de un blanco con bordados y encajes. Y ni hablar del ajuar, era el color de la pasión, rojo como la sangre. Estaba ensimismada mirándose en el espejo, tenía que admitir que estaba preciosa, no podía quejarse tanto de su cuerpo después de todo, si, era voluminosa pero tenía curvas que podrían ser la perdición de cualquier hombre, esperaba que su esposo fuese uno de ellos.Espe
Liviana miraba su nuevo hogar, no estaba mal para ellos, era una casa enorme y con un jardín precioso, como le gusta a ella, solo faltaba su deseada fuente en medio de este. El personal que trabajaría allí la esperaba para presentarse, estaba nerviosa, no sabía cómo la recibirían, y lo más importante, no sabía cómo llevar una casa, sin duda alguna necesitaba a su nana ahí con ella.¿Dónde estaba Marcus?Se preguntó Liviana, el debería de estar ahí con ella para recibir a los empleados y entrar juntos a su nueva casa, donde vivirían juntos. Un carruaje entro a la propiedad y su corazón salto al imaginarse que ese sería Marcus. Grande fue su decepción cuando de este desciende un hombre, el cual había visto varias veces en los bailes y en su boda hablando con Marcus.—Buenos días Milady. —saluda el caballero apenas llega a Liviana tomando su mano para besarla, sí, todo un caballero, Liviana lo mira y puede notar sus ojos color miel, su cabello era castaño y al parecer