Diciembre, 1820
Liviana miraba la nieve caer a través de su ventana, era noche buena y podía decir que uno de los días más fríos, aun cuando su habitación estaba a una temperatura que la mantenía caliente. Por un momento pensó en esas personas que no tenían la misma posibilidad que ella para mantener su casa caliente durante el frio invierno, y sintió pena por ellos.
— ¡Por Dios Liviana! ¿Aún no te has cambiado para la cena de hoy con los duques de Agnes? — Indicó la señora Parker, su nana, corriendo por toda la habitación buscando el hermoso vestido que Liviana usaría esa noche—. Pero es mi culpa, aun eres muy joven para que lo hagas sola.
—Nana, pronto cumpliré diecisiete años, y por fin seré presentada en sociedad— respondió ella con cierta diversión.
—Y también podrás encontrar un buen esposo. — Recalcó la señora Parker y Liviana hizo una mueca de disgusto.
—Sabes que será un poco difícil ¿verdad? — dijo ella con tristeza en su voz, su nana la miró interrogante —. El hombre que amo ni siquiera voltea a verme.
—Marcus Livingston está ciego al no notar lo hermosa que eres, pero puede que esté esperando a que tu primera temporada comience.
— ¿En serio crees que Marcus se pueda interesar por mí una vez que sea presentada en sociedad nana? — preguntó Liviana ilusionada por la idea.
—Claro que si mi niña, eres hermosa y estoy segura que él lo sabe también.
Liviana sonrió esperanzada de que las palabras de su nana fueran ciertas.
— ¿Crees que esté presente en la cena que sus padres organizaron para hoy? — preguntó Liviana mientras se colocaba el hermoso vestido color turquesa que hacía juego con sus ojos.
—No lo sé mi niña, pero es muy probable, son sus padres, aunque viva en su residencia de soltero es su deber asistir. —Respondió su nana ayudándola con su vestido.
—Creo que subí aún más de peso, el vestido me queda más ajustado que cuando la señora Jayson tomó mis medidas. — La voz de Liviana sonó deprimida.
Siempre que un vestido le quedaba apretado se sentía mal, no quería estar gorda pero por más que lo evitara no podía dejar de comer y se sentía culpable por no tener más autocontrol.
—No te sientas mal, mi niña, el vestido te queda más hermoso así, resalta un poco más tus caderas y curvas, estoy segura que cuando empiece tu primera temporada más de uno querrá cortejarte.
La señora Parker siempre intentaba subirle los ánimos a Liviana, su autoestima no era el mejor y todo gracias a su padre que siempre le vivía diciendo lo fea y gorda que era, que si no paraba de comer nunca encontraría un buen partido como esposo y se quedaría como una solterona.
Cuando terminaron, Liviana se miró en el espejo de cuerpo entero ubicado cerca de su cama y contempló lo hermosa que se veía esa noche, realmente el vestido le quedaba perfecto y pensó que hasta aún mejor, su nana tenía razón, se le marcaban algunas sus curvas. Su cabello iba recogido con algunas ondas cayendo a los lados de su rostro. Se sentía hermosa y sonrió al pensar que tal vez Marcus podría, tan solo esta vez, mirarla un poco más que solo para saludarla.
—Te vez hermosa. — la halagó su nana.
—Gracias nana, sin ti creo que sería un desastre.
—Tu madre estaría muy orgullosa de ti, mi niña.
La sola mención de su madre hizo que los ojos se le cristalizaran, lloraba cada vez que se acercaba su cumpleaños al saber que por su culpa su madre murió, el mismo día que ella nació su madre abandonó este mundo dejándola con un padre que la odiaba y culpaba por la muerte de su esposa.
Respiró profundo para que las lágrimas no salieran y arruinara el sencillo pero hermoso maquillaje que su nana se había encargado de aplicarle.
—Mejor baja ya antes de que tu padre se enfade.—Sí, es lo mejor.
Liviana abandonó su habitación y bajó las escaleras hasta llegar al hall donde esperó a su padre. Minutos después llego él, el hombre al que llamaba padre, pero no se comportaba como uno.
—Vamos, se nos hace tarde. — Fue lo único que dijo.
Liviana se colocó su chal y salieron del condado en uno de los carruajes sin decir palabra alguna, Liviana ya estaba acostumbrada a los silencios de su padre, así que solo se entretuvo en mirar el suelo del carruaje pensando en Marcus, en sí estaría ahí, hacía mucho que no lo veía, solo tenía oportunidad de verlo cuando Marcus y su padre visitaban la residencia Hamilton o cuando los Duques de Agnes los invitaban a una cena familiar, ya que ambas familias mantenían una buena amistad.
Aún recuerda la primera vez que vio a Marcus, fue también en noche buena hace dos años, recordaba que ese año fue su padre quien dio la cena y ellos asistieron, ella bajaba las escaleras tan rápidamente hasta que se tropezó con él, para ella fue amor a primera vista, ver esos ojos azules como el cielo y sentir los fuertes brazos sujetándola la hicieron sentir en otro mundo, y desde entonces no dejaba de soñar con él y su deseo de que algún día pudiera ser su mujer. Ese era el deseo más íntimo e intenso de Liviana.
Al llegar a la mansión de los Duques, fueron recibidos de manera familiar, como siempre, Lord Alexander era el mejor amigo de Lord Henry, su padre. Lady Lilian recibió con un abrazo maternal a Liviana el cual ella respondió de igual manera.—Qué bueno que ya estén aquí, aunque aún falta que mi hijo llegue, ya saben cómo es Marcus, y más ahora que vive en su residencia de soltero. — Dijo lady Lilian y el corazón de Liviana empezó a latir de solo escuchar el nombre de su amado—. Y mi hija ya está por bajar.
—No se preocupe, excelencia. —Dijo el Conde sentándose a conversar con su viejo amigo mientras llegaban los jóvenes.
—Querida — Liviana prestó atención al llamado de la duquesa—. Estaba pensando que tal vez mi hija y tú puedan hablar de la próxima temporada, así ella te puede dar algunos consejos, ya que esta será su segunda temporada.
Liviana trató de sonreír amablemente al gesto tan bonito de la duquesa, pero sabía que sería algo imposible ya que ella no era del agrado de Lady Aline Livingston, no sabía porque la hermana del hombre que amaba no soportaba tenerla cerca. Dejó de acercarse cuando se dio cuenta que era imposible y que ella no tenía la culpa dado que nunca habían cruzado palabra.
—Claro—fue lo único que dijo Liviana.
Al poco rato Lady Aline bajó las escaleras con una gracia y perfección que hizo que Liviana se sintiera inferior.
—Buenas noches— saludó Lady Aline cuando llegó a la planta baja y se reunió con todos—. Conde, me da mucha alegría volver a verlo.
—Lo mismo digo Lady Aline, mi amigo y yo esperamos que para esta temporada puedas escoger a su futuro esposo — respondió el conde de Hamilton con una sonrisa que hizo que el corazón de Liviana se encogiera, nunca le había dedicado una de sus sonrisas a ella, que era su hija.
—Eso espero — respondió lady Aline.
—Permiso —interrumpió el mayordomo de la residencia —. Lady Ashton acaba de llegar.
— ¿Lady Emma? —preguntó la duquesa algo confundida, ya que no recordaba haber invitado a la señorita.
—La he invitado yo, madre, sabes que es mi mejor amiga— explicó lady Aline —. Hágala pasar.
—En seguida, Mi lady — el mayordomo se retiró para segundos después aparecer con Lady Ashton.
—Buenas noches —saludó ella al llegar a la sala donde se encontraban todos los presentes —. Gracias por haberme invitado a pasar esta noche con ustedes.
—De nada querida—respondió la Duquesa no muy contenta, a ella no le caía muy bien Lady Emma por ser muy sobresaliente, además de saber el interés de su hijo por la dama, y para ser sincera entre Lady Emma y Lady Liviana, prefería a esta última.
Hacía mucho que la duquesa estaba enterada de los sentimientos que Liviana tenia por su hijo, y no porque ella se lo hubiese confesado, sino porque no sabía retenerlos cuando lo tenía cerca, era muy obvia, y lo que más le gustaba a la duquesa era ver los brillantes ojos de Liviana cuando miraba a su hijo, esa mirada de admiración y perfección que solo una mujer enamorada podría darle a su amado.
Liviana se sentía fuera de lugar, si antes se sentía hermosa ya no lo hacía, solo le bastó ver a Lady Aline y a Lady Emma para darse cuenta que ella no sería una de las debutantes más hermosas de la próxima temporada, ya se daba cuenta de cómo eran las damas para considerarse hermosas y ella no entraba en ese rango, ni podía compararse con ellas. Lady Aline era muy hermosa, era esbelta y tenía los ojos azules, su cabello era del color de la miel tan brillante y liso. Pero Lady Emma, ella si era hermosa, cuerpo esbelto y delgado, ojos azules tan claros como el cielo, cabellos dorados como el oro, su rostro era perfilado con una nariz respingada y labios finos. Su rostro de felicidad cambió al recordar que pronto Marcus llegaría, ya no quería que la viera, por lo menos no esa noche.
Para la duquesa el cambio de humor de Liviana no pasó desapercibido, así que decidió acercarse.
—¿Qué pasa pequeña? — Liviana sonrió al escuchar como la duquesa se dirigía a ella, y por un momento imaginó como hubiera sido conocer a su madre.
—Nada, mi lady—respondió Liviana.
—Buenas noches. — Lady Lilian iba a hablar cuando su hijo llego—. Disculpen el retraso — saludó a los presentes amablemente, pero para Liviana no pasó desapercibido el cómo los ojos de su amado brillaron cuando miro a lady Emma, y el cómo su corazón se rompía un poco más al ver como a ella le tomaba la mano y depositaba un beso en estas, en ese momento sintió envidia y deseó ser ella a quien Marcus besara con sus labios —. Está muy hermosa esta noche lady Emma.
—Muchas gracias Mi Lord, lo mismo puedo decir de usted —respondió Lady Emma y por unos segundos se quedaron mirando, algo que todos notaron.
—Hijo —llamó la Duquesa para que todos olvidaran el momento, Marcus prestó atención a su madre con una sonrisa hermosa—. ¿Recuerdas a Lady Liviana, hija del Conde de Hamilton?
Marcus miró a Liviana de arriba abajo he hizo una disimulada mueca que solo notó su madre. Claro que recordaba a la regordeta niña que babeada por él, era tan tonta que no sabía disimular lo mucho le gustaba.
—Claro, ¿cómo se encuentra Lady Johnson? — fue lo único que dijo.
—Bi—bien m—milord. —Marcus volteó los ojos al escuchar el tartamudeo de la joven, realmente no soportaba a las mujeres así, y más ver como se sonrojaba, él prefería a las mujeres como Lady Emma, decididas y sin rodeos. Y esperaba que para la próxima temporada lady Emma lo aceptara como su esposo.
Liviana quiso decir algo más pero Marcus se apartó rápidamente para incorporarse al lado de lady Ashton, algo que hizo que se sintiera aun peor, y más con el papelazo que acababa de hacer, ¡¿tartamudear delate de Marcus?! No podía ser más tonta, si antes él no le prestaba atención, mucho menos lo haría ahora.
Toda esperanza de ser aceptada por el hombre que amaba, acababa de llevársela el viento y con ella su destrozado corazón.
Meses después...La temporada había iniciado, y con ello había llegado el cumpleaños de Liviana, quien no se sentía muy emocionada, y más desde la pasada noche buena, donde descubrió que jamás sería aceptada por un hombre, y menos por el que amaba: Marcus Livingston. Además de recordar que el mismo día que nació, su madre murió y que por tal hecho su padre la odiaba. Lo único que recordaba de ese día; desde que tiene memoria, son las deliciosas tartas de manzana que su nana le hacía, ella es la única que recuerda su cumpleaños, ya que su padre prohibió que esa fecha fuera recordada en la residencia.—Feliz cumpleaños mi niña — felicitó su nana brindándole un pedazo de la tarta de manzana que le había hecho para ese día.—Gracias nana, siempre eres la única que
Liviana estaba lista para asistir al baile que darían los marqueses de Williston. Solo esperaba a su padre, siempre trataba de terminar temprano porque no quería que él la odiara más por retrasarse.—Vamos —dijo su padre pasando por su lado—. No quiero escándalos por tu parte, así que compórtate como la dama que debes ser —recalcó una vez dentro del carruaje que los llevaría a la residencia Williston.—Claro —fue lo único que respondió Liviana.Al llegar a la residencia Williston, Liviana se sentía completamente nerviosa, solo se movía por donde su padre lo hacía, siguiéndolo como un corderito, a su alrededor solo habían damas de la más alta sociedad, bellas y esbeltas, todo lo contrario a ella, se sentía fuera de lugar, todo aquel que la miraba no le prestaba el más mínimo int
-Este vestido te quedará muy hermoso mi niña. -la Sra. Parker tenía en sus manos un hermoso vestido color rojo pasión --¿No está muy escotado? - Liviana dudaba en si ponérselo o no-Esa noche los Duques de Agnes darían el baile de la temporada, el evento más esperado por la alta sociedad londinense. Liviana se sentía nerviosa y a la vez triste, porque sabía que vería a Marcus pero con la Srta. Ashton. Solo le quedaba resignarse a ver al amor de su vida ser feliz con otra mujer, eso le bastaba a ella para también serlo, de eso se trata el amor ¿no? De ver feliz a quien amas, y Liviana no tenía dudas de que ella amaba a Marcus.-Claro que no mi niña, te verás hermosa, hazme caso. - su nana insistía --Está bien. - al final cedió y su nana sonrió victoriosa -Cuando ya estuvo vestida y peinada se mir&oacut
Así no se imaginaba las cosas, cuando la duquesa le dijo que tenía que besar a su hijo nunca paso por su cabeza lo que vendría después. Ahora se sentía culpable y tonta por caer en la trampa de la Duquesa, no quería que Marcus la odiara más por haberlo llevado a un matrimonio que no deseaba. Faltaban solo horas para ser oficialmente la esposa de Marcus, pero no se sentía feliz, porque sabía que Marcus no lo era, y porque en el fondo sabía que él no la amaba a ella.—Al fin hiciste algo bueno, pero no pensé que sería con Marcus, sí que eres ambiciosa, escoger un duque como esposo, pero debo de felicitarte. — dijo su padre riendo ——No puedo casarme con Marcus. — soltó de repente haciendo que la risa de su padre cesara. ——¿Qué dijiste? — el tono de voz del Conde cambio radicalmente——Que no puedo…—Sí te vas a casar, no soporto tenerte más aquí, y más ahora que sé que para esta noche dejaras de dormir en mi casa. —lágrimas salían de los ojos
Nerviosismo y miedo eran las palabras perfectas que describían el estado en que se encontraba Liviana. La noche más importante de su vida había llegado, no sabía cómo actuar cuando Marcus entrara a la habitación para consumar el matrimonio.¿Feliz?Claro que lo estaba, amaba a Marcus y por ende estaba feliz de que su primera vez fuera con él. Su nana le había explicado más o menos como sería el acto.Miró su ajuar y sonrió, la duquesa, su ahora suegra se había esmerado con todos los preparativos de su boda, incluido su vestido el cual era de un blanco con bordados y encajes. Y ni hablar del ajuar, era el color de la pasión, rojo como la sangre. Estaba ensimismada mirándose en el espejo, tenía que admitir que estaba preciosa, no podía quejarse tanto de su cuerpo después de todo, si, era voluminosa pero tenía curvas que podrían ser la perdición de cualquier hombre, esperaba que su esposo fuese uno de ellos.Espe
Liviana miraba su nuevo hogar, no estaba mal para ellos, era una casa enorme y con un jardín precioso, como le gusta a ella, solo faltaba su deseada fuente en medio de este. El personal que trabajaría allí la esperaba para presentarse, estaba nerviosa, no sabía cómo la recibirían, y lo más importante, no sabía cómo llevar una casa, sin duda alguna necesitaba a su nana ahí con ella.¿Dónde estaba Marcus?Se preguntó Liviana, el debería de estar ahí con ella para recibir a los empleados y entrar juntos a su nueva casa, donde vivirían juntos. Un carruaje entro a la propiedad y su corazón salto al imaginarse que ese sería Marcus. Grande fue su decepción cuando de este desciende un hombre, el cual había visto varias veces en los bailes y en su boda hablando con Marcus.—Buenos días Milady. —saluda el caballero apenas llega a Liviana tomando su mano para besarla, sí, todo un caballero, Liviana lo mira y puede notar sus ojos color miel, su cabello era castaño y al parecer
Dos meses habían pasado desde que Liviana y Marcus habían contraído matrimonio. Pero todo estaba como al principio, nada entre ellos había cambiado, por parte de Marcus, el seguía sin dirigirle la palabra a su esposa, se negaba rotundamente hasta compartir la mesa con ella, eso hacía que Liviana se consumiera por dentro, no era justo para ella todo lo que estaba pasando.—Milady. — llamó su doncella Lizzy, la cual en esos dos meses había sido su única compañía, se habían vuelto muy cercanas — Es hora, el carruaje la espera abajo.Esa noche era el baile de los vizcondes de Bolingbroke, y era por así decirlo, al primer baile que asistía desde que se había casado y no por falta de invitaciones, sino porque sabía que los aristócratas solo querían ver a la joven dama que usó el truco barato de pescar a un duque. Pero por tanta insistencia de Lady Lilian, la cual le había obsequiado un hermoso vestido azul cielo para esa noche, decidió as
Semanas después el rumor de que Lady Emma y el futuro duque de Agnes tenían encuentros clandestinos se esparció por todo Londres, pero Liviana se encontraba ajena a esos comentarios, ella vivía encerrada en su residencia, solo recibía la visita de Lady Lilian, a veces de algunos de los amigos de Marcus como Anthony y el mayor de los hermanos Williams, Lord Logan y por supuesto las de su nana, quien siempre iba a visitarla cada vez que podía, nunca dejaba de preguntar por su padre, ya que desde que se casó no lo ha vuelto a ver, y gracias a su nana supo que estaba de viaje por América, una parte de ella lo extrañaba, a pesar de todo era su padre.—¿Qué pasa Lizzy? Desde hace unos días te noto algo distraída. — preguntó Liviana mirando a su doncella preocupadamente——No es nada Milady. — respondió ella cepillando el cabello oscuro de Liviana, pero ella se giró tomado el cepillo ——No, sé que te pasa algo, tú siempre hablas cuando me estás cepillando el cabello o cuan