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Mia, eres mía

Mia, eres míaES

Romántica
Ann Parks  En proceso
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20Capítulos
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Resumen
Índice

Sinopsis

SensibleBellezaValienteIndependienteInteligenteEmocionalDominante

-Puedes tener una vida normal o no, un trabajo normal o no, haber cometido errores normales o no tan normales. El caso es que en tu vida puedes hacer lo que quieras. Todo cuanto quieras. -¿Y tú que es lo que quieres? -A ti. PROHIBIDA CUALQUIER COPIA O ADAPTACIÓN SIN EL PERMISO DE LA AUTORA

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Último capítulo

  • CAPÍTULO 19

    —Vuelve dentro y cámbiate —dice cuando salgo de mi habitación, no me esperaba en el vestíbulo. —¿Porque? —No. Tengo que obedecerlo— vale, señor Dagger —sonríe y eso me cabrea. Nunca he acatado normas, cuanto traté eso con Jacob al final, asumió que no puedo hacerlo, me hizo entender que como mínimo tenía que respetar la ley y no hacer daño a nadie. Sí, así estaba yo... Me cambio, me pongo un vestido más recatado, apenas sin escote y vuelvo a salir. —No. Ponte pantalones —cojo aire. —Sí, señor Dagger —de nuevo sonríe triunfal. Respiro y me cambio otra vez. Salgo con unos pantalones de traje de mujer y una camisa blanca. Cuando salgo me repasa de arriba a abajo y va a decir algo. —Kurt, el secretario de Dagmar me ha llamado —me adelanto— sugiere que empecemos la reunión antes. —¿Y que hay de la reunión con la delegación? —frunce el ceño, odia los cambios de organización no previstos. Cosas que sacan de quicio a mi jefe: que le mientan o no respondan sus preguntas. Que le

  • CAPÍTULO 18

    ¡Alarma! ¡Alarma!«Dominik Müller no supo controlarse con Erika» «Le hizo daño» recuerdo la expresión sin vida en la cara de Erika.—Eh... yo... —su mano viaja hasta mi espalda y la acaricia.—Pensaba que tenía una reunión ¿Le importa si le llamo Mia? —no sé qué decir. Las palabras de Kurt retumban en mi cabeza.«Dominik Müller no supo controlarse con Erika» «Le hizo daño»—Tengo la limusina esperando fuera ¿Quieres acompañarme a cenar?¿Si Dominik hizo daño a Erika, sec

  • CAPÍTULO 17

    Me levanto de la cama a las siete, me cambio, me maquillo y me arreglo el pelo. Voy al vestíbulo y de nuevo lo encuentro leyendo el periódico. Entramos al restaurante del hotel a desayunar y pido mi café con leche. —Come algo, anoche no cenaste. —Hoy no. Erik —dejo mi café a medias y me levanto— te espero en la limusina. Tarda en llegar a la limusina media hora. Seguro que está meditando para no traerme una magdalena y hacer que me la coma. —Tenemos la reunión con Christa —le recuerdo para ponerlo al día— …para la distribución de medicamentos por todo Europa. Esto son las cifras que tendrá que alcanzar cada seis meses para que salga rentable y nuestra empresa pueda llevarse la parte que le toca —Erik ojea el papel que le he dado y continuo con

  • CAPÍTULO 16

    —Buenos días, señor Müller —digo con profesionalidad— ¿Qué puedo hacer por usted? —Erik se inclina y me quita un segundo el teléfono para ponerlo en manos libres. Sube el cristal opaco que hay detrás de mi y que separa la cabina del chófer de nosotros.—Me preguntaba si le apetecería cenar conmigo esta noche si no tiene ninguna reunión importante con Erik —miro a Erik y no sé que quiere que haga. Es inexpresivo, de hielo. ¿De verdad quieres retarme? ¿Quieres que le diga que no? ¿Qué haga lo que me de la gana? ¿Qué te cabree?—Será un placer cenar con usted esta noche, señor Müller.—¿En qué hotel se hosp

  • CAPÍTULO 15

    Vuelve del baño y miro la pantalla que indica que quedan todavía cuatro horas… es hora de comer. Una azafata nos trae la comida que yo misma pedí en la reserva de los asientos. A pesar de la tensión tanto sexual como de enfado que tenemos los dos, empezamos a hablar y desaparece un poco. Intento alejar de mi mente a Mark, Dominik y Erika. Cuando me comenta algunas cosas de su familia, porque mucho no habla, me dan ganas de preguntarle por su madre, de qué murió. Pero me reprimo las ganas. —Dominik nos ha invitado su casa el miércoles por la noche. Apúntalo en la agenda.—Pero… ¿Para qué?—Quiere hacerme la pelota, es todo. —Entonces ve tu solo —se echa a reír— no te rías de mí —replico. —¿Es que pasó algo anoche? —sugiere. —¡No! pero eres tú el que dice que no me acerque a él ¿No?—Solo si yo no estoy ahí —mira mi comida—. Venga, come. —No tengo hambre. —¿Es que vas a cuestionar todo?—Si es sobre mí, sí. Pienso cuestionarlo todo… Dominik fue muy amable anoche, que lo sepas.

  • CAPÍTULO 14

    Me levanto con una resaca increíble. No sé por que bebí tanto, pero me acuerdo de todo. Me acuerdo de haberme ido de fiesta después de que Mark no respondiera, me acuerdo de haber conocido a Erika, la exnovia de Erik… me acuerdo de haber hablado con Dominik y… sí. Me acuerdo también de lo que dijo Jacob al volver a casa. En la cama y en el apartamento, no hay ni rastro de Mark. —Habrá ido a dormir al estudio. Preparo a los chicos y vamos a la calle. Es temprano. Todas las luces de la calle siguen encendidas. Mientras los chicos hacen sus cosas, llamo a un taxi para que me lleve al aeropuerto. Tenía la esperanza de que lo hiciera Mark. Al volver a casa veo un coche negro aparcado en la puerta de casa. De ahí sale Erik. Tan guapo, con su traje impoluto, su peinado perfecto y… en efecto, su cara de mal humor. —Señor Dagger. —Clark —dice serio—. Creo que me debes una explicación. Repaso mentalmente si dejé todo el trabajo bien hecho, si tenía que hacer alguna cosa antes d

  • CAPÍTULO 13

    Va acompañado. Me fijo en la mujer que coge su mano. Aunque las luces no me ayudan mucho a verla, creo ver una piel muy clara y unos pechos grandes que no parecen operados. El cabello creo que es negro y es… es muy guapa.—Amelia, te presento a Erika, la conoces ¿Verdad?Hurgo en mi memoria. No, no forma parte de su equipo, no ha venido a ninguna reunión y… que difícil es hacer esto estando borracha. —No tengo el gusto —le sonrío a ella. Pero ella se queda del mismo modo, seria y con sus ojos clavados en mi. Miro a Dominik al no tener respuesta. —Es una amiga de Erik.—Oh —la miro confundida—. No sabía que tenía novia —la miro esperando una respuesta. —No —me corrige Dominik—. Ya no lo es. Miro un segundo el baño de chicos ¿Dónde está Jacob?—Bueno, tengo que irme —digo mirando a Erika. Esperando algún tipo de reacción. Pero de nuevo, no la hay. —Espera ¿Por que no tomas una con nosotros y llamamos a Erik?Y ahí sale Jacob. —Perdona, había mucha cola para el único que estaba

  • CAPÍTULO 12

    Mark y yo cenamos en silencio viendo la televisión. No he sabido nada de mi jefe en todo el día. Estoy abochornada y algo arrepentida. Algo, por que de ese orgasmo es imposible arrepentirse. Miro a Mark. Absorto en el televisor sin mirarme siquiera, hace tiempo que no me mira como antes, antes me miraba y se deshacía, me miraba y quería besarme, hacerme el amor… ahora cuando lo hacemos ni siquiera se preocupa por que llegue al orgasmo, lo finjo para no herir su orgullo masculino. Pero es mi marido.—Mark. —Shhhht —agita su mano delante de mi cara para que me calle y le sube la voz al televisor. El presentador de ese programa barato y malo anuncia que los concursantes pasarán al siguiente nivel. Suspiro y me obliga a callar otra vez. Voy a la cocina y lavo mis platos. Miro por la ventana y cierro los ojos un segundo, intentando calmarme. Pero en mi mente aparece Erik entre mis piernas y me estremezco. Su voz… su voz era… joder. Erik es puro sexo, me desea y yo a él. Lo quiero de verd

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20 chapters
PRÓLOGO
Mia, eres mía/Ann Parks
Esta historia la cuento por mi y por vosotros. Yo ya he aprendido lo que es querer a alguien y que te demuestre que siente exactamente lo mismo que tú. La misma intensidad. El mismo deseo. Ya he aprendido que es mirar a esa persona y pensar que no quieres que se marche nunca. No es una historia de amor, por lo menos, no una convencional. No hay bombones ni rosas, no hay promesas a la luz de las velas... Solo espero que sientas cada palabra, cada emoción y cada risa tanto como lo he hecho yo. Creo que solo así, entenderás el porque de mis palabras.
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CAPÍTULO 1
Mia, eres mía/Ann Parks
—El nuevo cambio de director no afectará vuestros puestos de trabajo —dice mí ahora exjefa. —¡Pero si el salario! —replica la chica de contabilidad. —Es todo, chicos, gracias por todos estos años —Grace se acerca a mí— voy a echarte de menos... —suspira poniéndome un mechón tras mi oreja. —Nos seguiremos viendo —me da una lástima perder a mi jefa... Después de quince años llevando a la compañía a lo más alto, un capullo ricachón la ha comprado a los jefazos. Así que ella tiene que marcharse de la empresa y de la sede aquí en Nueva York. Se llama Erik Dagger y cómo se atreva a despedirme le paso la factura de mi piso y le transmito todo lo que me dirá Mark. —Llegará en cualquier momento —murmura— viene de Alemania —está destrozada, pero eso no lo va a admitir, estamos hechas de la misma pasta. Nada de debilidades en la empresa. En un mundo de hombres los sentimientos están prohibidos. —¿Qué vas ha hacer...? —Mi marido necesita una secretaria. —Puedo darte algún consejo —le gu
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CAPÍTULO 2
Mia, eres mía/Ann Parks
Abro la puerta de casa y mis chicos vienen a saludarme. —Hola princesita —le doy un beso a Maya en la cabeza— hola Max ¿Y a quién tenemos aquí? hola Sombra —los tres me saludan con entusiasmo— ¿Me habéis echado de menos? ¿Habéis echado de menos a mami? —digo con voz chillona.—Son perros, no bebés —me dice Mark con su tono cansado— ¿Cómo ha ido el trabajo?—Bien —respondo sin más. Mis pequeños siguen contentos porque haya vuelto, mueven sus colas y esperan sentados a mi lado a que les siga dando mimos. —Mami tiene que irse —les digo a mis tres preciosos Huskys.—¿Dónde? —pregunta Mark.—Mi nuevo jefe ha preparado una reunión con los alemanes —voy hacia nuestra cama y empiezo a desnudarme. Todo es muy frío, soy consciente de ello, pero nuestro matrimonio está pasando por un bache tremendo. Se vino a vivir conmigo cuando llevábamos solo tres meses casados… nos casamos con veinte años. Muy jóvenes, eso también lo sé. Pero el amor te hace cometer estupideces. Visto de esta manera es
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CAPÍTULO 3
Mia, eres mía/Ann Parks
—Mi jefe —me apresuro a aclarar. —Erik Dagger, su jefe —extiende su mano. —Mark, su marido. Mark procura que las palabras queden claras, en cuanto a la mano de Erik, la mira con desprecio y marca más su terreno apretando su mano contra mi cadera. Incluso me hace daño.Erik también se percata de eso. Retira su mano y la mirada de mi cadera, me mira directamente a mi, casi puedo leer su mente. “¿De verdad permites eso?”—Esto... llegas tarde, cariño —Mark se mira el reloj que le regalé para su cumpleaños la semana pasada. —Es verdad ¿Pero él no llega tarde también? —no me lo pregunta a mi. —Soy mi propio jefe, y el jefe de tu esposa. Así que no, yo no llego tarde, pero ella sí. —Mark —intento de nuevo—. Nos vemos luego. —Claro —Mark me planta un beso más largo y más cercano de lo normal. —Hasta luego —murmuro cuando acaba. —Un placer —suelta Erik sarcástico. Escapo de ahí al mismo tiempo que Mark. Subo con los chicos a casa. Me cambio y les pongo la comida, antes de que se la
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CAPÍTULO 4
Mia, eres mía/Ann Parks
De camino a casa ya a las ocho y media Liam me llama al teléfono, le cuelgo y guardo mi teléfono. En el almuerzo he tenido una discusión con Mark por teléfono y no tengo ganas de explicarla, mentir a Liam no es una opción, me conoce. Abro la puerta de casa y los chicos me saludan eufóricos, saltan, corretean y se tiran al suelo. Mark está sentado en el sofá viendo el partido de fútbol. Me pongo una camiseta de tirantes y un culotte negro de estar por casa, me recojo el pelo en un moño y me siento a su lado. —Hola cielo —intento. Como respuesta se lleva el botellín de cerveza a sus labios sin decirme nada— ¿Qué pasa? —veo cuatro botellines vacíos.—Hoy he echado a perder un cuadro sin querer. —No pasa nada. —Sí que pasa, Alex quería los cuadros para mañana.Alex es su mecenas, nunca le mete prisa, no entiendo el problema. Por lo que sé es un buen tio. —Cielo, lo solucionarás pronto… pero necesitamos el dinero cuanto antes...—Lo sé. —Bueno, ahora trabajando más podremos llegar a
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CAPÍTULO 5
Mia, eres mía/Ann Parks
Me preparo lo último comestible que tengo en la nevera. El alquiler es demasiado alto, tenemos la nevera vacía, y ahora hay que pagar esas pastillas de Max y el veterinario. Mark va a la ducha y me dan ganas de decirle que vaya a ducharse a casa de su madre. —Nos tendremos que ajustar el cinturón, chicos —Maya ladea su cabeza— eso significa que los premios se han acabado, os queda esa media bolsa —vuelve a apoyar su cabeza en la espalda de Max. Mientras cocino los miro de reojo y veo como Sombra le lame la cabeza a Max mientras duerme. Tuve que adoptarlos a los tres, eran los tres de la camada que siempre estaban juntos. El cuidador me dijo que Max había nacido el último y que Sombra y Maya siempre estaban encima de Max. Se me hizo imposible separarlos. Meto la mano en mi bolso y mientras como los últimos filetes de pollo consulto mi teléfono. No tengo más llamadas que la de Liam hace horas y de Kate.Son las once, no es hora de llamarlos. Cojo el teléfono de la empresa y veo nada
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CAPÍTULO 6
Mia, eres mía/Ann Parks
Y Erik sigue con sus preguntas que me dejan algo desconcertada. —¿Tu marido puede cuidar de tus perros una semana?—¿Porqué…? —Responde. La. Pregunta.Resoplo frustrada. —Sí, podría. —Tenemos que ir una semana a Alemania y necesito que vengas conmigo. —¿Para qué?—Eres mi ayudante, eres traductora ¿Hace falta que te lo aclare más?—¿Sabes? no tienes que ser tan borde conmigo —sonríe y decido darle un trago al vino antes que darle un puñetazo en la cara— ¿Para qué tenemos que ir? El trato con Müller está prácticamente cerrado.—No es por Müller ¿Conoces a la empresa Dagmar? —Claro que la conozco.—Christa Dagmar me llamó ayer por la noche. Cuando tendría que haberte llamado a ti —me reprocha— y me dio la posibilidad de que nuestra empresa distribuyera sus productos por Europa —me quedo boquiabierta.¿Cómo puede ser? la mismísima Christa le dio carpetazo a la propuesta de Grace. —¿Cómo consigues estos acuerdos? —Consigo todo lo que quiero, Mia —ruedo los ojos molesta por su arro
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CAPÍTULO 7
Mia, eres mía/Ann Parks
En casa Mark me espera con la cena en la mesa, velas, una copa de vino y un ramo de rosas. —Hola mi vida —me dice con esa cara de niño bueno. —Mark. —Lo siento… he hecho la cena y… rosas, te he comprado rosas. Hago un gran esfuerzo por apartar todo de mi cabeza y cenar con Mark como hacíamos cuando todavía nos llevábamos bien. Intento reírme de sus chistes, tocar su mano cuando la acerca, beber el vino que me sirve y darle los besos que me pide. Pero cuando en el postre intenta algo más, me invento la gran excusa.—Tengo el período. —Oh, vaya. Y yo que pensaba que los hombres lo calculaban más o menos. —Voy a darme una ducha. —Bien, yo recojo esto. —Gracias cielo. Dejo que el agua fría caiga por todo mi cuerpo antes de darme cuenta de que Mark me está hablando. —Así que mañana cerráis el trato con el alemán —dice. Miro la cortina y veo su silueta al final de mi baño con paredes echas por tres biombos. —Sí —pero no me hagas pensar demasiado en eso… aún sigo sin saber como
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CAPÍTULO 8
Mia, eres mía/Ann Parks
Les saludo con amabilidad y les digo que me acompañen a la sala de reuniones donde el señor Dagger les espera. Traduzco ambos saludos y nos sentamos en la mesa. Sigo trabajando en la traducción, es algo que me encanta, pero me agota por completo. Cuando la reunión acaba después de dos horas me duele mucho la cabeza. La reunión tendría que haber durado media hora, por eso no se le pidió al señor Wang que trajera un traductor… —Eres inteligente —dice Erik al entrar a su despacho— en tu ficha dice que sabes ocho idiomas —saco una aspirina de mi bolso y me da un vaso de agua de la máquina que hay al final de su despacho. —Sí, me encantan los idiomas; inglés, español, alemán, italiano, chino, francés, ruso y portugués. —¿Cómo puedes hacerlo?—Siempre se me han dado bien. —¿Qué más se le da bien? Una parte de mi desea que lo diga con un doble sentido perverso. —No hacerle caso, señor Dagger. Sonríe de esa manera tan sexi. —Tendremos que corregir eso… —de nuevo, se acerca a mi. Mi yo
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CAPÍTULO 9
Mia, eres mía/Ann Parks
Al medio día llamo a Mark para acordarme de que le quiero, de que es mi marido, mi pareja y que es al que de verdad tengo que desear. Pero no me sirve, o al menos, no del todo. Por suerte el remordimiento me quita el calentón. Cojo el teléfono de mi mesa, son las ocho, esperaba que me dejara tranquila todo el día. —A mi despacho. Voy a su despacho pero antes bajo mi falda disimuladamente y me ato todos los botones de la camisa. Mira su ordenador con el ceño fruncido. Vuelve a ser el mismo amargado. —¿Que vas ha hacer esta noche? Joder que eres mi jefe... —Iré a casa —mentira. Iré a casa, estaré un rato con mis pequeños y Mark y luego saldré a tomar una copa con la zorra de Kate. Mark y yo establecimos que los viernes era nuestra noche libre.—No tienes pinta de quedarte en tu casa un viernes por la noche. Te repito de nuevo la pregunta, y espero que respondas con sinceridad. Ya me has mentido una vez. —Eres un mandón —le suelto— eres mi jefe, pero no tienes por qué saber mi v
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