Ahora tengo que pedir

Doy un largo suspiro, siento que he dormido muchísimo, pero al contrario de sentirme fresca y relajada el cuerpo me duele, siento como si me estrellé contra el piso desde la altura de un edificio de 200 pisos, trato de moverme y el dolor es incómodo, pero soportable. Abro y cierro mi boca varias veces, la tengo pastosa y a la par seca, intento abrir los ojos, mis parpados pesan, la arenilla me hace parpadear sin parar, la luz intensa que desprende del techo me obliga a volver a cerrarlos y abrirlos lentamente para ir acostumbrándome.

—Hija mía. —Susurra mi madre con voz de alegría, <<¿Cuándo ha entrado ella a la casa? ¿Declan la invitó y no me dijo nada?>> le busco con la mirada y la veo a mi lado. —Gracias a Dios estás bien cielo, no sé lo que hubiera hecho —lleva los ojos rojos e hinchados, <<¿Qué pasa aquí?>> me pregunto r

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