Pronto llegaron al conjunto Residencial Fernwood. Charly tenía la intención de ir directamente a su habitación, pero una vez que entraron al apartamento, Taylor la cargó y la puso sobre la mesa.
—¡Taylor! —Trató de protestar, pero ¿qué podía hacer contra un tipo que le sacaba una cabeza de altura y pesaba unos veinte kilos más que ella?
—¿Qué somos, Charly? ¿Qué somos exactamente? Porque ya no voy a ser tu novio de mentira, ¿entendido? ¡Quiero una respuesta ahora! —Exigió él, con sus ojos grises clavándose directamente en los de ella.
Era imponente, pero demasiado guapo como para ignorarlo. Era esa clase de belleza peligrosa que hacía que su corazón se acelerara incluso cuando la presionaba por una respuesta.
Charly tragó saliva, mirándolo fijamente. Abrió la boca, pero le costó hablar. Finalmente, dijo. —Yo... está bien.
—¿Está bien qué? —Preguntó Taylor, siguiendo su mirada mientras ella trataba de evitar sus ojos.
—Está bien, somos una pareja. Acepto ser tu novia, oficialmente. —Ac