—Eh... —Mía vaciló antes de entregársela—. Aquí tienes. ¿Todo bien?
—No, no está bien —Taylor agarró la bolsa—. Ya que vas a ser amiga de Charly, debes saber esto: no quiero que use nada que apenas la cubra, como ese traje de baño.
—Eh... ¿por qué? —Preguntó Mía.
Señalando hacia la piscina, Taylor resopló con desdén. —¿Viste cómo la miraban esos tipos? Por eso.
Mía observó a Charly, pero esta asintió, haciéndole saber a su amiga que podía manejar la situación.
Entonces, sin esperar respuesta, Taylor cerró la puerta diciendo. —Discúlpanos, Mía.
Rebuscó en la bolsa de Charly. Al encontrar una camiseta y unos shorts, los sacó. Al ver un par de sandalias sin tacón, comentó con sarcasmo total. —Así que tenías algo cómodo que ponerte, pero elegiste torturar tus dedos.
Charly: "..."
—Los tacones no...
—Sí, solo causan accidentes como tropezones y que se atasquen en los desagües de la piscina —la interrumpió Taylor, entregándole la ropa—. Cámbiate.
Charly se liberó de su improvisado envoltorio