Por un segundo, se quedaron congelados, enredados entre almohadas y sin aliento por tanta risa. Charly resopló, presionando las manos contra el pecho desnudo de Taylor.
—¿Qué estamos haciendo aquí, Charly? —preguntó Taylor finalmente.
—¿A qué te refieres? Estábamos teniendo una guerra de almohadas —respondió ella.
Sus ojos bajaron a sus labios cuando dijo:
—No, no eso. Esto, lo que estamos haciendo, no es una relación normal de compañeros de piso.
Al darse cuenta de lo que Taylor le estaba preguntando, Charly se puso nerviosa. Tragó saliva y le preguntó:
—¿Y para ti qué es esto, Taylor Vega? ¿Un juego?
—No soy esa clase de tipo —respondió Taylor, serio —. ¿Acaso no lo sabes ya?
—¿Honestamente? No lo sé —dijo Charly—. Sé algunas cosas sobre ti, pero no las suficientes.
—Entonces, será mejor que empecemos a conocernos rápido —dijo Taylor. Se levantó de golpe, cargó a Charly y se la echó al hombro.
—¡Ahh! ¡Taylor! —Gritó Charly mientras él la llevaba a la sala.
Taylor la acomodó en el sof