Lágrimas, pechos oprimidos, conmoción, abrazos, miradas reconfortantes y sollozos de todas clases. Sentimientos a flor de piel, susurros inaudibles y corazones desenfrenados.
El lugar se llenó de gritos, gritos desenfrenados y alterados.—Duele… por Dios duele…— gritó Blanca con desesperación, lloraba y quería morir en ese momento —sáquenlo… sáquenlo ya— Azul estaba al lado de su amiga, jamás la dejaba sola y menos en esos momentos que ella sabía perfectamente lo que se sentía. Dmitry miró a Azul y le guiñó, esta le sonrió, ese hombre no se había separado de ellas ni un solo minuto de esos 8 meses.—Vamos Blanca, tranquila, respira. No puedes alterarte— Blanca le miró con ganas de matarlo, estaba adolorida.—Entonces ven y pare por mí, no me pidas calma o te estrujo el pescuezo1 año más tarde, Rusia, hotel Apple Silver.—Joder… si… sigue así— gruñó Lucían con los pechos de su mujer en la boca, ella lo estaba cabalgando de manera frenética —joder… joder…— se separó de ella y echó la cabeza hacia atrás, su mujer se había vuelto una experta del sexo y ahora lo dominaba con facilidad, era ella quien mandaba a la hora de estar sobre él, amaba eso de ella.—Aaahhh siii— chilló Azul cuando su Ruso la sostuvo de las caderas y la bajaba con fuerza para darle más profundidad, todo era intenso, todo era prohíbo —¿Cuántas personas nos estarán viendo?— sonrió después de darle un beso.—Muchas, estamos en el porche de la suite nena, por supuesto muchos han de estar masturbándose por la ardiente escena que estam
Sobre la autora:Melanie Fraser nace en Panamá y su interés en la escritura inicia a los 15 años, cuando escribió una obra para su clase.Ya tiene más de 7 libros publicados en la plataforma de Buenovela: “¿Virginidad? ¡Vendida! Libro 1” “¿Corazón? ¡Ganado! Libro 2” “Un cliché” “Eligeme a mí, eres mí vida” “¿Cupido? ¡Que se joda! Yo todo lo puedo, libro 1” “¿Cupido? ¡Que de joda! yo todo lo puedo, libro 2” “Mr. Meyer (Mi posesivo y controlador) “Mi Duquesa” “Libertad En Cautiverio”En sus historias siempre se encontrará realidad aunque sea ficción, le gusta dejar siempre un mensaje positivo y de reflexión.A Melanie le gusta explotar mucho a sus personajes, a quienes los trata de ahondar en los más profundo de sus psiquis para que los lectores sepan el por qué se comportan de determinada manera.BUENO ESTO FUE UN REPASO DE MELANIE FRASER, QUIEN SE DECLARA FANÁTICA DE LAS
Flashback—¿Prometes no dejarme nunca?— Lucían sonrió después de su pregunta, aquellos ojos oscuros le hacía sentirse seguro, ella era su calma, su tranquilidad en medio de la tempestad.—Por supuesto que jamás lo haría, eres importante para mí— Azul sonrió de igual manera —¿Estás mejor?— preguntó mirándole el brazo, en el había un moretón, consecuencia de las tantas palizas que le daba su padre, él para no preocuparla asintió con una preciosa sonrisa.—Estoy bien, no debes preocuparte por mí— la tranquilizó. Aquellos niños de tan solo 10 años se habían criado desde niños, el padre de lucían era un hombre frio y duro, sin esposa y con muchas responsabilidades lo pagaba con su hijo que cada día pensaba en lo que hacía
New York, un mes despuésEl día para Azul iniciaba como cualquier otro, su primera llamada del día hecha, un desayuno con cereal, un baño espabilador y por supuesto pensar en su novio, estaba sentada en el sofá mirando Supernatural y lujuriando en su silencia al guapísimo Jesen Ackles “Dean Winchester” cuando la puerta suena sacándola de su morbo al ver aquella sonrisa de galán que tenía el actor. Apresurada y derramando el café al ponerlo en la mesa de centro va corriendo a la puerta, Azul no tenía malicia, ella lo hacía todo sin pensarlo. Abre la puerta rápidamente y al ver a Gregory se tira en sus brazos, este que siempre la había querido porque se dejaba dominar con facilidad y eso le daba la libertad de salir siempre que quería con sus amigos, pasa saliva con dificultad, por mucho que lo negara era su novia y la amaba, pero ya no podía estar con ella.—Cariñito— la emoción de Azul era la de siempre, lo amaba locamente —¿Por qué no me has llamado antes de venir? t
Los días pasan y la vida de Azul cada día estaba más en las manos de Lucían y no lo sabía, en su ignorancia pensaba que eran cosas de la vida y que todo pasaría, pero realmente eso apenas estaba iniciando. Tras ese encuentro en el pasillo de la bodega Lucían era otro, cada vez estaba más desesperado por tenerla, cada día los celos y la posesividad lo mataban, él se negaba a esos sentimientos, siempre trataba de convencerse que eso eran las ganas de hacerla sufrir y nada más, pero a Rocco era el único al que no podía engañar, su amigo siempre se lo dejaba en claro, pero nunca lo escuchaba.Su plan estaba marchando a la perfección, solo daría un simple paso y ella caería ante él, se lo debería todo y ansiaba que llegara ese momento, pero aquel moreno que siempre estaba cerca de Azul lo ponía de los nervios, no había podido encargarse de él en toda la semana porque no se despegaba de su obsesión y no quería dañarla, aunque realmente se preguntaba por qué eso tenía que importarle, si
Azul temblaba, luchaba para ayudar a su amigo, pero aquel hombre la tenía agarrada con fuerza, casi la asfixiaba, su amigo solo recibía golpes por donde fuera, se estaban ensañando con él porque lo veían débil, ese era el pensamiento de azul, siempre había una persona cruel que ofendía a su amigo por ser gay.—Por Dios déjenlo— gritó desesperada y al borde del llanto, le estaban dando una buena paliza, su amigo solo se quejaba con cada golpe —llévense todo pero déjenlo por favor… lo están matando— lloró al ver que su amigo ya no se quejaba —se los suplico ya basta— gritó con todas sus fuerzas, al parecer había funcionado lo habían dejado en paz, pero el que la sostenía le arrebató su bolso, ella sin importarle que eso le costaría después se acercó a su destrozado amigo, Cosy estaba casi inconsciente —cariño háblame por favor… dime algo— le pidió suplicante.—Aaiiss mi Diosa… me han dado duro, pero no como me hubiera gustado— bromeó provocando el llanto de su amiga —no ll
La boca de Azul se sentía pastosa, pero en cambio su cuerpo estaba totalmente relajado, aquel lugar donde estaba acostada era como estar en una pomposa nube, se sentía relajante y gustoso, todo su placer terminó al recordar donde estaba, asustada se sentó en la cama y después de mirar a todos lados miró sus manos, pies y se fijó en si estaba vestida, acto seguido se llevó la mano a su sexo de manera temerosa, al sentir que no dolía dejó salir el aire aliviada, había sido un sueño como los otros, pensó en que este había sido más real porque había conocido al hombre que con esos besos y esas caricias se había metido en su mente, pero lo cierto es que Lucían despertó por una pesadilla y la vistió para probar suerte en que ella lo recordara como un sueño, así no se lo sacaría de la cabeza.Por la cabeza de Azul pasaban muchas cosas, aquel hombre que apareció de la nada y le ayudó en un momento indispensable le había propuesto algo muy indecente, ella en su vida solo había estado con
Lucían al ver que soltaba las galletas y el color se iba de su rostro el corazón se le detuvo por una fracción de tiempo para después acelerarse con descontrol, no se veía bien, ¿Le podía dar un infarto a una persona de 28 años? cuando la respuesta que pensó fue si, se levantó rápidamente para ayudarle a recobrar el aire o lo que sea que debía recobrar, pero ella se alejaba cada vez que él daba un paso, el susto se le estaba volviendo enojo, era él quien debía alejarse por lo que ella había hecho.—¡Por una mierda Azul, respira de una maldita vez!— gritó asustado, eso le pasaba por sorprender de esa manera, al verla chillar soltó el aire —¿Creías que no me volverías a ver?— sonrió con disgusto por como ella reaccionó.—Lucían— susurró Azul temblando de pies a