Los días pasan y Nefertari trata de olvidar a aquel hombre, pero... ¿Cómo hacerlo con el momento traumático que vivió por su culpa? ¿Cómo olvidarlo cuando él la besó de una manera que nunca antes la habían besado? ¿Cómo es posible no olvidar a un hombre por sus caricias? Todas esas preguntas ella se las hacía y aun así fingía no recordarlo, ella misma se daba asco por ser una hipócrita, pero debía seguir, olvidar y centrarse en su hija quien estaba estable pero no se sabía si era sus últimas fuerzas o que realmente la nena era fuerte.
Por otro lado Andrew Ferrugia estaba planeando su siguiente paso, ella pronto debía estar junto a él pagando lo que debía pagar, era su legado, él tenía que terminar con esa venganza y para demostrar que era mejor tenía una fantástica manera de hacerla sufrir y lo haría.
Umbría Italia
Andrew se presentó ante el hombre que es su tutor. Cuando su padre murió tenía tan solo 15 años, fue una muerte repentina, o eso le dijeron a él y a su madre en ese entonces, pero una vez quedó bajo la protección del mafioso más peligroso y temido de la historia italiana escuchó la verdad. Adom Gamal había acabado con la vida de su padre, no solo había traicionado al que ahora es su tutor, sino que también acabó con la vida de su padre y ahora su hija está viva solo para vivir un infierno.
—Hijo mío— se levantó el hombre con pelo entre una mezcla blanca y negra al igual que su barba. Alto y musculoso, no parese ser un anciano, se ve demasiado bien.
—Padre— sonrió Andrew —es hora de irme a Roma para terminar lo que empezaste— el hombre lo abrazó orgulloso de él, es su mejor creación.
—Entonces solo debo decirte que no puedes fallar o habrán consecuencias muy grabes— Andrew pasó saliva con dificultad pero asintió a su amenaza, porque eso fue, una amenaza.
—No te fallaré, la venganza estará terminada y pronto podremos estar en paz y darle a mi padre lo que merece, justicia— el hombre sonrió, la sed de venganza de ese chico es inaudita y perfecta para lo que quiere.
—Así se habla hijo, así se habla— se sentó tras su escritorio y miró al muchacho frente a él. Sin duda acogerlos a él y a su madre fue la mejor decisión, y pensar que los mataría. Sonrió el mal hombre mirando a Andrew a los ojos —quiero informes de todo lo que hagas, sea con esa mujer o en tu trabajo. No quiero que te expongas si no es necesario, eres un empresario respetado y eres la salvación de la organización, ¿Entendido?— Andrew asintió, por supuesto nunca le hace caso y él sabe que siempre le desobede, le gusta formar parte de la mafia y siempre será así.
—De acuerdo padre— dio media vuelta para retirarse.
—Hijo— Andrew se detuvo y giró para mirarle de frente —tienes prohibido enamorarla— sin decirle nada Andrew salió del despacho y se dirigió con sus hombres, tienen que hacer una entrega de un cargamento antes de irse a Roma.
—Eh Imbécil— Franco le dio un puñetazo a su mejor amigo —nos esperan, no quiero salir con una bala en mi culo. Recuerda que esos rusos son unos hijos de puta y no quiero hacerlos enojar— Andrew empujó a su amigo y río.
—Eres un débil, quiero acción, ya sabes lo que me espera en Roma… ser verdugo de una bruja insolente y trabajar como un buen hombre— se burló de sí mismo —además, ese ruso es amigo de mi padre. Lucian Molcovick es cruel, pero si te tiene aprecio no solo te respeta, te demuestra su lado humano— sonrió de lado —y su preciosa esposa me quiere mucho— se encogió de hombros y Franco solo negó.
—No sé cómo no te han matado antes, eres un imbécil en toda la extensión de la palabra— Andrew se detuvo y miró a su mejor amigo.
—Puedo ser todo eso, pero a la hora de hacer negocios soy el mejor y es eso lo que cuenta. Me doy a respetar y dejo mi posición bien en claro, por eso los mafiosos más respetados tienen agrado hacia mi persona y no me niegan ninguna negociación ni ayuda. Ahora mueve tu maldito culo y vamos por ese dinero, tenemos dos horas de camino— Franco suspiró, ese es su amigo. Desde que aquel hombre lo acogió se volvió malo y frio al punto de querer hacer sufrir a una inocente mujer.
—Vamos, ya es hora— ordenó Franco, es el segundo al mando. Franco se metió en ese mundo de la mafia para ayudar a su familia, su pobreza era extrema y al ver la oportunidad que su amigo le ofrecía no lo pensó y aceptó todo, incluido los riesgos y el peligro. Ahora ahí está, siendo uno de los mejores mafiosos lleno de dinero y de mujeres.
Una vez se prepararon hicieron el camino entre bromas, no es primera vez que negociaban con el temido Molcovick así que no tienen que estar alertas, ese hombre les ha ayudado a conseguir respeto en Rusia y por él ha obtenido la plena confianza de su padre. Claro, sin que éste último sepa que es gracias a Molcovick.
Perugia, capital de Umbría
Lucian y Rocco hablan mientras esperan al crio que los sorprendió un día… el día que habían atentado contra él y sus hombres ese jovencito con los suyos no dudaron en defenderlos y salvarles la vida. Desde entonces tienen un gran aprecio hacia él y cada vez que pueden hacer negociaciones lo hacen, no lo dudan ni un segundo.
—Blanca me quiere dejar— resopló Rocco quien estaba pasando por una crisis matrimonial —¿Puedes creerlo? Me quiere dejar amigo. Creo que mi mujer está con alguien más— Lucian que sabía por lo que pasaba su amigo por lo que él mismo le contaba y por las conversaciones que escuchaba de su esposa y amiga en casa palmeó el hombro de su mejor amigo.
—Ella simplemente está frustrada, amigo, viajamos mucho y tuvimos a nada de morir nuevamente— Rocco miró a su amigo y Lucian sabiendo que no lo había tranquilizado suspiró y decidió contarle a su amigo lo que negaba a decirle —Azul…— calló, le dolía pensar eso —mi mujer me pidió el divorcio— quiso sonreír pero no puedo —la mujer de mi vida, mi luz… ella… ella me pidió el divorcio antes de salir de casa— Rocco miró a su amigo asombrado, ellos son felices.
—¿De qué me hablas? Pero si ustedes son muy felices— Lucian negó.
—Me dio un ultimátum, mi trabajo o mi familia— negó —y cuando lo dudé ella no dudó en pedirme el divorcio— resopló —creo que es hora de dejar esto, es hora de dejar de tentar a la muerte y centrarnos en nuestra familia— miró los ojos de su amigo —tu mujer está embarazada y por eso está así— a Rocco se le fue el color del rostro cuando su alma voló de su cuerpo. No pudo decir nada, los italianos habían llegado y tenían que hacer la negociación.
—Señor Molcovick— saludó Andrew con gesto serio, respetaba a ese hombre incluso más que a su padre, Lucian Molcovick es grande ante sus ojos —señor…
—Si me llamas por mi apellido te parto la cara muchacho— rio Rocco y lo abrazó —me salvaste la vida una vez y eso te hace digno de llamarme por mi nombre— Andrew sonrió complacido, tenía un gran respeto por esos hombres y que lo trataran como a un amigo era fantástico.
—De acuerdo Rocco, es hora de iniciar— los hombres se pusieron serio y se centraron en el trabajo.
Roma, Italia.
Nefertari había terminado una presentación con sus alumnas la cual había sido todo un excito. Ahora corría por la calle buscando un taxi para ir al teatro y hacer su presentación, estaba muy cerca de convertirse en una bailarina profesional y eso la tenía tan excitada que no podía con la euforia.
Prácticamente se tiró frente a un taxi y aprovechó para subirse, el hombre la miró como si fuera una loca suicida, y lo parecía.
—No me mire así, necesito llegar al teatro en 15 minutos. Le pagaré bien si acelera a fondo— el hombre recorrió su cuerpo con la mirada.
—Lindo tutú— se burló por la vestimenta —¿Cuánto años tienes? ¿Tres?— Nefertari sonrió ante las palabras del irritante hombre.
—Soy adorable lo sé, y sexy también, pero… ¿Adivina qué? Tu mirada es lo más cerca que estarás de mí— sonriendo miraba por la ventana, no sería él quien le amargara la tarde. Estaba muy emocionada y feliz por la oportunidad que se le estaba dando, quizás si llegaba a ser profesional su hija tendría una mejor calidad de vida. Se la llevaría a Rusia para que fuera tratada por su problema.
Al llegar bajó del taxi sin pagar y corrió al interior del teatro riendo por los pitillos que daba el hombre, se lo merecía por tonto. Tras registrarse fue a los camerinos para cambiarse de ropa, ella y su compañero harían una versión más moderna del lago de los cisnes y en su solo haría una interpretación más común como el “Tchaikovsky la bella durmiente”.—Por Dios Nef, estamos atrasados, salimos al siguiente— Nefertari inició a desnudarse frente a su amigo, era gay así que no le importaba, estaba apresurada y no llegaría tarde a su presentación —te ayudaré con el peinado— se ofreció él al ver que terminaba de vestirse.—¿Son muy buenos? ¿Qué tal los jueces?— preguntó algo nerviosa.—Tranquila, somos mejores que ellos y estoy seguro que seremos uno de los elegidos. Nos ganaremos a lo
La respiración de Nef se detuvo al ver el arma apuntándole, instintivamente abrazó más fuerte a su hija, no podía creer que le estuviera pasando eso nuevamente. Miró la cara del hombre y no lo reconocía, ¿Por qué ese hombre le estaba apuntando? ¿Tenía que ver con los hombres de hace una semana? ¿O solo era un robo? Se preguntó inquisidora.—Baja el arma— vio que alguien se subió al puesto del copiloto y apuntó al conductor quien apuntaba contra ella. A Nefertari casi se le detenía el corazón, el llanto de su hija y ver como la apuntaban a ella y a su hija fue demasiado para ella —vas a conducir y después te irás con mis hombres— Nef estaba embargada por los nervios y el miedo a morir junto a su hija pero esa voz ella la reconoció, era el japonés a quien salv&oacut
—¿Me llamó jefe?— una mujer joven se presentó interrumpiendo a los hombre, esta tampoco disimuló el asombro por ver a la bebé en brazos de su jefe.—Hazte cargo de ella. No la dejarás sola ni un minuto, está enferma y el mínimo llanto puede hacerle daño. Le das lo que quiera y cuando llame a su madre tendrás que calmarla hasta que la olvide. No pasarás a esta parte de la casa— le miro directo a los ojos —si le pasa algo a la niña o la madre la encuentra, ese será tu ultimo día en la tierra con vida— le dio a la nena —mañana mismo quiero ver una habitación con todo lo que ella necesite— miró la bolsita —que sea de ese ratón que lleva en su bolsita y también quiero que revises el aparato que está ahí dentro y compres tantas baterí
Andrew no durmió muy bien en toda la noche y despertó pronto, le aterraba dormirse y que la nena no respirase o el aparato se apagara. El no saber en sí que le sucedía a la bebé lo volvía completamente loco y más el hecho de como Pandora lo había hechizado de manera tan rápida, solo bastó mirar sus hermosos ojos.Lo primero que hizo Andrew al despertar fue tocar el pecho de la bebé y acercar su rosto a la nariz de la beba para comprobar que todo estuviera bien. Hablaría con la bruja insolente así tuviera que torturarla para que le dijera detalle a detalle todo lo referente a la niña.Cuando una de las criadas apareció en la habitación de la niña, por instrucciones de Andrew le prepararon un desayuno variado.List
—¿Y?— respondió ella sin pensarlo —no me importa quien sea, la cuidaré— los hombres le miraron sorprendidos, ¿Por qué cuidaría ella a la madre del hombre que le quitó a su hija y la trató mal? —Largo de aquí, yo me haré cargo— los hombres con cejos fruncidos asintieron y dando media vuelta se alejaron de ellas —¿está bien señora?— sentó a la mujer en uno de los banquillos de la Isla —Iré por agua— Nef miró la enorme cocina y tras encontrar los vasos tomó uno y sirvió agua del grifo —aquí tiene— le sonrió amablemente a la mujer, no parecía madre del mal hombre que la secuestró, ella no tenía rasgos asiáticos.—Muchas gracias cariño— l
Nef cayó sobre la cama y se aferró a las sabanas para no caer al piso, Andrew estaba endemoniado y ella sabía que la lastimaría. Se sentó y lo miró llorando temerosa por lo que podía pasar.—¿Por qué? ¿Por qué me haces esto? Yo solo salvé tu vida… nunca te he hecho daño a ti o a alguien más— tembló al sentir la mano de Andrew cerrarse alrededor de su cuello, inmediatamente agarró la mano de Andrew con fuerza.—Me has hecho más de lo que te imaginas— le gruñó cerca de la cara —pero está en tus manos arreglar toda esta situación— la soltó y se quitó la chaqueta, dobló las mangas de su camisa hasta sus codos y desabrochó algunos botones de su camisa dejando a la vista t
—Bien, dice Lucian que cuentes con él para lo que sea— Andrew asintió.—Debo salir del país por trabajo, aprovecharemos para llevarnos a la niña a Rusia. Vendremos de vuelta con ese nuevo corazón en su pecho— Franco asintió, lo lamentaba mucho por el bebé que moriría pero esa niña frente a él tenía que obtener un corazón como fuera.—¿Cómo está la señora Ferrugia? No me quiso abrir la puerta— Andrew gruñó al recordar cómo había tratado a su madre —¿Qué hiciste amigo? Esa cara de la conozco— Andrew negó a la par que tomaba a la niña en brazos.—Vamos a verla, hoy me comporté mal con ella— Franco quiso indagar pero no lo hice, Andrew jamás se comportaba de manera inapropiada con su madre así que alguna razón tenía —mamá, por favor, ábreme la puerta, te gustará esto— rogó tocando la puerta por quinta vez.
Dos semanas, dos largas y tortuosas semanas para Nef, su único consuelo era su hija y su ahora suegra. La mujer era un ángel y cuando podía la defendía de su hijo, eso Nefertari lo agradecía muchísimo.Su Pandora estaba muy acostumbrada a Andrew, ya le decía papá y su corazón no paraba de escocer cuando la escuchaba llamarlo con necesidad, eso era peor que un golpe a su rostro de parte de Andrew. Odiaba a ese nombre, aborrecía ese apellido que pronto seria de ella, odiaba todo lo que tenía que ver con Andrew Ferrugia. Era tan hipócrita y tan buen actor que Michael e Isabella estaban encantados con él y el hecho de que la tuviera viviendo en una enorme mansión. No poder decir nada de la verdad para Nef era matador.Andrew estaba feliz por su plan en marcha, esa mujer era insolente y es