(…)
—¡Acepto!
—El señor confirme con su bondad este consentimiento vuestro que habéis manifestado ante la Iglesia y os otorgue su copiosa bendición. Lo que Dios ha unido, que no lo separe el hombre.
Después de un año decidí casarme por el civil y por la iglesia, haciendo un pacto con Dios por la nueva vida que me ha dado, por permitirme vivir un día más con mi familia, y por celebrar nuestro amor, un amor que brota a flor de piel.
Cada día soy la mujer más feliz, en compañía de mi niño Thiago y de mi esposo, oh, no olvidemos al padrino de la boda, que es más ni menos que la sombra.
Mi alma y coraz&o