Capítulo 2

Con un largo suspiro, arregló su corbata por quinta vez mientras hacia la fila para que lo dejaran pasar al igual que los demás estudiantes. Osmilda que estaba a su lado solo se arreglaba la camisa para que sus senos no se notaran de más.

— Tengo hambre, Jacob — Osmilda hizo un puchero — Quiero que sea la hora del almuerzo.

— Yo no te mande a no comer algo antes de salir de tu casa — puso los ojos en blanco — Aunque, también ya me dio hambre cuando pasamos por la panadería.

— Esos panes se ven ricos — subió y bajo las cejas.

— No te gustaron los panes — negó, divertido — Te gustaron el vendedor y el cajero.

— Estoy comprometida, pero no castrada — soltó una carcajada.

El sólo se dio la vuelta ignorando las locuras que decía su amiga, ella podía decir un sin número de cosas sin respirar, y digamos que él tampoco era de esas que se quedaba callado.

— Nunca he conocido el jefe de éste lugar y eso que me casaré con el hombre más sexy del mundo — Jacob frunció el ceño, mirándola — Es la verdad, Jacob. Es difícil de ver por estos lugares, pero hoy es el día en el cual conozcamos al papote detrás de esta empresa.

— Sólo espero que Williams te castigue por ser una omega tan sucia de mente — sonrió, triunfante cuando esta se quedó callada, sin saber que decir o hacer ante esas palabras.

— Buenos días, estudiantes — todos prestaron atención a la persona que se había colocado frente a ellos — Por lo que estoy más agradecido es porque todos ustedes se han tomado el tiempo venir y de faltar a clases este día, en verdad lo lamentamos el presidente y yo — Jacob se contuvo a no rodar los ojos cuando los suspiros de las omegas — Lamentablemente el presidente de la empresa llegará un poco tarde por motivos de que se encuentra en una reunión, pero llegará en cualquier momento — le guiñó un ojo a Osmilda — Sin más que decir, vamos a conocer las instalaciones importantes de la fábrica de caramelos.

El recorrido fue de lo más entretenido para ellos, ya que hacían preguntas de cómo trabajarían en ese lugar si se quedaban, pero algunos se quedaban callados porque el lugar no llenaba sus expectativas de tener un lugar importante, y eso se debía a que sus notas tenían que ser excelentes para poder tener un empleo temporal en los lugares que vayan de acuerdo con su carrera.

Jacob y Osmilda iban tomando notas de los lugares que les parecían interesantes para hacer la pasantía en ese lugar. Cuando ya todo acabó los pasos fuertes y el olor de un alfa se hicieron presentes en la sala de juntas, al fin había llegado la persona que todos esperaban.

Jacob seguía escribiendo en su libreta al igual que Osmilda, hasta que un carraspeo llamó la atención de Osmilda, quien le dio un golpe a Jacob para que observara hacia el frente.

— No puede ser — susurró para sí mismo, sin poder creerlo — Esto debe de ser una broma de mal gusto...

— ¿Sucede algo, Jacob? — Osmilda lo movió un poco en su silla para que saliera de su transe — Me estas asustando.

— Buenas tardes — en ese mismo instante reconoció la voz — Mi nombre es Damon Hilton, el presidente de la empresa y lamento mucho el poder estar con ustedes cuando inició el recorrido — les sonrió, sin mostrar los dientes — Espero que alguno de ustedes se queden aquí..., pero si no se habían dado cuenta fueron avaluados a lo largo de su estancia aquí y más aún por sus notas — los rostros de asombro no se hicieron esperar — El vicepresidente del lugar pasará por sus lugares y dejará sus currículo con un no o con si — Williams tomó las hojas — Yo no los evalué porque no estaba aquí y tampoco vi algunos de sus currículos, todo lo hizo él en dos días. Por esa razón fue por la cual me ausenté toda la mañana.

Se sentó en la silla observando cada una de las reacciones que tenían los estudiantes, algunos sabían el resultado de eso por lo que no le sorprendió ver sus rostros de irritados y enojados. Ellos sabían las reglas en la mayoría de las empresas en Italia y más aún que tenían que saber varios idiomas aparte del italiano.

La reacción de dos personas que no le quitaban los ojos de encima, sin importar que estuviesen entregando las hojas no pasó de desapercibida por él. Ese chico tenía algo conocido y no sabía que era, no podía ser alguien del pasado. De seguro, era alguien con quien se había acostado en algún punto dado de su vida, pero no recordaba que alguno tuviese el cabello rubio.

— Gracias por haber venido, chicos, pero no todos pudieron entrar — Williams rodó los ojos al cielo, cuando las sillas fueron arrastradas y la puerta fue azotada por cada estudiante que salió del lugar — Ustedes cinco inician mañana, sus horarios se lo darán en la recepción del lugar y son conforme a sus horarios de clases.

— Gracias — dijeron todos, al mismo tiempo, levantándose de sus asientos.

— Nos vemos cuando les toque venir y en sus lugares de trabajo.

Osmilda tomó el brazo de Jacob sacándolo de allí de la forma más disimulada que pudo encontrar y le tiró un beso a su prometido queriendo decirle que regresaría.

— ¿Cómo es que él es Damon? — preguntó Osmilda, tomando el rostro de su mejor amigo con ambas manos — ¿Estás seguro de eso?

— Si, es él — asintió — Lo reconocería donde fuese incluso tengo fotos de él y mías de cuando éramos pequeños e incluso de mucho antes de él irse y dejarme — sus ojos se llenaron de lágrimas — ¿Por qué no me dijiste nada de él?

— No lo sabía — pasó sus pulgares por sus mejillas mojadas — Sólo había venido aquí tres veces y te recuerdo que solo tengo un mes de estar comprometida con Williams y casi no sé nada de esta empresa — sonrió, de lado — Ahora debes de pensar con la cabeza fría y no hacer algo de lo cual te arrepientas después.

— No hare la pasantía en este lugar y menos si él está aquí — se alejó, hasta que su espalda chocó con la pared — Buscaré otra empresa o un traslado a estados unidos, pero no pienso quedarme en el mismo lugar que Damon…

— Es tu sueño — le recordó — Siempre has querido visitar éste país y hacer la carrera que quieres, no puedes echar todo a la basura porque el idiota sin sentimientos te hizo eso en el pasado.

— Pero…

— ¿Aun no sigues amando, verdad? — El cuerpo de Jacob se tensó — Aun lo amas, no tienes que decirme nada más, Jacob. Pero, podemos hacer muchas cosas ahora que sabemos que Damon y Williams son amigos.

— No me quedaré en este lugar — dijo, entre dientes — Y mucho menos en esta empresa, ¿Acaso estás loca?

— No lo estoy — rodó los ojos al cielo — Sólo le estoy viendo el lado bueno a las cosas y nada más, Jacob.

— ¿Qué lado bueno de las cosas? ¿El lado bueno de que el hijo de perra me dejó? — Se llevó las manos a la boca — Camila, tú eres una santa tu hijo no lo fue — miró, con brevedad hacia arriba — Fue sin querer que dije esas palabras, en verdad lo siento.

— Camila no está viva, y eso lo sabes — suspiró, y se colocó a su lado — Una vez me dijiste que sus padres murieron antes de él salir de estados unidos y que en poco menos de una semana él se fue.

— ¿Qué quieres decir con eso?

— Que quizás él tuvo alguna razón por la cual tuvo que abandonarte…

— ¿Osmilda? — ambos saltaron —  Te está esperando Williams en su oficina…

— Sí, claro — asintió — Iré hacia su oficina y en un rato regreso, no te vayas sin mí — se fue antes de que Jacob pudiese decir algo.

— ¿Nos conocemos de algún lado? — preguntó Damon, y Jacob no supo en qué momento su cuerpo comenzó a reaccionar de ante el olor del alfa.

— No lo d-dudo — subió las cejas, y mordió su labio — Yo esperaré a Osmilda en otro lado…

— Puedes esperarla en mi oficina, es la continua a la de Williams — señaló sobre su hombro.

— No creo que eso sea lo correcto — juntó sus manos — No nos conocemos y la verdad es que prefiero esperarla a fuera o en alguna cafetería…

— No me gusta me nieguen las cosas — Jacob se mantuvo en silencio — Así que por favor, vamos y allí pedimos algo de comer. Dudo mucho que ella decida salir antes de lo que piensas.

— No…

— Vamos — se hizo a un lado, y Jacob no le quedó de otra más que ir delante de él — No es para que te asustes o algo es solo que te me haces conocido, eso es todo.

— No estoy asustado — apretó los dientes — No me gusta estar cerca de algún alfa a menos que sea alguien de mi familia.

— No soy nadie malo para que te asustes de esa forma — abrió la puerta de su oficina — Le diré a mi secretaria que nos traiga algo de comer y de paso le diré a Williams y a tu amiga que estas aquí.

— Gracias — soltó todo el aire que tenía en los pulmones cuando la puerta fue cerrada — Jodida, mierda. ¿Qué diablos haré ahora?

No podía salir de allí, así como así. Sus cosas estaban en la sala de juntas y Osmilda de seguro que estaba de lo más normal en la oficina de su novio, mientras que él ahora estaba en la oficina de Damon en la espera de que este apareciera.

Aunque, mirándolo por el lado bueno Damon nunca tenía malos gustos a la hora de elegir las decoraciones y más aún si estas constaban en colores entre negro, blanco y el dorado. Los colores favoritos de Jacob.

Caminó más a fondo del lugar mirando los cuadros y fotos que estaban colgadas en las paredes las cuales eran de sus padres y unas que otras de él y de Williams en desfiles de moda o jugando algún deporte. En verdad, que en ninguna de las otras fotos se podía ver a Damon sonriendo con alguna emoción de sinceridad en sus facciones.

Había una pared en particular que le llamó la atención y por segunda vez sintió sus mejillas húmedas por las lágrimas. Es pared estaba llena de fotos desde que se conocieron en el compromiso de su hermano, hasta el último día que estuvieron juntos en su casa.

La primera fotografía se podía apreciar a Jacob durmiendo en los brazos de Damon y este tenía una sonrisa, la siguiente foto fue de la segunda vez que ambos se vieron y en la cual estaban en la casa de Damon…, y las demás fotos eran de ellos dos juntos sonriendo o jugando hasta que la última era de ellos dándose un beso.

— No pensé que fueras tan curioso, joven — el susurro que sintió sobre su cabello le hizo cerrar los ojos y darse la vuelta.

Lo primero que vio fueron el pecho de Damon, luego su mirada fue subiendo de a poco e incluso se detuvo por dos segundos en observar sus labios y luego sus ojos.

— No fue mi intensión ser curioso — lo esquivó — Lo siento, señor Hilton — se secó las lágrimas rápidamente — Es que es muy hermoso lo que está en la pared y por esa razón me puse así.

— No es nada, pero prefiero que se acerquen a ese lado de mi oficina — Jacob asintió.

— No lo volveré hacer, porque será la última vez que entre a esta oficina, señor.

— ¿Siempre tienes una respuesta para todo?

— Si, no le encuentro la razón del porque quedarme callado contra alguien que no sé nada.

— Hablas mucho cuando tienes confianza.

— Mi familia me lo dice siempre — lo miró, con superioridad.

— Será muy interesante tenerte en esta empresa — se cruzó de brazos — ¿Te quedaras, verdad? 

— Claro que sí, señor Hilton — le guiñó un ojo — Tengo muchas cosas que aprender ahora que estoy aquí.

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