Cuando Blake, Crowe, Archer y Miguel García son enviados para acabar con una red de prostitución infantil, ninguno imagina que pronto se verán envueltos en un torbellino de sentimientos contradictorios y aterradores. Blake es locura y decadencia. Miguel es amable y entusiasta. Blake es gay. Miguel total y absolutamente recto. Dos caras de la moneda, por completo incompatibles. Así que cuando la atracción surge entre ellos, ambos deberán decidir qué hacer. ¿Correrán en sentidos opuestos o dejarán de lados sus diferencias?
Leer másMiguel tragó con dificultad la bola de angustia que le obstruía la garganta. Incluso si estuvo deseando este momento durante el último año, no podía creer que después de una larga espera y más contratiempos de los que un hombre hubiera podido soportar, finalmente… él iba a casarse. Y, joder, se sentía como de cinco centímetros de estatura, pero con un corazón enorme que no le cabía en el pecho. Respirando tan profundo como sus pulmones se lo permitieran, Miguel recorrió el enorme salón de fiestas con la mirada. Encontrarse con los rostros sonrientes de sus amigos le devolvió la tranquilidad, al menos lo suficiente para encontrar fuerza y no colapsar delante de ellos. Hubiera sido vergonzoso desmayarse frente al gran Puño del Infierno y su ayudante, el psicópata Monstruo. Ninguno le permitiría olvidarlo jamás. Mientras le devolvía la sonrisa a Helena, Miguel pensó en que la primera y última vez que estuvo frente a un altar; esperaba a una novia. Hoy, s
Si alguien le hubiera dicho en el pasado que estaría celebrando las fiestas navideñas de nuevo, rodeado de seres queridos y siendo feliz, él se habría burlado. O posiblemente lo habría torturado hasta la muerte. Porque él no era débil ni necesitaba de otras personas, porque los cumpleaños y las Navidades quedaros descartados el día que su padre decidió venderlo. Pero hoy era distinto: tenía a su madre de regreso y un padrastro que no lo juzgaba ni rechazaba por ser quien y como era; dos hermanos adolescentes e insoportables a los que estaba aprendiendo a querer y amigos…, muchos amigos, que compartían su más reciente dicha. Blake deslizó la vista por el lugar. Helena, Adam y Ryan; Hunter, Gemma y Oliver; Luciano y Miyuki; Peter y Susanna, Kiril; sus padres y hermanos… Incluso la recién descubierta sobrina de su jefe. Todos ellos, reían bebiendo ponche y charlando. Aunque eso no fue lo que le hizo sonreír, sino la imagen de Miguel en medio de ellos. De no haber sido p
Blake se echó de espaldas sobre la cama y gimió cubriéndose el rostro con el brazo. Miguel se mantuvo parado, mirándolo. Había estado silencioso durante todo el camino de regreso, distraído, al igual que en la cena. Sospechaba que conocer a su nueva familia había sido un golpe sorpresivo y doloroso. Más que cualquiera recibido en el pasado. Él había ido a reencontrarse con su madre y en lugar de ello encontró a un par de hermanos amorosos y un padrastro que le pidió permitirle llamarlo «hijo». Todo lo que necesitaba y aun así se negaba a aceptar por orgullo. —¿Estás bien? —preguntó, sentándose finalmente a su lado. Blake tardó en responderle, cuando lo hizo su voz salió rota. —Tengo hermanos. Miguel le acarició la rodilla. —Sí. Son agradables. Tu hermana es… extrañamente parecida a ti. —¿Soy así de insoportable cuando coqueteo? —Ya no coqueteas con nadie. —Pero puedo hacerlo. —Suspiró—. Hunter sigue siendo delic
Blake aspiró todo el aire que pudo, hasta que sus pulmones dolieron, antes de animarse a salir del Corvette. Miguel, que había conducido ya que él no podía debido a los nervios, lo esperaba afuera. Con un traje negro, con camisa y corbata del mismo color, un ramo de rosas blancas y una caja de chocolates, era el hombre más hermoso que hubiera visto en la vida. Se había recogido el cabello de forma descuidada y eso le confería un aire más seductor. Como si fuera posible. «Vamos». Se animó a sí mismo. ¿Qué era lo peor que podía pasar? Sin dudas, que su madre lo rechazara. No obstante, él ya había atravesado la experiencia. De suceder, lo superaría, como todo lo demás. Y si no…, bueno, aprendería a vivir con ello. Mientras atravesaban la calle, Miguel asió su mano, entrelazando los dedos. Antes, él se hubiera soltado. No soportaba las muestras públicas de afecto ni sentirse limitado. Pero esto era lo que necesitaba y se sentía tan malditamente bien. Y mientras más lo pe
Miguel contuvo un gemido al percibir los dedos de Blake tanteándole. Acomodado entre sus piernas y con la nariz enterrada en la curvatura de su hombro, él había iniciado su juego favorito: torturarlo con placer hasta hacerle perder el control. Hoy había amanecido especialmente deseoso, lo cual no le molestaba. En los últimos seis meses había descubierto cosas interesantes sobre su pareja: primero, le gustaba cucharear, toda la noche o el día, aún mientras veían la televisión en la sala. Al principio le costó acostumbrarse a tenerlo en su espalda, presionando; pero ahora incluso lo reconfortaba. Segundo, tenía períodos agudos de depresión, todos relacionados con su madre, a la que aún no lograba encontrar. Lo más importante, sin embargo, le pareció el hecho de que Blake fuera posesivo. Completa e indiscutiblemente. En otras condiciones habría supuesto un problema; pero Miguel entendía que era debido a sus traumas. No sabía cómo lidiar con el abandono y la traición. Tenía mied
Blake despertó solo en su enorme cama revuelta, como cada vez. Por un momento, creyó haberlo soñado; pero fue demasiado bueno y había un bóxer sobre la alfombra que no era suyo. La decepción y la tristeza lo golpearon. ¿Qué estaba mal? Debía de haberse acostumbrado: él era el polvo de una noche, no alguien con quien amanecer. Nunca. Aun así, estúpidamente creyó que sucedería. «No seas ridículo. Ya no eres un chico». Pero se sentía como tal. Como la primera vez que fue utilizado y tirado lejos como si careciera de valor. Eso fue mucho antes de que su padre decidiera que era una magnífica idea venderlo. Tomando aire, se levantó y puso unos pantalones holgados. Necesitaba agua y un analgésico, tal vez dos o tres…, toda la jodida caja. M****a, estaba seguro de que se había roto algunos huesos. Como fuera, este no era el momento para ponerse sentimental. Arrastrando los pies, fue hacia la cocina. Lo encontró ahí: con los jeans de la noche anterior, sin camisa y de
El baño era grande. Todo mármol blanco con bordes dorados. Había un retrete y un lavabo doble. Y la ducha se encontraba encerrada entre cuatro paredes de cristal. También tena una bañera en forma de pata de algún gran felino. Miguel admiró el lugar. Era acogedor como el resto de la casa, tan distinto a su propio apartamento que por un segundo él se sintió como un amargado solitario. Algo así como el señor Scrooge. Pero lo fue durante todo este tiempo, de cierto modo. Las muertes de Génesis y Niurka lo convirtieron en una grotesca versión de sí mismo que lo aterrorizaba. Él no quería ser más de esa forma. Se desvistieron lentamente y en silencio, casi sin mirarse. Luego se metieron a la ducha. Blake abrió la llave y dejó que el agua corriera hasta alcanzar la temperatura apropiada, haciendo que el cuarto lentamente se llenara de vapor. Con una leve sonrisa, Blake asió su mano nuevamente y lo arrastró debajo del agua. Miguel se sentía tímido como un niño pequeñ
Miguel se puso de pie cuando su mirada se encontró con la de Blake en el jardín de su modesta, aunque bonita, casa en un barrio familiar de St Louis. Sus ojos tristes lo traspasaron como un puñal lleno de veneno. Y el impulso de ir hacia él para abrazarlo casi termina ganándole. No lo hizo, sin embargo, porque habría supuesto un insulto para el temible Crowe. Como líder del Tercer Cielo , tenía que mostrarse fuerte cada día, sin defectos. Invencible. Pero ese que estaba ahí, a unos cuantos pasos, era simplemente un hombre. El mismo del que se enamoró. Estas semanas habían sido especialmente difíciles. Duras y lúgubres. Después de haberlo besado, experimentó una crisis enorme que lo sumió en la depresión. ¿Quién era?, ¿qué quería para sí mismo?, ¿siempre le habían atraído los hombres y se negó a aceptarlo por vergüenza? Y lo más importante de todo: ¿estaba dispuesto a traicionar a Niurka? Tardó en hallar las respuestas. Su esposa querría que él fuera f
Contrario a todas sus expectativas Miguel no renunció, pero hubiera sido mejor a la insensible indiferencia. Durante las últimas dos semanas él buscó el modo de mantenerse lejos de Blake, y eso dolía. No se trataba de que no lo rechazaran antes, eso solía suceder. El problema real era que se había enamorado. Loca, profunda e irremediablemente. Y eso le hacía sentir como el más grande de los imbéciles. Porque había cerrado su corazón a cualquier posibilidad y el que Miguel hubiera derribado todas sus defensas, dejándolo completamente débil y expuesto, para después retirarse… No, esto era más de lo que podía soportar. El show debía seguir, con o sin Miguel. Sin embargo, Blake ya no sabía cómo hacerlo. Estaba acostumbrado a su compañía, oír su voz y verlo sonreír. Jodida m****a, cómo extrañaba sus hoyuelos, incluso las expresiones que no entendía. Todo de él. Y más que nada en el mundo sus labios suaves y carnosos. Dulces. ¿Por qué perdía todo lo que le importa