Jade
—Todos han llegado, señorita —dice mi asistente, el siempre eficiente Robin.
Asiento sin apartar mi mirada de mi computadora y escucho la puerta cerrarse cuando él sale.
Hoy es uno de esos horribles días en los que desearía que un auto me pasara por encima y quitara todo este peso que estoy llevando a cuestas gracias a mi abuelo. No es algo fácil el hacerse cargo del mando de una empresa tan grande como la mía y a tan corta edad. Tampoco es que sea una adolescente, pero ¿quién en su sano juicio, le dejaría una responsabilidad tan grande a una mujer de veinticuatro años?
Mi abuelo murió hace un año. August Montgomery era algo así como el padre que no tuve por los últimos dieciséis años. No es que mi padre esté muerto, pero tampoco es que haya sido el más atento y amoroso desde que mi madre murió en un accidente automovilístico cuando yo tenía nueve años, justo el día de mi cumpleaños. Fue algo muy doloroso para él y a veces parece como si deseara que quien hubiera muerto fuera yo.
Mi abuelo se ocupó de mí desde ese entonces y me enseñó a manejar todo lo referente a su empresa. Empresa que, se suponía, heredaría mi padre al ser el primogénito; o quizás mi tío Russell al ser el segundo hombre de la familia. A mis veinticuatro años heredé la empresa y nadie pudo objetar al respecto al ser la última voluntad de mi Abuelo o se quedarían en la calle. Mis tíos, Amelia y Russell, estuvieron de acuerdo sin dudar; para ellos era perfecto no permitir que mi padre malgastara la herencia sin tener que dejar su vida tal y como la conocen. Reconocieron mi labor cuando trabajé con mi abuelo dos años seguidos una vez terminé la universidad y aprendí todo lo que se necesitaba para manejar esta empresa. Los únicos que no vieron mi ascenso con buenos ojos, fueron mi padre y un par de socios de la junta directiva.
Así que, desde ese momento, un año atrás, han estado poniendo todas las trabas posibles para hacerme errar y así demostrar que no soy apta para el puesto. Pero he sido fuerte y no pienso dejarme pisotear. Es una fortuna contar con el apoyo de mis tíos y de mis amigos para mantenerme firme.
Aprendí a nunca bajar la cabeza y a siempre defender mis puntos, sin importar qué. Ellos no tienen ni idea de lo persistente que puedo llegar a ser y de todo lo que pienso pelear para que el legado de mi abuelo siga intacto.
No tienen idea.
Hago unos cortos ejercicios de respiración y relajo mi cuello antes de tomar mi celular y mi portafolio para ir a la sala de juntas. Espero no traigan alguna nueva invención para intentar sacarme de mi puesto. Odio hacer esto con mi padre y dejarlo siempre en ridículo, pero él es quién lo busca.
Una vez abro la puerta de mi oficina Robin se levanta de su silla y camina detrás de mí luego de tomar los reportes de manos de Alice, mi secretaria, y en completo silencio vamos hacia la sala de juntas. Me tiende un analgésico y un vaso con agua. Sabe lo jodida que me ponen estas reuniones mensuales con la junta directiva, porque la junta ordinaria es muy poco para mantener controlada a una niña pretenciosa como yo.
Él es un chico de mi edad, o quizás un par de años mayor. Cabello negro y muy bien parecido, es novio de una excompañera de la universidad y es muy bueno en lo que hace, atento a los detalles y seguro de sí mismo, excepto para encarar a mi padre. Nos hicimos amigos gracias a su novia y nos volvimos más cercanos cuando empezó a trabajar en el área jurídica de mi empresa al mismo tiempo que yo lo hice siendo la asistente de mi abuelo, tragándome todas las quejas y malos tratos del hombre que me crio, porque así debía ser un jefe para tener respeto. Lo contraté como mi asistente cuando me enteré de su necesidad de dinero unos meses después de mi nombramiento, por consejo de Brianna, mi amiga y abogada privada, y desde ese momento se ha vuelto mi soporte. Es de esas personas por las que metería las manos al fuego. Se encarga de todo en mi vida. Algunos creen que existe algo más íntimo entre nosotros, pero no podrían estar más lejos de la realidad. Aquí en la oficina es muy formal, pero fuera de aquí, es como el hermano que nunca tuve. Realmente lo aprecio.
Me recibe el vaso vacío y arreglo el cuello de mi saco, soltando un largo resoplido que lo hace sonreír.
—Relájate. Has hecho un gran trabajo en tu primer año.
—Prepara una caja de vino para esta noche —contesto.
Niega con una sonrisa antes de sujetar el pomo de la puerta. Esos vinos de caja son tan asquerosos, pero la compañía lo vale.
—Cena con Phill Cooper —dice, abre y me trago mi quejido antes de entrar a la sala de juntas.
Cena esta noche con el idiota Phill.
Mi cabeza va a estallar.
Seis personas están en la gran mesa rectangular de la sala de juntas. Los accionistas, Howard Cooper como presidente, Sylas Archer como secretario, y William Pemberton como representante de los accionistas minoritarios; el director comercial, gran amigo de mi padre; el director de investigación y perforaciones, quien es nuevo y ha sido muy eficiente manejando las nuevas excavaciones, y el director de publicidad y mercadeo, además de mi familia, mi padre Neil y mis tíos, Amelia y Russell.
Saludo formalmente a todos y cada uno de los presentes. Mi tía me guiña un ojo y mi tío sonríe abiertamente. Ellos siempre han sido muy cariñosos conmigo, cosa que mi padre no ha hecho por un largo período de tiempo.
Mi tío Russell es dueño de una inmobiliaria muy importante de la ciudad, casi podría competir con la empresa de James, aunque el señor Jaco Donovan apuntaba más hacia la adquisición. Mi tía es una diseñadora de modas de talla internacional. Adoraba ir con ella a Milán, pero ya no tengo tiempo para absolutamente nada que sea para mi disfrute personal. Así que, simplemente, ella me envía piezas de cada nueva colección que saca.
Empezamos la reunión con Robin leyendo el informe mensual y, como agregado, les muestro lo bien que le ha ido a la empresa en el último año y lo mucho que hemos crecido, en un principio pensaron que no daría la talla.
—Realmente me impresiona —dice el señor Archer, pero no sonríe.
Él fue un muy buen amigo de mi abuelo, pero desde el primer día aseguró que no tendría ninguna consideración conmigo por ser mujer o por ser nieta de su mejor amigo, y se lo agradezco. Me gustan que me traten con respeto, y ese trato, en este mundo tan competitivo, definitivamente lo es.
—La empresa es sólida desde hace muchos años ya —habla Howard Cooper, el señor con ojos de ratón codicioso—, no es nada del otro mundo.
—Claro que lo es —espeta mi tío—. En este año, has ganado el dos por ciento más que en otros años. Mi sobrina es buena en lo que hace y ya entiendo por qué mi padre la nombró heredera y administradora de los bienes de la familia.
Quizás el dos por ciento no parezca mucho, pero si los traducimos en dólares, vendrían siendo algunos millones que ellos adoran ver en sus cuentas bancarias y el alza de las acciones en la bolsa. Escucho a mi padre resoplar y lo miro agotada por su actitud. Rueda los ojos al notar mi reproche y muevo mi mirada hacia los hombres que aún siguen discutiendo sobre mi capacidad de liderazgo. Siempre es lo mismo y ya estoy harta de eso. Luego de un par de juntas una vez me posicioné, simplemente decidí cerrar mis oídos y dedicarme a hacer lo que debo. Cumplir con mi trabajo y enorgullecer a mi abuelo.
Observar a Brianna ser una mujer de hierro, capaz de enfrentarse a lo que sea, tan llena de amor y compromiso por su familia, me ayudó a levantar la cabeza del pozo lamentable en el que casi caigo. Sus concejos siempre han sido muy bien recibidos, o esta vida que hoy llevo no sería más que un infierno. Poder contar con el apoyo de mis amigos me salvó, y eso es algo que mi padre no esperaba de mí. Pensó que cedería mis responsabilidades, que una niña consentida jamás podría tener lo pantalones para enfrentar el mundo real.
—Estaremos en negociaciones con los alemanes para los nuevos suministros. Tendré que viajar pronto.
Este nuevo proyecto social nos dejará muy buenas ganancias, pero ha sido muy difícil el hacerlos entender lo bueno que es a largo plazo, pero, como siempre, sólo les interesa el dinero instantáneo.
Las buenas cosas se hacen esperar y ellos no lo entienden.
—No estoy seguro de que cambiar a los proveedores sea bueno. Hemos trabajado siempre con…
Levanto mi mano mostrando mi palma hacia mi padre de la misma manera como mi abuelo lo hacía. El director de investigación abre la boca para apoyar mi decisión, pero niego y asiente.
—Ya les he demostrado de la conveniencia del cambio en las antiguas tuberías, porque estoy segura de que prefieren un gasto como este ahora y no alguna demanda millonaria en el futuro, y todos estuvieron de acuerdo. Además, no estamos aquí para discutir sobre un tema ya acordado.
Si las miradas mataran… Cielos.
No entiendo por qué mi padre se comporta de esta manera, siempre tratando de ensuciar mi imagen. Aunque quizás sí lo hago. Él desea tomar el lugar que se le fue “arrebatado”.
—Los inversionistas aún desconfían de tu compromiso —retoma mi padre.
—Eso es algo que está comprobado —digo—. No creo que mi estado civil sea el que dicte el nivel de compromiso que le brindo a mi empresa.
Como si casarme con algún idiota interesado en mi herencia y mi empresa me fuera a hacer mejor persona. Como si comprometerme con un hombre les garantizara que trabajaré mejor.
—Nuestra empresa —espeta mi padre.
—Los documentos de propiedad están a mi nombre, te lo recuerdo.
Veo como aprieta sus puños y alejo mi mirada de él. Desde hace mucho tiempo dejé de tomarle interés a los comentarios de mi padre. Él ya no trabaja en la empresa, no desde que yo estoy a cargo. Fue un golpe bajo para él y ahora se dedica a llevarme la contraria. La última vez que estuvimos a solas sólo dijo que lo hacía para ayudarme a ser más fuerte.
Deje de tener nueve años hace mucho tiempo, pero, tal parece que, él aún no lo nota. La confianza es algo que se debe trabajar y él la pisotea.
JadeLuego de dos interminables horas, finalmente damos la reunión por concluida, pero no sin antes mi padre recordarme la cena con Phill Cooper, abogado e hijo de nuestro socio Howard Cooper. Es un ser realmente insoportable y aun no entiendo cómo me dejé convencer de ir. Creo que ya recuerdo, tiene algo que ver con mi padre quejándose por haber perdido a mi madre y lo mucho que desea que yo le dé nietos para dejar de sentirse solo. Sabe que ella es mi punto débil, pero joder, jamás me casaría con alguien como Phill Cooper, mucho menos luego de haber intentado meter en la cárcel a Dante por un accidente que él no provocó y que lo dejó lisiado en una silla de ruedas por una larga temporada.Me despido de mis tíos y ya siento que los extraño c
JadeUn mesero se ocupa de mi saco y nos lleva rápidamente a nuestra elegante mesa. Siempre es lo mismo. Elegantes restaurantes concurridos por personas «perfectas» que sólo buscan la manera de llamar la atención. No es que me queje, pero luego de un día como el que he tenido hoy, simplemente deseo meterme en mi cama y hacer nada. Eso sí que sería un lujo para mí.Dejo que Phill se encargue de pedir. Le veo sonreír complacido, parece que le hubiera hecho el más grande favor en el mundo. Le gusta estar al mando.Empieza a hablar de sus casos como abogado penalista y empiezo a dar pequeños golpes en mi pierna para no quedarme dormida. Este hombre es mejor que el narrador de History Channel Jade Otro trago llega y miro a la rubia. Ella me ignora, toma su trago y pide otro para llevárselo a la morena que parece estarlo pasando a lo grande en medio de dos rubios que la manosean como si disfrutaran una excelente presa. Y me pregunto quién será realmente el cazado. Leslie regresa a mi lado y otros dos tragos llegan. Nunca he hecho algo como esto de salir a divertirme de esta manera, siempre he tenido hombres de amigos y todos me tratan como una hermanita a la que cuidar, y las esposas, que ahora son mis amigas, no tienen tiempo para algo como esto. Eso sin mencionar a Samantha que vive en otra ciudad y la veo muy poco. Realmente, no sé qué me poseyó para dejarme arrastrar a este lugar tan lejos de donde pertenezco. Tomo una profunda respiración y empujo la bebida en mi garganta. Capítulo 4
JadeMi boca se abre con incredulidad por las palabras de ese hombre y aprieto mis puños con rabia. Sé que boqueo como pez fuera del mar, incapaz de articular palabra alguna para defenderme de este energúmeno que se hace llamar hombre. ¿Desde cuándo, en este mundo, el salir a divertirse significa que una mujer es ligera? Al parecer debo actualizarme con el nivel de machismo y la odiosa prepotencia que cargan muchos hombres hoy en día. No debería sorprenderme mucho teniendo amigos como los que tengo. Un tonto que trata a las mujeres como su igual, como a cualquier hombre, y otro que sólo las usa para sexo sin poner reglas en el juego. Dante y Chris deben ser un ejemplo a seguir para idiotas como estos. Gracias al cielo uno ya está casado, y más o menos controlado.&mdash
JadeBufo cuando veo a Wyatt esperándome afuera, recostado al auto.—¿Se divirtió, señorita?Le saco la lengua y me sonríe.—Lo hacía hasta que llegaste. ¡Ser independiente es genial! —concluyo, fingiendo emoción, y rio antes de entrar a la parte de atrás del auto cuando abre la puerta para mí.Siempre estoy rodeada de personas. En mi casa son tres personas trabajando y sirviéndome, en el trabajo, pues es el trabajo… Y Wyatt. Él está en todas partes a las que voy. Son muy pocas las veces que me puedo relajar con tantas cosas que tengo que hacer diariamente. Incluso las reuniones socia
JadeSonrío viendo esa gran sonrisa en Amelia Montgomery. Me hace sentir muy orgullosa de ser parte de su familia y su vida.—Adoré el gabán retro de la temporada pasada. —Me sorprendo al escuchar por primera vez la voz tranquila de la mujer que acompaña a Neil—. Una amiga lo tiene, pero no alcancé a comprar el mío.La observo con interés y mi padre me da una mirada dura mientras ella es ajena a él. Debo reconocer que no se parece a las suripantas que solía traer meses atrás. Tiene un lindo y brillante cabello castaño muy bien cuidado, y su ropa es bastante comedida. Su mirada me sorprende, es bastante abierta y fácil de leer. Sus grandes ojos café no esconden nada de su esencia.
Jade—Jade. —Levanto la mirada de mi comida escondiendo mi acalorado estado y miro a Phil, quien hasta el momento había mantenido su lugar como un simple invitado de mi padre—. ¿Con quién hablabas?Levanto una ceja con incredulidad al escuchar su demanda, y se cruza de brazos dándome una mirada seria.—No es de tu incumbencia.Vuelvo a bajar la cabeza a mi comida sin que me importen un poco los modales inculcados.—Lo es. Nos vamos a casar.—Sigue soñando con eso, Cooper —espeta mi tío.—No te metas en sus discusiones, Russe