—¿Qué piensas hacer? —le preguntó Brenda frunciendo el ceño con sospecha.

—Voy a enfrentarlos, voy a enseñarle al tal Andrew que no puede venir a mi casa a amenazarme y va a esperar que yo me mantenga sin hacer nada.

Karl se terminó de vestir, comenzó a caminar hacia la puerta principal y Brenda le siguió. Él la miró con una cálida sonrisa y a ella se le aceleró el corazón.

—Karl, por favor, no vayas —le suplicó—, no puedes ganarles, son demasiado para ti, están armados.

Él sonrió y le puso la mano en el hombro.

—No, no seré un cobarde. No me echaré atrás.

Vio a Karl regresar con decisión al interior y sacar un arma, intentó persuadirlo, pero a pesar de sus súplicas, sabía que él estaba decidido a enfrentar a esa gente, lo vio salir y se le hizo un nudo en la garganta, sintió una opresión en el pecho en previsión de lo que pudiera venir.

Mientras Karl salía, Brenda tomó su teléfono, lo revisó y marcó el de su madre, mientras se vestía al mismo tiempo, apenas le atendió, habló.

—Disc