La noticia de que Brenda, su única hija, se había casado sin notificarle le causó una gran indignación al padre, sintió que la tierra se removía bajo sus pies, no podía creer lo que escuchaba y su rostro se tornó tan rojo del enojo que parecía que le iba a dar un patatús, caminó para enfrentarse a Karl con las manos apretadas fuertemente.

—¿Te parece gracioso? Yo no estoy jugando —expresó con molestia.

—Yo tampoco estoy jugando, ni mucho menos haciendo chiste de todo esto, le he dicho la verdad, si no quiere creerme, entonces no tengo nada que hacer, me retiro con mi esposa —expresó con seriedad.

El padre de Brenda caminó detrás de ellos con movimientos bruscos hasta alcanzarlos.

—¡¿Es eso verdad Brenda?! —exigió saber, sin poder creer que su hija se hubiera atrevido a llegar tan lejos, casándose sin decírselo—. ¿Te casaste sin mi consentimiento?

—No te pongas histérico papá, te recuerdo que soy una mujer hecha y derecha, mayor de edad y no necesito de tu autorización para casarme. Y