Capítulo 35

Rachel despertó por el ruido que había en alguna parte de la habitación. El dolor en su cuello era horrible, su cuerpo de igual manera dolía más de lo acostumbrado. Llegó a pensar que alguien se había metido en su casa en su segunda noche, pero lo único que pudo percibir en el aire fue el olor de Ian. 

— Ya estás despierta —Ian entró con una bandeja en las manos —. Bebe esto, es un té verde y unas pastillas para el dolor —Ella lo miró asustada —. Recuerdo haberte follado, pero no que me hayas dado una mamada —chasqueó la lengua —. No le hagas repetir la misma mierda nuevamente. 

— Tengo miedo —soltó —. Por favor…

— No hay favores que deba

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