Recopilación de historias cortas que te harán ir más allá de lo que piensas, ya veras, te vas a enamorar de cada una de ellas. Te van a enseñar a apreciar la vida, el silencio y los espacios concurridos, estas historias te hablan de mucho y de poco. De todo y a la vez de nada ¿Como es eso? Pues, tendrás que abrir este libro y averiguarlo. A pesar de que son pocos te van a dejar un buen sabor en la boca, ya lo veras.
Leer más24 de Noviembre de 2017.11:30 pm—No sé Lupe, quizás mañana. Sabes que tengo muchas cosas por hacer.Dije. Mientras arreglaba la cama para dormir, la verdad no tenía nada por hacer esa noche pero no quería salir a ningún lado con mi mejor amiga.—Tú siempre sacas algo distinto conmigo —resopló enojada —pero está bien, será luego.Colgó y volví a lo mío, descansar de la horrible rutina que voy llevando desde los veinte. Trabajar y mantener todos los gastos con un sueldo de mala muerte que a duras penas alcanza para el alquiler, comida y uno que otro gusto que suelo darme solo para no morir de la decepción por la vida que me toco.El timbre del apartamento suena y bufo, más por lo inoportuno de la persona que esté del otro lado que por el moles
Tenía muchas ganas de dormir, apenas y podía seguir viendo las letras borrosas en el computador. Detestaba con el alma que nadie se tomara la tarea de enviarme a casa tras ver mi estado, pero al parecer a los demás les daba igual ayudar a la chica que trabajaba casi por doce horas sin parar en la pequeña oficina del fondo.Aquella oficina mejor conocida como "el basurero" porque todos aquellos que no valían la pena para el señor Ramón dueño de la empresa, terminaba allá.El reloj que muy bien estaba colgado en la pared dio el aviso de ser las doce de la noche, como siempre quedé en último y termine de recoger cuando el conserje apareció, empezando a limpiar sin importar que siguiera sentada en el asiento frente al escritorio. Le importó poco pasar la escoba por sobre mis pies y el pedazo de tela con líquido desinfectante sobre la madera gastada.— ¿Le i
Fue durante un once de noviembre, aquel donde servía por enésima vez una taza de café caliente para calmar mis nervios durante una tormenta helada.Las noticias de la mañana, habían dejado muy claro que no pararía hasta pasar las doce de la noche o quizás más. Me aterraba la idea de estar sola en casa sin nadie con quien conversar acerca de las películas trilladas que pasaban por la televisión.Un trueno de esos que encrespan la piel resonó y ahogué un grito lleno de terror. La luz se había cortado y no tenía ni una miserable vela para alumbrar por los corredores extensos, por los cuales debía de transitar para llegar a las habitaciones.Estando sola y a mitad de la nada, porque no era capaz de saber en dónde seguía parada. La oscuridad era abrumadora e hizo que tragara un nudo que se formaba en mi garganta, respire profundo y caminé tant
15 de Septiembre de 1995.Delia, pobre Delia.Se encontraba sentada sobre las rocas del rió en pleno llanto, todos decían que estaría bien y que pronto el dolor se marcharía dando paso a un nuevo amanecer lleno de oportunidades.Claro, nadie había sufrido la misma perdida que ella, nadie había perdido algo tan hermoso como un hijo que llevo nueve meses en su vientre y que anhelo ver crecer sano, cosa que muy pocos entendían era el afecto que nació el día en que la prueba de embarazo dio positivo.Una caída, algo tan tonto como tropezar y caer con sus propios pies le arrancó un pedazo de alma, un pedazo de su ser.El cabello negro y sedoso bailaba al compás del viento, desde lo lejos, ella observaba con suma paciencia tratando de descifrar porque aquella joven de tan solo dieciséis años lloraba mientras los demás fingían consolarl
Sara, ese es mi nombre.Como cada mañana el reloj alarma indicó que una nueva jornada de trabajo iniciaba en menos de dos horas, y que, por ende debía de estar despierta y lista para ella.Camine de un lado a otro buscando mis cosas, las cuales estaban desparramadas sobre la mesa y otras por el suelo. No era muy organizada y no es como que sí de un día para otro fuera a serlo, mamá siempre se quejaba de ello cuando estaba más joven decía cosas feas que herían mis sentimientos y que a raíz de eso por el paso del tiempo daño mucho mi poca autoestima.Recogí todo lo que pude lo más rápido posible y salí de casa con la vestimenta casual de los ayudantes del hospital que consistía de una franela blanca con un enorme corazón rojo en el centro, un pantalón color crema y unas zapatillas blancas. Suelo trabajar los fines de semana para obtener alg
Cómo cada mañana me servía una taza de té caliente, para calmar mis nervios mientras los niños iban al campamento de verano y mi esposo, dormía hasta ser las doce del mediodía.Doy vueltas alrededor de la casa, enciendo las luces y la radio en una de esas estaciones que colocan música romántica durante la temporada.Limpio el piso. Arreglo las cortinas, luego cocino y por último lavo lo que ensucié.Detesto tener que lavar los platos luego de comer, así que para evitar eso y cederle el turno a mi marido lo hago al levantarme.Enciendo la lavadora y meto la ropa blanca con detergente líquido, para que cuando los niños lleguen solo tengan que colocarse algo seco y con aroma a flores el aroma del suavizante.La canción de Mana "El muelle de San Blás" empieza a sonar de fondo y me preparo para mi hobby favorito. Coloc&
Mi nombre es Hanna. Tengo 16 años y me gusta la lluvia, o al menos antes me gustaba.Soy rubia, ojos color verde y mido 1.56... Bajita para mi edad, pero qué más da.El oficial John arrastra la silla en dirección a la mesa de color plata que está justo frente a mí, atada como un animal de pies y manos mientras soy observada a través del ventanal.Trago un nudo que se formó hace minutos en mi garganta, aprieto las piernas con fuerza y dejo que se tome la libertad de inventar una historia barata para explicar todos los sucesos de la noche pasada. Esa en la que aún mantenía un poco de cordura y deseaba estar lejos de la comisaria, pero debo ser sincera conmigo sí me quedo fuera de estas cuatro paredes es probable que amanezca con los órganos esparcidos por el suelo de la cabaña donde solía vivir.—Quiero que me digas lo que sucedió, ¿por qu&e