Al ver su sufrir Marcos se le acercó un poco más, tratando de ayudarla. — Calmaos por favor. Estaréis bien os lo aseguro y cuando os sintáis mejor como para viajar regresaremos al castillo. Os aseguró que ahí tendréis los mejores cuidados y médicos - le dijo tratando de reconfortarla mientras acariciaba su mejilla con suavidad. — ¿Qué estás haciendo aquí?, ¿qué ha pasado? - le cuestionó extrañada, pero se sentía tan terriblemente agotada que apenas podía mantener los ojos abiertos. — Estoy aquí por ti. Después de que os fuerais Ana me entregaron vuestra carta justo como se lo pedisteis, la cual me hizo dar cuenta de lo injusto y cruel que me porte contigo; pero sobre todo de lo equivocado que estaba y decidí buscaros para pediros perdón. Necesitaba decirte que os amo con todas mis fuerzas - le respondió limpiado el sudor de su frente con cariño. — Ahora calmaos, traeré a Luis para que os revise - le dijo tratando de ponerse de pie, pero entonces sintió c
Aun a pesar de todo lo que pasaba trato de guardar la calma, pues sabia no podía darse por vencida. Sentía que moría y probablemente ocurriría dentro de poco; así que se vendo con fuerza para ganar algo de tiempo extra. Lo hizo poniéndose un vestido limpio y al regresar al pasillo trato de aparentar lo mejor posible que se encontraba bien. — ¿Por dónde vamos? - le cuestiono Marcos parándose a su lado. — Esperad un momento, trato de recordarlo - le respondió causando su asombro y es que creían conocía muy bien el camino. Sin embargo, nadie dijo nada al respecto y es que veían era de por sí un gran esfuerzo para ella el regresar a aquel sitio. Renata entonces se llevó las manos hacia la cabeza tratando con todas sus fuerzas de recordar el camino que recorrió para llegar hasta ahí, pero había estado tan alterada que dudaba hubiese sido consciente siquiera de por dónde caminaba. Estaba justo por darse por vencida, cuando de pronto apareció ante sí la misma chispa de luz
En ese momento este tomo su espada, la cual descansaba en el respaldo de su silla y la blandió en el aire con agilidad y experiencia. Era claro lo que estaba a punto de pasar y es que moriría a manos de nada más y nada menos que Carlos. Seria únicamente ella quien sufriera, lo cual demostraba la capacidad de manipulación de Minerva y sobre todo su inteligencia. Al ver aquello Marcos tomo de igual modo su espada y es que estaba dispuesto a luchar a capa y espada por defender a Renata.Ambos avanzaron unos pocos pasos, comenzando a medir la fuerza de sus espadas. Estas golpeaban aquí y allá, haciendo resonar por todo el lugar el acero con que fueron forjadas; mientras sacaban chispas con sus continuos roces. Ambos eran buenos en el arte de la lucha e incluso excelentes; se movían por todo el salón con destreza, retrocediendo para evitar el filo de la espada de su oponente y moviéndose hacia el frente para tratar de asestar algún golpe. Fue así hasta que ambos no pudieron más con el ritm
En ese momento este le volteo a ver con una expresión arrogante y fría en el rostro, continuando con su camino hasta llegar a Marcos; por fortuna, una vez se preparaba para atacarlo una ráfaga de viento recorrió el lugar con fuerza. — “Viento os pido vuestra ayuda” - rogó Renata sintiendo como este le ofrecía su respuesta con una caricia en su mejilla.Entonces movió su mano hacia un lado, provocando así que este fuera arrastrado lejos con violencia, dejándolo tirado a un par de metros inconsciente por la fuerza del impacto. El viento era tan potente en aquel lugar que saco de balance de igual forma a Minerva, la cual en consecuencia dejo caer a Marcos justo al lado de Renata. — Despertad Marcos, os lo suplicó. Te necesito, tu reino necesita vuestra guía y protección, tu hija os necesita; por favor lucha. Os amo Marcos - le rogó apelando a todo lo que le era importante, para luego darle un tierno beso en los labios.Se trataba del primero y probablemente del único que
Renata entonces cayó al piso inmóvil, al tiempo que el fuego que formaba la barrera se extinguía por completo. Sus padres se acercaron a ella enseguida muy angustiados, en especial después de ver desaparecer a su primogénita y en especial de la terrible forma en que lo hizo. Estaban temerosos de lo que eso pudiera haberle causado a Renata; lo cierto es que creían que a esas alturas tanto a ella como aquel joven que tan férreamente deseaba protegerla estaban muertos. Al tratar de acercarse a Marcos para cerciorarse de su estado, este se incorporó de pronto completamente restaurado, aunque un tanto aturdido. Al voltear a su alrededor con lentitud, se dio cuenta de que a un par de metros de él se encontraba Renata, quien estaba inconsciente o al menos eso deseaba pensar con todas sus fuerzas. Entonces tan rápido como pudo se acercó a ella, tomándola entre sus brazos para incorporarla un poco. — Despertad, amor mío os lo suplico. He escuchado vuestras palabras y así como tú me ne
Renata no veía más que obscuridad, hasta que de pronto una débil luz apareció ante ella brindándole una imagen clara. Se trataba de un bosque iluminado por el sol en la parte más alta del cielo.Al caminar un par de pasos sintió una ráfaga de aire fresco mitigando el calor que acariciaba su piel. Sentía una paz muy grande como jamás lo hubiese experimentado, era como si nada en el mundo pudiese dañarle o así fue hasta que recordó lo que estaba pasando, lo que había hecho y la herida en su costado. Para su sorpresa se dio cuenta de que no sentía ya ningún dolor. No entendía que era lo que estaba pasando, pero al voltear a su lado vio a aquella mujer de vestido blanco y apariencia fantasmal que siempre aparecía en sus peores momentos. — ¿Acaso estoy muerta? - le preguntó temiendo en verdad que fuese de ese modo. — No, descuidad - le respondió para su fortuna aquella mujer que tanto la había ayudado con anterioridad. — ¿Qué es lo que paso?, ¿en dónde me encuentro?
Este libro se trata un sueño cumplido o al menos lo es el hecho de que siquiera una sola persona llegue a leerlo y disfrutarlo. Si esta llega a imaginar, reír o hasta ilusionarse con alguno de los personajes o situaciones aquí plasmados, entonces me sentiré satisfecha con mi labor. Las horas continuas de escritura, los días en que desee abandonarlo y al final no lo hice, entonces habrán válido totalmente la pena.Esta idea llegó a mi hace varios años, cuando estaba en una etapa diferente de mi vida; mas no la abandone del todo, aun a pesar del tiempo transcurrido o las dificultades. Estos años me llevaron a evolucionar y como tal cambie mi forma de pensar, además de las ideas que tenía sobre esta historia e incluso mi forma de escribir. Por lo cual reescribí la historia una y otra vez, todo con tal de perfeccionarla en la medida que me fue posible. Sin embargo ahora, en medio del