Capítulo 100 —Todavía hay vida
Narrador:
El reloj marcaba casi las tres de la tarde, cuando Roman cerró la puerta de la habitación 312. Aylin seguía sentada junto a la cama vacía, ya había retirado el cuerpo para llevarlo a la morgue, las manos cruzadas sobre el regazo, la mirada fija en el punto donde minutos antes yacía su abuela. No lloraba, ya no, le dolía demasiado incluso para eso. Roman se apoyó contra la pared, los brazos cruzados, y la observó en silencio unos segundos antes de hablar.
—Ya no hay nada más que podamos hacer aquí —dijo, sin rodeos, pero con voz baja. Aylin no respondió. Solo giró la cabeza con lentitud para mirarlo. —Ignacio ya tiene instrucciones —continuó Roman —Él se va a encargar de todo. El cuerpo será repatriado desde aquí. Se ocupará personalmente de que no haya ningún inconveniente. Tu abuela tendrá su última morada en el cementerio del pueblo, junto a su esposo y su hija, tu madre. Como siempre quiso.
Aylin parpadeó con fuerza. Su voz salió áspera, rota