—¡Dime! ¿Qué demonios ha pasado?

Al ver que la mujer no quería contestar, Hilario la agarró con fuerza del brazo.

—Dime, ¿quién te ha llamado?

—Asunto privado. No tiene nada que ver contigo. Suéltame.

Eliana se zafó de la mano del hombre y corrió a su habitación. Una vez cerrada la puerta, llamó inmediatamente a su asistente:

—Me voy a Estados Unidos. Reserva un vuelo para mí, ¡lo antes posible!

—Entiendo.

Hilario, parado afuera de la puerta, escuchó lo que dijo y se sintió desconcertado: «¿Estados Unidos? ¿Para qué va a ir a Estados Unidos?»

Un momento después, Eliana abrió la puerta con su maleta.

—¿Por qué vas a Estados Unidos? ¿Tu padre está allí?

La mujer no respondió a su pregunta y salió directamente.

—Acabas de ser secuestrada. ¡No es seguro salir ahora! Si te vas a Estados Unidos, me iré contigo.

—Es un asunto privado.

—Dame una razón que pueda aceptar. ¿No me prometiste quedarte conmigo durante tres meses? ¿Lo has olvidado? ¿Vas a romper la promesa?

—No tengo ninguna razón.

E