Siempre creí que todo lo malo que pasaba en mi vida era culpa de mi mala suerte o producto de las malas decisiones que tomaba a causa de mi curiosidad, y que lo bueno era por obra de Dios o destino, pero me equivoqué tanto. Nunca pensé que la mayor parte de mi vida tendría una explicación. Una justificación para todo lo que me pasaba, la cual hasta el día de hoy me cuesta creer. Mi nombre es Madison Willson y esta es mi historia. Si quieres saber más de esta historia no dejes de leerla. °~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~° © TODOS LOS DERECHOS RESERVADOS. Prohibido su copia, adaptación y/o reproducción de cualquier tipo. ADVERTENCIA. La historia no está editada por lo cual contendrá errores los cuales arreglaré al final. Esta es la primera historia que hago así que espero que les guste. (^̮^)
Leer másSábado por la mañana.10:15 amNarradorTras unos largos quince minutos de espera, ya es suficiente, no tiene toda la vida para esperarlo y de tenerla aun así no lo esperaría.Edwin se adentra nuevamente a la cocina, cuando entró al apartamento revisó este completo para cerciorarse que efectivamente era el correcto,y lo era.Lo encontró durmiendo pacíficamente en la segunda habitación. Después de ello considero divertido esperar que se despierte y ver su cara de asombro al encontrarlo, por lo que no lo despertó sino que se sentó en el sofá de la sala a esperarlo. Sin embargo ya estaba harto de ello, aburrido más bien.
Tras unos diez minutos quizás más el chico ya se había callado. Continuaba en la misma posición, pero no se escuchaba sollozar o inhalar con fuerza, todo era silencio. Cuando finalmente eleva el rostro, este se encontraba todo rojo, hinchado de tanto llorar, húmedo de lágrimas las cuales limpiaba ahora con rapidez y brusquedad.Hanna observa de reojo y de la manera más descresta que puede todos sus movimientos, no quiere incomodarlo y menos hacerlo sentir avergonzado o algo parecido, pero la curiosidad la carcomía.— ¿Se siente mejor? —Inquiere finalmente rompiendo con el incómodo silencio entre ambos sin poder evitarlo. Él no le responde de manera inmediata, solo asiente cabizbajo. — ¿Puedo ayudarle en algo? —Pregunta
Miércoles en la tarde.Lugar de trabajo de Hanna Kahler.NarradorHoy es uno de esos días donde las parejas reinan en el lugar. La floristería está llena de joven parejas, algunos viendo u ordenando ramos y otros sentados en recepción a espera de su torno para la prueba de ramos y arreglos para sus próximos eventos.Mientras algunos se encuentran asistiendo a los clientes otros están arreglando, charlando o esperando que alguna otra persona llegue para atenderla.En estos momentos Hanna se encuentra en una esquina de la entrada arreglando un adorno de flores diversas que se encuentran decorando esta estancia. En su vida nunca imagino que tan rentable podría ser
Martes.1:48 amFinalmente luego de tanto trabajo, ya me encuentro dirigiéndome al estacionamiento para irme a casa. Todos se han ido a excepción del Chef, quien aún está en el restaurante preparando algunas cosas para mañana.Al salir al parquímetro mi cuerpo reacciona ante el frío de la noche estremeciéndose.—Que frío. —Murmuro avanzando hacia Arturo mientras al mismo tiempo busco mi llavero en el bolso que traigo.De repente y con la misma rapidez que me
El silencio se apoderó de mi alrededor una vez Hanna se marchó. Permanecí en el balcón viendo el cielo mientras vaciaba mi mente de pensamientos estorbosos. No sé cuánto tiempo perduré así, pero no fue hasta que el sonido del timbre resonó en mis oídos sobresaltándome al mismo tiempo que me regresaba la realidad que me di cuenta de los relámpagos que iluminaban por segundos el cielo oscuro de la noche.—Lloverá. —Murmuró para mí misma al momento de ponerme de pie. — ¡Ya va! —Exclamo frustrada a la persona que toca con impaciencia el timbre, pero esta no se detiene hasta que finalmente abro la puerta. — ¿Sí? —Pronunció al abrir esta, sin embargo debo bajar la mirada para poder ver al ser que llamaba con tanta insiste
—Madison por Dios necesito hacer el C2, por favor tenme piedad. —Ruega Hanna desde el otro lado de la puerta, mientras toca está con desespero. —Aidan se ha marchado hace ya dos horas. —Anuncia.Lo sé.Luego de que Aidan se marchó, estuve durante media hora lamentándome, luego tome una ducha, pero en vez de salir me coloqué la misma ropa y permanecí en el baño sentada en la tina pensando en todo y en nada a la vez. Llegue a un punto tal de alejamiento mental o relajación quizás, que estaba ya cayendo en un sueño profundo cuando Hanna me despertó de un sobresalto al tocar la puerta con fuerza mientras clamaba mi nombre hace unos cinco minutos.— ¡Madison por Dios! —Chilla molesta. Suelto un pesad
Luego de lo sucedido en casa de Madison, Aidan estaba tan furioso que apenas soportaba el sonido de su propia respiración. Había salido como alma que lleva al diablo del departamento, le dio varias vueltas al bloque para calmarse, pero su enojo al contrario aumentaba, deseaba pasarle con el auto a cuánta persona observaba en la calle por lo que finalmente decido que era momento de irse antes de que terminara haciéndolo.El dolor de su erección no saciada lo hacía agonizar aún, pero lo soportaba, era más la rabia que lo gobernaba. Las palabras de Hanna recorrían en su mente sin darle tregua, la forma en la cual se reía, la expresión de su rostro, todo en ella ahora le molestaba. Mientras avanzaba a gran velocidad por las carreteras desiertas que dirigen a su oficina, la idea de que Hanna es un problema, un estorbo en sus planes se hacen tan firmes en su cabeza que se convence
Me sentía tan avergonzada que no creo haber elevado el rostro mientras me vestía. Hanna ya se había marchado, pero el aire y sentimientos que dejo no podría describirlo con otras palabras más que bochornoso, humillante, incómodo y aplastante. Deseaba por primera vez luego de mucho tiempo ser exterminada de la tierra, quería desaparecer, esfumarme sin que nadie lo note o en todo caso, de forma que no le dé tiempo a nadie de reaccionar. Me sentía tan a penada que la manera más cercana que tuve de cumplir mi anhelo fue salir corriendo lo más rápido que puede de la recámara y encerrarme en el baño mientras Aidan aún terminaba de vestirse.Sentía mi rostro arder, pero más ardía mi dignidad y la vergüenza que abrumaba a mi cuerpo y mente