Capítulo 7: Meghan

EL CALOR DE SU CUERPO es como un bálsamo para mí, me hace sentir segura. Josh es mi mejor amigo y aunque éstos últimos meses no le he hecho mucho caso, he de decir que siempre lo he tenido muy presente.

Tengo mucha suerte de tenerlo en mi vida.

Me acurruco contra él y la energía que desprende por todas partes me hace sentir bien, protegida.

—¿Cómo ha ido la noche? ¿Te han metido mucha mano? —le pregunto y no puedo evitar reírme al hacerlo.

—No te rías, pero he temido por mi vida.

—Como sois los tíos de exagerados.

—Estoy hablando muy enserio, si no llega a ser por los chicos me violan.

Me río con más ganas y él me hace cosquillas, me retuerzo entre sus manos y me ataca con más ahínco.

—Será posible, ¿te hace gracia que tenga miedo de ir a trabajar?

—No, no tiene ninguna gracia. Para por favor —le suplico.

—De eso nada. No hasta que te disculpes.

—Lo siento, lo digo en serio Josh.

—Eso está mejor —me dice y se detiene.

En algún momento se ha subido encima de mí y ahora me mira desde arriba con una sombra en su mirada, sus ojos brillan con la luz de la luna que entra por la ventana.

Está tan guapo con esta luz.

Un impulso que no sé de donde sale me hace cogerlo por la nuca y atraerlo hacia mi boca, los dos nos quedamos sorprendidos por mi arrebato.

—Perdona, lo siento —le digo y me tapo la cara con las manos.

—No pasa nada peque.

Se baja y se coloca a mi lado, no parece incómodo aunque creo que yo sí lo estoy, no por haberlo besado, pero si por no saber que hacer a continuación. Somos amigos, ¿cambiará en algo nuestra relación después de esto?

—No sé que me ha pasado, de verdad. Lo siento mucho.

—Está bien —me dice y aparta mis manos de mi cara—. No ha tenido importancia.

—Son las hormonas que me tienen como loca, no sabía que...

—Meghan —me llama al ver que no me callo—. Déjalo, no pasa nada.

Se hace el silencio, no sé qué decir ni que hacer. ¿Me voy? ¿Me doy la vuelta y me pongo a dormir? ¿Se va a volver rara ahora nuestra relación?

—Es tarde —dice al fin—. Será mejor que durmamos un poco.

—Sí, tienes razón.

Me doy la vuelta y me desplazo disimuladamente hacia el extremo opuesto, pero entonces siento sus manos rodearme y me da un beso en la cabeza.

—Buenas noche peque.

—Buenas noches —le contesto antes de quedarme dormida de nuevo entre sus brazos.

Por la mañana cuando me despierto me doy la vuelta y Josh no está, paso mi mano por su lado de la cama y aún está caliente. Entonces se oye la cisterna y la puerta del baño se abre.

Aparece él con su pantalón de pijama ancho y caído en las caderas. Sin cortarme ni un pelo le hago un repaso de arriba abajo, y cuando mis ojos llegan a su cara está sonriendo.

—¿Las hormonas otra vez? —me pregunta socarron.

—Oh vamos, cállate.

—Lo comprendo, soy muy sexi.

Esa palabra otra vez, recuerdo cuando el otro día le dije que era sexi. Creo que ahora no me dejará olvidarlo jamás.

—¿Te apetece que vayamos a desayunar fuera? —le pregunto para cambiar de tema.

—Claro, me doy una ducha y nos vamos.

—Vale, entonces espero a que acabes tú, y me doy una yo también.

—Sí quieres podemos compartir la ducha, tal vez tus hormonas me lo agradecerán —me dice y empieza a reírse.

Le tiro la almohada y la coge al vuelo, luego me la tira él a mí y me da de lleno en toda la cara.

No puedo evitar reírme yo también.

Hemos decidido ir al Starbucks del otro día y pedimos: yo un chocolate con doble de nata y un croissant, y él un café solo y una magdalena de arándanos.

Cuando me he terminado el croissant aún me queda bastante chocolate, así que después de mirar su magdalena por más tiempo del necesario, Josh me da la mitad y yo sonrío satisfecha.

Me voy a poner como un tonel si sigo así.

—¿Te apetece algo más? —me pregunta poniéndose de pie y con una sonrisa burlona en la cara.

—No, creo que ya he comido suficiente para dos semanas.

—De acuerdo, voy a pagar.

Me termino el resto del chocolate que me queda y recojo mis cosas, cuando Josh vuelve ya le estoy esperando en la puerta.

—Tienes un poco de... —antes de terminar la frase pasa su pulgar por encima de mis labios y luego se lleva este a la boca.

¿Es que quiere matarme? Le miro embobada y él sonríe.

—¿Qué pasa? Tenías un poco de chocolate, y como no me has ofrecido... Me he quedado con las ganas —me suelta como si tal cosa.

Definitivamente voy a morir de sobreexcitación.

Sale de la tienda con una sonrisa en los labios y dejándome más cachonda que una tabla de planchar. Pero me las va pagar, ya lo verá.

El lunes me lleva al trabajo y me acompaña hasta la puerta, allí vemos salir a Freddy de su coche acompañado de su mujer, Andrea.

Ella me saluda como si llevara meses sin verme, es una mujer muy dulce y muy simpática, aún me siento mal cada vez que me cruzo con ella, no se merece al marido que le ha tocado ni que yo finja ser su amiga.

—Cuanto tiempo sin verte Meghan, ¿como va todo? —me pregunta y me da dos besos.

—Esto... bien. Bastante bien la verdad.

—Me alegro cielo, ¿mi marido se porta bien contigo? ¿No te dará mucho trabajo?

«Si tú supieras, bonita».

—No, para nada —miento.

—Y quien es este chico tan guapo, ¿tu novio?

—Así es, soy Josh. Encantado.

Me quedo muda, no sé qué decir después de esto, no me esperaba que Josh dijera eso, y menos delante de Freddy que ahora nos mira a uno y a otro frunciendo el ceño.

Capítulos gratis disponibles en la App >

Capítulos relacionados

Último capítulo