Jade se despertó en medio de la noche, gritando después de aquel oscuro sueño que solía atormentarle cada noche. Su piel sudada, su respiración acelerada por culpa del terror y su cuerpo tembloroso terminaban por confirmar lo que tanto temía. Estaba a punto de perder la cordura si seguía repitiendo esa sangrienta noche. Aquella sangrienta noche que se había convertido en su peor pesadilla, en su constante tormento. En una eterna pesadilla que la perseguiría hasta el fin de sus días.Por más que trataba de mantener aquella noche fuera de su mente, regresaba cada noche para atormentarla. No importaba cuantos medicamentos tomara, regresaba una y otra vez. La imagen de sus manos sangrientas está ahí, los gritos de dolor y desesperación están ahí.Aterrada volteó hacia la puerta de su habitación, que como todas las noches se abrió de golpe. Por un momento la vergüenza la atormentó y es que el hecho de que su hermana menor tuviera que ir a salvarla cada noche realmente le molestaba. Pero, l
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