Me follaba duro a esa puta, mientras esta gemía, como una posesa, a cuatro patas, sobre la cama del hotel, mordiéndose la mano al sentir mi última estocada, corriéndome a borbotones en el condón. La agarré del pelo, y la obligué a darse la vuelta, cogí un par de billetes de la mesilla de noche y se lo di. La chica lo agarró, metiéndolo en su sujetador, para luego comenzar a vestirse, sin decir si quiera una palabra.Me metí en el cuarto de baño después de escuchar la puerta, luego en la ducha, dejando que el chorro me inundase de aquella sensación cálida. Cerré los ojos, viendo a esa niña en mi cama, justo donde había tomado a esa puta, disfrutando mientras el vibrador hacía de las suyas, dándole placer.¡Joder! ¿Cómo había podido resistirme a esa niña?Mis gemidos no tardaron en aparecer, mientras mi mano con un movimiento constante se aferraba a mi miembro, dándome el placer que esa niña no podía darme.¡Cómo había querido metérsela en la boca! Comprobar si realmente podía hacerme u
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