PLACER MORBOSOES

AVA LAWLESSNo hay nada mejor que abrir los ojos y sentir la caricia de los seres más importantes de tu vida. Recibo el amor de uno de mis niños  en mi rostro mientras besos mojados empapan mi piel. A sus siete meses tienen ya mucha movilidad y dormir con Dragón se hace una necesidad debido a sus problemas respiratorios. Abro los ojos encontrándome con su mirada azul y abre la boca chupándome la nariz. Sonrió, me encanta sus muestras de cariño y Como madre aprecio estos momentos atesorándolos en mis corazón. lo lleno de besos mientras voy por mis otros nenes.Mi terremoto ya está despierta y la saco de su cuna, al igual que Dasthan que es el más calmado de los tres.—Buenos días. —Buenos días hermana.Arya ingresa tomando a Dragón y es que se vuelve su consentido ya que debemos tener más cuida

AVA LAWLESS—Se que no eres así de insensato—me detengo antes de ingresar y lo miro—dime una cosa Randall, fuiste tu quien le dijo a David sobre las transacciones que nosotras hemos estado realizando a América.—No—responde de inmediato—no sé cómo se enteró.No confió en sus palabras, pocas personas tenían acceso a esa información y Randall tiene modos para saber sobre nuestros movimientos financieros.—Está bien—le digo—buena tarde.—Ava gracias nuevamente. –No tienes que agradecer, esto es solo negocios, nos conviene a todos porque no puedo dejar la empresa con cualquiera.. —Me gusta que seas directa... —A mi también. Las cicatrices físicas o del alma nos recuerdan que nuestro pasado fue real y mis heridas aún sangran c

AVA LAWLESS —Y tu, no piensas defendernos. —Es su casa Cathia y tiene todo el derecho en hacer con ella lo que quiera—responde Randall—hazte la idea que esta casa dejo de ser tuya hace mucho tiempo. —No puede ser que nos hagan esto—llora—esta casa perteneció a mi familia y ustedes no tienen derecho a quitárnosla. —Ya la decisión esta tomada, busquen donde quedarse porque aquí no podrán hacerlo. Es fría y no dará su brazo a torcer. —No tengo dinero para pagar un apartamento, en donde voy a vivir—reclama David. —Lo siento, pero ese no es mi problema—responde con sequedad—trabaja, mendiga o haz lo que quieras, pero aquí ninguno se queda. Es su propiedad y toma la decisión que más quiera. Male a ella le dejo una comisión que mensualmente se le entrega para que viva bien, pero todo lo malgasta y culpa nuestra ya no es. no me meto en eso y subo las escaleras para cambiar a mi hija que se ensucio con el desayu

DRACCO MCDONALDSIgnoro el mensaje de Jane Blassio que se autoproclama mi novia, lo hago por ser hija del alcalde y me favorece tener a ese hombre a mi lado, las relaciones entre los grandes deben afianzarse y mientras ese hombre este en ese cargo su hija además de follarmela cuando deseo la utilizo para tener controlado al padre.No pierdo el enfoque porque pese a no seguir con mis ataques a los San Miguel mi meta está clara, no tengo nada en este mundo que me ate con fuerza más que mis hermanos, mi empresa, el dinero y las ganas de ver vueltos cenizas a esa familia de porquería.Los llantos no salen de mi cabeza mientras hago una rutina de ejercicios apenas me levanto de la cama, cuento cien velitas antes darme una ducha fría por largos minutos en los cuales no dejo de pensar en los sueños extraños que me persiguen hace meses.Me visto rápidamente, preparo el jugo de naranja y abor

DRACCO MCDONALDSLas peleas callejeras no se caracterizan por tener tanta presentación, no hay jueces, el ganador se define cuando el rival cae y me preparo legando al centro con mi rival igualarme en estatura.Su rostro es alarmante, cuando nos dan la orden de iniciar y medimos fuerzas caminando en círculos sin apartar la vista del uno al otro. Miro sus piernas que las mueve demasiado y ve mi despiste para venirse encima atinando a mi mejilla izquierda.Me tambaleo con el golpe fuerte y bloqueo el siguen dándole con mi puño derecho en su abdomen, es demasiado payaso, pero enloquece a la multitud cuando sonríe incitándome a pegarle. Miro sus pies, y esquivo su puño yéndome a la derecha donde rápidamente saco el guantazo que lo tira al suelo.—Ahí..Me grita Macario y no tiene que decírmelo porque me le voy encima dándole golpes certeros en el