Su vida cambió de un segundo para otro. La sonrisa que siempre tenía en sus labios fue sustituida por una mueca, las ganas de cucur se redujeron a cenizas. Lo único bueno que tenía en su vida es su trabajo, ese trabajo que siempre soñó, ser cantante. Pero ni siquiera eso le da las ganas de vivir. Elisabeth es una mujer que odia el contacto físico y sobre todo conectar mirada con las personas. Su vida solo se resume en sus letras y en vivir agibiada. Pero solo un contacto visual de un milisegundo le hizo cambiar la forma en la que veía las cosas. ¿Con solo un milisegundo? Si, la mirada de esa pelinegra la hizo temblar por unos segundos.
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