CAMILE Pasaron los días todos nos recuperamos rápido de los golpes, continuamos con los ejercicios pesados con permiso de Ismael entrenamos en las noches para lograr subir ese muro, pero esta ocasión con nuestras almohadas y cobijas pusimos para caer sin lastimarnos, el capitán se está pasando con todos o nos pisa, golpea, humilla o incluso nos escupe, aunque ya me estoy acostumbrando a sus golpes. Ismael en cambio del permiso me pidió pasar todo un día con el de mala gana acepte, aunque sinceramente me hubiera gustado estar entrenando, pero ni modo, ese día desde que amaneció iniciamos con un desayuno muy diferente más complejo y delicioso, pero también agradezco el arroz casi batido, el pan y agua que nos dan de comer, igual paseamos por todo el barco platicando de nosotros o nuestras familias. Ismael ya estuvo casado pero su esposa lo dejo por otro marinero en ese tiempo al volverse teniente quiso volver con él, pero se negó que ahora quiere vivir otro am
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