Destino, una palabra tan simple, pero con un significado tan grande. Cada vez que me mira, siento una corriente eléctrica recorrerme los huesos, cada vez que me toca, siento un volcán hacer erupción en mi interior, y cuando me besa, se desata una tormenta de emociones en mi cabeza. El dice que soy como su droga personal y exclusiva, que la palabra adicción es poco para él, y que anhelar se queda corta con lo que siente por mí, pero no todo es tan bonito y sencillo como me lo quiere hacer ver. Si alguien me hubiera dicho que acceder al intercambio universitario cambiaría tanto mi vida, no estoy segura de haberlo aceptado, pero algo que si sé es que, aunque no hubiera venido aquí, él igual me habría encontrado. "—Tú y yo somos lo inevitable, bonita— llevó mi mano al centro de su pecho —, mi corazón late por ti de la misma forma que el tuyo late por mí." "—Si vuelvo a ver a esa chica aquí, yo misma me encargaré de sacarla a patadas—lo miré fijamente mientras su ojos mostraban un atisbo de diversión —. Y pobre de ti que me des una de tus sonrisas torcidas, que no estoy de animo para ellas. —¿Quién diría que mi mujer salió más territorial que yo?— se mofó."
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