Si usted me pregunta cómo fue nuestra relación durante el año que siguió a este encuentro, no sabría responderle con facilidad. Verá, de entrada, el beso de despedida, a las puertas del Círculo Militar, fue demasiado forzado. Pero no tenía salida, ¿cómo justificar el haberla monopolizado toda la noche? Con seguridad se habría sentido muy decepcionada, I mean, jamás habría querido saber nada de mí después, si no hubiera sido por ese beso. Me pasé de la raya, lo admito, pero se trataba de un movimiento necesario para el cumplimiento de mi misión. Cum finis est licitus, etiam media sunt licita, como bien afirma Busembaum. Lo sé, lo sé, it’s too much. A lo que siguió después no sabría ni cómo calificarlo. No comprendo cómo arrancó la escalada. Estoy incapacitado para determinar el momento exacto en el que me encariñé con ella. Hablo de encariñarme en serio. No como quien se apega a su camisa favorita, no. Y vaya que a mí me gustaban las camisas, las am
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