Con solo 18 años creí tener la vida resuelta, el camino de la iglesia, sería mi camino, mi madre orgullosa me apoyo en cada paso y no pensaba faltarle a ella, pero... La vida y sus caprichos tenían otros planes para mí. En sus brazos conocí el pecado dejándome llevar por la y otros demonios, sin pensar que él se desvanecería un día después, como aquel amor que me profeso. Ahora me veo sola y sin apoyo, preguntándome ¿Qué haré?
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