María Laura Apenas lo vi, mi rostro se transformó. Ares, mi exjefe, estaba allí de pie en el servicio para mujeres, en mi interior rogaba porque no supiera lo que estaba haciendo, pero algo me decía que había sido él. Pronto me vi entre sus brazos, disfrutando de sus labios y sus caricias, nuestros actos estaban llenos de deseo, pero unos toques en la puerta destrozaron ese momento. Sin embargo, pronto tendríamos más, salimos de allí y pasamos por el salón unos momentos, la verdad era que nada me llamaba la atención, solo quería que él me respondiera algunas cosas y ver qué podría pasar. Subimos a la suite, todavía tomados de la mano. Él emanaba seguridad y mi rostro también la demostraba, pero por dentro me iba a desmayar en cualquier momento. Al llegar a la habitación entramos y no dijimos mucho, comencé a morder mis uñas en un impulso, mis pensamientos iban y venían. —¿Por qué yo? —pregunté, mientras él servía vino en dos copas. —Porque me
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