—¡Charly, cariño!Al girar la cabeza, se encontró con Taylor en la Facultad de Negocios. —¿Qué haces aquí? —preguntó.—Me dijiste que estás en la misma clase de Gestión de Sistemas que Lucas, ¿no? Solo quiero asegurarme de que llegues a tu clase sin que ese tipo te esté molestando. —Taylor colocó su mano en la parte baja de su espalda y la guio fuera del aula.Al ver a Lucas, sonrió con malicia, le mostró el dedo medio y sin emitir sonido alguno formó con los labios: "Aléjate de mí chica".Charly percibió la rabia que consumía a Lucas, pero Taylor, indiferente a su reacción, simplemente le tomó la mano y la acompañó hasta su siguiente clase, atrayendo las miradas de todos a su paso.Sí bien, habían acordado continuar con ese plan, a Charly aún le resultaba extraño, sin saber cómo comportarse junto a él. Por fortuna, Taylor llevaba las riendas de la situación. ¡Aquel chico rebelde que todos temían, se convirtió con sorprendente naturalidad, en un tierno novio de fantasía!—Estarás bien

Charly abrió los ojos de par en par.Frente a ella apareció Taylor sin camisa, con el cuerpo brillante por el sudor. ¡Era evidente que estaba haciendo ejercicio!Por supuesto, pensamientos pícaros llenaron su cabeza mientras observaba su cuerpo definido, pero al fijarse en sus pantalones deportivos, se preguntó: "¿Quién usa pantalones deportivos mientras hace el amor?"—¿Charly? —Taylor trataba de recuperar el aliento—. ¿Me enviaste un mensaje? No me di cuenta.—¿Charly? ¿Dónde está? ¿Dónde está? —De repente, escuchó la voz de un niño.El niño apartó suavemente a Taylor y extendió su mano hacia Charly. Tendría unos diez años, calculó ella, con cabello castaño, complexión delgada y una frente ligeramente más ancha de lo común.El niño le dedicó a Charly una amplísima sonrisa y exclamó, —¡Hola, soy Carlos! ¡Taylor me contó todo de ti!Charly quedó confundida y miró a Taylor con una pregunta muda en sus ojos.Taylor tosió contra su puño y explicó, —Eso ocurrió hoy mismo, le conté sobre ti

—Buenos días, Charly. —la saludó un joven con una sonrisa exagerada viéndola fijamente.Aún somnolienta en aquella mañana dominical, Charly se frotó los ojos para asegurarse de que no la engañaba la vista, mientras el tentador aroma de la comida terminaba de despertarla.—Buenos días, Charly —dijo Taylor desde detrás del joven, colocando un plato lleno de carne sobre la mesa con una sonrisa—. Este es mi hermano, Tristán Vega.Para sorpresa de Charly, Tristán resultó ser aquel joven estudiante con quien se había cruzado días atrás en la Facultad de Ingeniería. Tenía la misma cabellera rubia de Taylor, aunque su figura era más menuda y la estatura más baja. A diferencia de su encuentro anterior, ahora llevaba gafas.—¿Tú eres Tristán? —preguntó Charly, antes de soltar una risita.Cuando él asintió, ella preguntó, —O sea que, cuando Taylor dijo eso de que ya nos conocíamos, se refería a que nos vimos en la Facultad de Ingeniería el otro día, ¿verdad?—No —respondió Tristán—. La primera ve

—Oye, Charly. —la llamó Taylor, abriendo la puerta de su habitación sin tocar.—Estoy estudiando, tengo un examen mañana —respondió ella sin apartar la mirada de su mesa de estudio—. Ya corté las cebollas y el ajo como me pediste, también puse la carne molida a descongelar.—Sí, los vi. Los ajos y las cebollas que cortaste están todos disparejos. —respondió Taylor.Eso por fin captó su atención y, girándose hacia él, dijo, —¿De verdad importa eso?—Claro que sí —contestó Taylor—. No se cocina todo parejo y el sabor no queda bien distribuido.—Bien, lo recordaré. —Charly le sonrió y volvió a estudiar.Taylor negó con la cabeza y a punto de cerrar la puerta, dijo, —Dejaste una liga en el baño. ¿Te molesta si la uso?Sin recordar haber dejado liga alguna, Charly respondió sin alzar la vista, —Sí, tranquilo, úsala. Puedes quedarte con la liga.Hora y media después, el dulce aroma de la salsa de espagueti hizo gruñir el estómago de Charly, quien se dirigió felizmente a la cocina ofreciéndos

RECUERDO DE LUCASUn viernes por la noche, Lucas yacía en la habitación de Regina, aquella que antes pertenecía a Charly, mientras ella, ataviada con lencería provocativa, se entregaba por completo a complacerlo.—¿Te gusta esto, Lucas? —preguntó Regina ondulando su cuerpo, acariciando sus pechos y gimiendo intensamente—. ¡Ay, Dios! Me encanta tu verga.Regina se inclinó para besarlo, deslizando su cuerpo deliberadamente contra el pecho desnudo de Lucas al susurrar, —No pienses en Charly. Yo te cuidaré. Ella no te puede dar lo que yo te puedo dar.La realidad golpeó a Lucas como una verdad innegable: Charly jamás se compararía con Regina. En la intimidad, Regina demostraba tal destreza que Lucas no pudo evitar cuestionarse el origen de semejante habilidad, no obstante, cerró los ojos intentando concentrarse en alcanzar el clímax.Recordó su segundo encuentro con Regina en la villa de su familia, ya que su padre le había encargado darle un recorrido. Después de mostrarle las áreas comun