—Te quiero dentro de mi ahora...— le exijo pero él no pretende obedecerme —te quiero dentro de mí ya mismo— le ordeno con firmeza en medio de mis gemidos, él se aparta de mi, me mira y sonríe, madre mía su sonrisa, de su pantalón saca un preservativos. Que bien preparado viene me gusta, con prisas se quita el pantalón, el bóxer y pone el preservativo, yo estoy jadeante, deseosa, lujuriosa y todo lo que el sexo conlleva, que buen tamaño y grosor tiene, espero que lo sepa usar, se acerca a mí, me abre de piernas y de una estocada se hunde en mí, me hace gritar... Me olvido del mundo incluso de que Mikeila está en casa, solo quiero que me penetre una y otra vez, que se siga hundiendo en mí sin descanso, sin piedad, me gusta, que rudo y salvaje es... Y madre mía si que lo sabe usar.—Que apretada estás... ¿No eras virgen verdad?— le miro a los ojos, solo he tenido un novio y no teníamos relaciones más de dos veces por semana, y terminamos antes de mudarme a New York.—No...
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