CAPÍTULO 7. LA CURIOSIDAD MATÓ AL GATO
Al salir la joven, Pamela se le lanzó encima a besarlo y él le puso la mano en la boca apretándosela mientras le decía: —Vamos a dejar algo en claro mujer, a mí no me gusta ni que me besen, ni que me toquen mucho. Solo puedes tocar mi miembro e introducirlo en tu boca, mordisquearlo y atragantarte con el sí es tu deseo. Yo no hago el amor, yo cojo, follo, copulo, fornico, echo un polvo. » Si estás esperando sexo vainilla puedes regresarte por esa maldita puerta, esa mierda no me gusta así, me encanta follar duro, amarrar a la mujer y golpear su trasero hasta hacerla sangrar, me encanta dejarla indefensa y siempre meter mi polla desde atrás, no me gusta ver el rostro de la mujer a quien empotro y no me gustan los sentimentalismos ¿Lo aceptas de esa manera o lo dejas? Si no estás de acuerdo, como te dije allí está la puerta, si te quedas tienes que
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